Galicia finalizó marzo de 2021 con 1.190 oficinas operativas, el 5,5% del total estatal y un punto porcentual superior a su peso por negocio, según recoge A Economía Galega. Informe 2020-2021, publicación editada por Afundación, Idega y el Centro de Investigaciones Abanca de Ieside.
Tras la presentación de un resumen ejecutivo hace un mes en Santiago, desde este martes está ya disponible la versión extensa de la que es la publicación decana en torno a la economía gallega.
En su apartado sobre el sector financiero, el informe recoge que, desde 2008, máximo histórico, la red de sucursales gallega se redujo "prácticamente lo mismo que la estatal, un 53%, y las entidades con sede social en la comunidad pasaron de ocho a dos (Abanca y Caixa Rural Galega)".
La primera de ellas, Abanca, lidera el mercado gallego tanto por red de distribución como por negocio y el 40% de las oficinas gallegas están situadas en A Coruña, el 30% en Pontevedra, el 16% en Lugo y el 14% en Ourense; porcentajes que se mantuvieron "estabilizados" en los últimos años.
La distribución territorial de las oficinas por parte de las entidades financieras con mayor presencia en Galicia se concentra "mayoritariamente" en los municipios de mayor dimensión, constata el informe.
Las entidades con sede social en Galicia pasaron de ocho a dos: Abanca y Caixa Rural Galega
En este contexto, es Abanca la que cuenta con "mayor capilaridad" de su red, con el 33% de sus oficinas en los municipios de menos de 5.000 habitantes; porcentaje que casi cuadriplica el de la segunda entidad, que es el Banco Santander.
En el 88% de los 313 municipios gallegos presta servicios alguna entidad financiera, según el estudio, lo que supone dar cobertura directa al 99% de la población gallega.
AJUSTE DE CAPACIDAD. En cualquier caso, la publicación recoge que el impacto de la crisis de la covid en los niveles de rentabilidad del sector está "acelerando" el proceso de concentración y ajuste de capacidad que viene acometiendo de manera ininterrumpida desde la anterior crisis de 2007.
Junto a esto, "la exponencial digitalización de la sociedad impulsada por los períodos de confinamiento" y la irrupción de nuevos competidores digitales (bigtechs y fintechs) incrementaron, advierte, "el foco sobre uno de los principales retos a los que se enfrenta el sector bancario: configurar entidades con modelos de negocio sostenibles a largo plazo".
