Menos extras en la segunda comunidad que más trabaja

Las horas extra sin pagar suben y ahorran a las empresas 48 millones cada semana

Los asalariados solo cobran un 42% del tiempo añadido a la jornada ordinaria mientras el no remunerado roza máximos


Las horas extra constituyen casi un indicador para medir las crisis, porque reflejan el nivel de actividad de una economía y la calidad de su mercado de trabajo, además de su tamaño. Por eso se desplomaron en España en 2009 y ahora comienzan a crecer. Y por eso evidencian también que las condiciones laborales se han precarizado. No es tanto por la cantidad de horas sumadas a la jornada ordinaria de los asalariados como por que aumentan sobre todo las que no se pagan, hasta el punto de que hay que remontarse a 2008 para encontrar una cifra similar a la alcanzada en el segundo trimestre de este año: 3,9 millones a la semana, un 58% de todas las extra. Ese es un tiempo que, traducido a euros, también vale millones.

Son los que se ahorran las empresas españolas al no remunerarlo y los que dejan de ingresar los empleados, un montante difícil de precisar, aunque se puede estimar en al menos 48,5 millones de euros semanales solo en sueldos. Es el resultado de cruzar la última encuesta de población activa (Epa) —de la que se extraen las cifras de trabajo extra— con la de costes laborales, multiplicando esos 3,90 millones de horas impagadas por el salario ordinario que se abona de media a la hora (12,43 euros).

"Hai unha relación directa entre as horas non pagadas e o aumento exponencial de contratos a tempo parcial involuntarios", avisa UGT

La cuenta está lejos de ser exacta e incluso puede ser conservadora, porque hay que tener en cuenta que el valor de una hora ordinaria es lo mínimo que deben pagar las empresas por las extra y que —como explica UGT— la mayoría de convenios que tocan ese apartado establecen cuantías superiores. También habría que tener en cuenta, en cualquier caso, que la Epa no distingue cuánto tiempo impagado se compensa con descanso, otra forma legal de retribuirlo.

Aún con todos esos matices, no hay duda de que en la crisis se ha utilizado el trabajo extraordinario no remunerado para ahondar en la devaluación salarial, y parece que cada vez más. Eso es al menos lo que se deduce de la Epa, porque muestra que el hecho de que no se haya pagado el 58% del tiempo extra supone un vuelco, ya que en 2008 se abonaba el 60%, y también revela que nunca se había ‘regalado’ una porción tan grande de la jornada. Y es que esas horas equivalen a un 0,8% de todas las dedicadas al empleo por los asalariados. Aún hay otra cuenta que subraya la importancia de esas horas impagadas, ya que redistribuidas en contratos de 35 semanales ocuparían a más de 111.500 personas.

En un escenario en el que ese tiempo no remunerado está concentrado de forma especial en la industria manufacturera, la hostelería y el comercio y ha crecido en paralelo a los contratos a tiempo parcial, que son ya un 15,7% del total con un gran peso de los involuntarios, muchas voces sitúan ahí buena parte de la explicación. "Hai unha vinculación directísima", asegura José Domingo Barros, de UGT-Galicia, quien incide también en las dificultades de detectar los fraudes y los excesos. "Con ese tipo de traballo e co modelo de distribución irregular da xornada que estableceu a reforma laboral superala é moito máis posible e resulta máis difícil de controlar polos servizos de inspección", subraya.

La Epa no localiza los casos, pero sí muestra que las horas extra están concentradas en solo un 5,2% de los asalariados, y que lo más habitual, en 55 de cada cien casos, es que no cobren ninguna. Remuneradas o no, lo cierto es que muchos de los que prolongan la jornada lo hacen holgadamente, porque casi el 40% le suman diez o más horas a la semana. Parece difícil que, así, no superen el límite del Estatuto de los Trabajadores: 80 horas en todo el año.

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