Se jubila la coruñesa Loli, la mujer que más tiempo ha cotizado en España

Empezó a rendir cuentas a los 14 y ahora tiene 78 y ve el momento de dejar en manos de su hijo la regencia de Lencería Marta
Dolores Agra. CABALAR
photo_camera Dolores Agra. CABALAR

Se llama Dolores Agra Rodríguez, pero todos aquellos que la conocen le dicen Loli y saben de ella que con apenas 14 años cumplidos, ahora tiene 78, empezó a rendir cuentas a la Seguridad Social; por ello, no en vano, esta empresaria alcanza la jubilación con el mérito de ser la mujer con más tiempo cotizado.

En su tienda coruñesa, Lencería Marta, -el nombre comercial es el de su hija, una jubilada de banca, porque ya había otro negocio de Loli al lado y "Loli y Loli, no"- esta gallega de pelo cano da fe de por qué es una de las glorias de una actividad que echó raíces muy pronto en España.

Tiene el suficiente resuello para moverse con gran agilidad entre batas, camisones, pijamas, medias, calcetines y corsetería varia. En su pequeño escaparate luce un colorido cartel que reza "Liquidación por Jubilación", con descuentos de hasta el 50% en ropa de cama, del 35 en vestidos, 30 en interiores y otro 35 también en baño, "casi lo fuerte".

Desde febrero de 2019, cuenta en una entrevista con Efe, mientras atiende a esos clientes que en su tienda no aprietan el paso, su situación es de jubilación activa, y en el mismo mes del próximo año obtendrá la definitiva y será su hijo varón, Ricardo, que ahora la ayuda, el que se quede al frente, al menos "hasta que se liquide todo, que es mucho lo que hay que liquidar".

De momento, ella siente que hace falta en este establecimiento, el cual abrió recién comenzada la década de los ochenta, pero antes ya había estado trabajando en una empresa similar, en la cual le pagaban 150 pesetas y a la que se fue porque la aseguraban, no como en su empleo previo, que era en negro y comenzó con 12.

"Necesitaba el dinero, en mi casa hacía falta", relata, y celebra que en su andadura de autónoma siempre le haya ido muy bien y, sobre todo, que haya gozado de "buena salud" para poder acometer con toda la fuerza tan duradera hazaña.

"Viajé mucho cuando mis hijos eran pequeños, todos los años íbamos a París; mi nieta mayor trabaja ahora allí"

La economía precaria de su hogar está detrás de sus comienzos a tan temprana edad, porque con ironía puntualiza que "pequeña" sigue siendo, "con muchos años, pero pequeña", en alusión a su estatura; y, valiéndose del mismo sarcasmo, y del hecho de que no haya pasado por enfermedades, bromea con el hecho de que ella es una de las que hace valer el refrán aquel de "mujer enclenque, mujer para siempre".

"Eso me pasa a mí, ¿sabes?", sostiene, y agrega que, aunque no se queja, es consciente de que ya ha llegado a un punto "en el que no puedo seguir".

Por disfrutar de la existencia y de los pequeños placeres, como el café, porque viajar ya lo ha hecho, y bastante. "Viajé mucho cuando mis hijos eran pequeños, todos los años íbamos a París; mi nieta mayor trabaja ahora allí", explica. Y dice que la de la agenda viajera que revienta por las costuras es su hija, Marta, la que se le anticipó en el retiro porque le ofrecieron "buenas condiciones". Ella sí es "muy de viajar, muy juerguista, y el marido más", comparte Loli.

con apenas 14 años cumplidos, ahora tiene 78, empezó a rendir cuentas a la Seguridad Social

"Lencería Marta" es su primera tienda, "y la última", arguye con sutil ironía. El lugar en el que tuvo su primer contrato, y al que llegó por mediación de una amiga, era similar al que luego regentó, solamente que por aquel entonces "se vendían botones, hilos, encajes, dedales, cosas pequeñas, se cosía mucho... Y algo de lencería, pero poca", nada que ver con la actualidad, precisa.

Al principio, comenzó con un bajo pequeño, y superó "todos los vetos, a mí terminaron vendiéndome todas las fábricas", y en fechas bastante recientes amplió, así separó a un lado "lo de hombre", a una zona que antes utilizaban como almacén.

Loli luce en una de las paredes de este inmueble repleto de percheros, cajas y estantes la Medalla de Plata de la Condecoración al Mérito en el Trabajo, con fecha del 13 de septiembre de 2016.

Cuando se estableció el contacto para anunciarle la concesión de la placa, fue su hijo el que contestó y creyó equivocadamente que era una guasa. Pero no, el reconocimiento sí era para "Loli", la de ojos vivarachos, la del comercio al pormenor de la Avenida del Pasaje, en la glorieta de los Castros.

Es tímida, pero no faltó a tan placentera ceremonia, quizás imposible sin su prolija aportación al sistema público de pensiones.

Solo Ramiro Carregal le supera
En su propia tierra, Galicia, hay un hombre que la supera y que sabe que nunca cobrará pensión. Es Ramiro Carregal, presidente y propietario de la conservera Frinsa del Noroeste. Nació el 12 de mayo de 1927 y sigue tributando.

En el otro extremo, en Cádiz, también nació otro varón, como ellos, de los más trabajadores del país: Francisco Parra, el que comenzó cobrando once pesetas en los años cuarenta. 

Comentarios