El precio del alquiler subió en Galicia el triple que el salario medio desde 2014

La renta se elevó un 5% en el último año, hasta los 472 euros de media que se pagaban por un piso en septiembre en la comunidad. Con todo, la demanda es tal que se tarda menos de una semana en encontrar inquilino
Vivienda en alquiler en Santiago. PEPE FERRÍN (AGN)
photo_camera Vivienda en alquiler en Santiago. PEPE FERRÍN (AGN)

Llegar a fin de mes supone una odisea para cada vez más ciudadanos. Según la Encuesta de presupuestos familiares del Ine, la vivienda, su mantenimiento y el pago de las facturas se llevaron en 2021 el 29,8% del gasto de un hogar medio gallego, que ascendió a unos 28.430 euros. Fue el desembolso más importante, seguido de la alimentación, que copó otro 18,5%.

A la espera de que la radiografía de 2022 muestre cómo las familias han tenido que reestructurar sus finanzas para atender al encarecimiento de las partidas elementales, los datos del Instituto Galego da Vivenda e Solo (IGVS) sitúan en 472 euros el precio medio del alquiler en septiembre en la comunidad tras experimentar un alza del 5% en el último año y de hasta un 29,5% desde 2014, cuando arrancaron los registros. 

Las estadísticas dan fe de que, con el aumento de la demanda y la irrupción de los pisos de uso turístico, el mercado del arrendamiento se ha calentado, pues en los últimos ocho años el salario medio bruto en Galicia solo ha crecido un 10% (21.856 euros).  

Si en 2014 siete de cada diez contratos firmados implicaban el pago de una renta de entre 200 y 400 euros, hoy el esfuerzo que afronta el inquilino es mayor, pues el 71% se mueve en un rango de 300 a 600 euros

Y las diferencias por ciudades son notables. ¿Dónde resulta más caro alquilar un piso? En A Coruña. Allí la renta media se situó en septiembre en 571,6 euros tras experimentar un alza del 7,6% en relación al mismo mes de 2021. El segundo mercado más costoso fue el vigués, donde los precios rondan los 556 euros tras escalar un 3,8%.

Por encima de los 500 se sitúa ya Pontevedra, pues para encontrar un piso hay que desembolsar unos 532 (+5%), de manera que las dos urbes más baratas de Galicia son, hoy por hoy, Ferrol, con un promedio de 400 euros (+4,8%), y Lugo, donde un arrendamiento medio sale por unos 428 tras escalar un 4,6% en el último año.
 

Evolución del precio del alquiler en las ciudades.EP

Perspectivas

 "La problemática del incremento de precios no se produce en la totalidad de los 313 concellos, sino en las siete grandes urbes y sus áreas metropolitanas y con una especial focalización en Vigo, A Coruña y Santiago", constata Benito Iglesias, el presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein). Las perspectivas no invitan al optimismo, pues el experto constata que mientras la oferta "sea menguante" y la demanda se mantenga "constante y al alza, difícilmente veremos correcciones de precios". 

"Mientras la oferta mengüe y la presión de la demanda sea constante y al alza, difícilmente veremos correcciones de precios en el mercado del alquiler ", augura la Fegein

Según el último barómetro de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), que pulsó la situación del mercado en el tercer trimestre, los pisos ofertados tardan menos de siete días en retirar el cartel de se alquila. Y eso que, en cuanto a precios, un 55,6% de los asociados apunta que los caseros aplicaron subidas de entre un 10 y un 20%.

"Jamás hubo menos oferta de vivienda en alquiler y nunca en la serie histórica se alcanzaron precios más altos", señala el presidente de la Fegein, que, con datos de agosto, cifra en 3.900 los inmuebles disponibles en el mercado gallego del arrendamiento. 

Inmobiliarias: "Topar precios y penalizar fiscalmente a los propietarios aumenta el mercado opaco"

Con una tasa de inflación media del 8,8% en lo que va de 2022 y la tramitación de la nueva Ley de Vivienda que pretende regular el precio de los arrendamientos encallada en el Congreso, el Gobierno sopesa extender más allá de fin de año la limitación de la subida de los alquileres al 2%. La medida se ha venido prorrogando desde su adopción en marzo para aplacar la aplicación de las cláusulas que ligan la actualización de las rentas al IPC.

Las inmobiliarias siguen viendo con recelo esta intervención. "Penalizará aún más a los propietarios, si lo que se busca es hacer crecer la oferta movilizando las viviendas vacías aptas para el arrendamiento. Lo único que se conseguirá es el efecto contrario", augura el presidente de la Fegein, el ourensano Benito Iglesias. La federación sostiene que "topar precios y penalizar fiscalmente" a los dueños de pisos "retrae" la oferta "al generar inseguridad jurídica y desconfianza" y propicia "un aumento del mercado opaco", esto es, de los alquileres que escapan al control del fisco.

Actualmente, esa limitación rige si el casero y el inquilino no logran llegar a un pacto para actualizar la cuota mensual cuando llega el momento de renovar el contrato. Esto, en el caso de los pequeños propietarios.

El tope del 2% se impone en todos los pisos en manos de fondos, bancos y promotoras con más de 10 inmuebles o una superficie construida de más de 1.500 metros cuadrados de uso residencial al ser considerados grandes tenedores.

¿Cuándo me pueden actualizar la cuota?
La cuota se puede revisar en cada año de vigencia del contrato y en los términos acordados. La Ley de Arrendamientos Urbanos establece que el dato del IPC que se tomará como referencia será "el último" publicado "a la fecha de actualización" del acuerdo. En cuanto a la antelación con la que el alza debe ser notificada, la norma detalla que el casero debe informar un mes antes por escrito. El alza máxima del 2% que fijó el Gobierno rige cuando no hay acuerdo entre el arrendatario y el pequeño propietario. Y si nadie comunica nada, el precio sigue congelado.

¿Y si el casero decide no renovar el alquiler?
Pasados cinco o siete años (si el arrendatario es una persona jurídica), la Fegein recuerda que el propietario debe avisar a su inquilino de que tendrá que irse con "cuatro meses de antelación" en los contratos sellados a partir del 6 de marzo de 2019. Para los que se firmaron antes, el plazo es de un mes. Si es el inquilino el que no desea renovar el acuerdo pasado ese tiempo, deberá informar con dos meses de antelación.

¿En qué otros casos se puede resolver un contrato?
El arrendador puede acabar con el contrato antes de que expire su vigencia por impago de la renta, cuando se detecte que el piso fue subarrendado, cuando el inquilino dañe la propiedad o realice actividades "molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas". Además, transcurrido un año, el dueño de la casa podrá recuperarla si la necesita para vivir en ella o para que la ocupen familiares cercanos. En este caso, dará dos meses de margen.

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