"Los ultraprocesados vegetales no son una alternativa a la carne por más que la imiten"

El director de Provacuno, Javier López, es defensor de un sector y un producto que reivindican su importancia socioeconómica y en la dieta. Señala que hablar de macrogranjas es "puro márketing" y recuerda que la OMS recomienda consumir hasta 500 gramos de carne roja a la semana. Más allá de polémicas, advierte que hay menos animales para producir este alimento por la subida de costes
Javier López. EP
photo_camera Javier López. EP

PROVACUNO ha impulsado un documental, Goodbye Cows, que muestra como sería el mundo si no existiera ganadería de vacuno y las consecuencias desde el punto de vista medioambiental, social, nutricional y económico. Javier López lo tiene claro: "Sería una catástrofe para el planeta".

La inflación es ahora uno de los grandes enemigos. ¿Hasta qué punto afecta al vacuno de carne?

El sector es sensible a la subida de los costes de producción. Ha sufrido un incremento muy significativo de los precios de la alimentación animal, cuyo valor ha superado incluso los de la anterior crisis de precios de materias primas en 2007 y 2008. No repercutir esas subidas en los siguientes eslabones de la cadena provocaría la desaparición de las granjas o industrias.

¿Es cierto que la coyuntura aboca a explotaciones a sacrificar animales?

Lo que estamos apreciando es una mayor presión en el desvieje de las granjas reproductoras, apoyadas por un precio de la carne muy atrayente, y unos cebaderos que en muy pocos casos tienen su capacidad total cubierta. Nuestros ganaderos e industriales están tomando posiciones para continuar con su negocio en el futuro, pero cada uno tiene una estrategia, no hay reglas ni soluciones fijas.

¿La subida de los precios de la carne que los consumidores perciben en los puntos de venta se ha trasladado a los productores con la misma intensidad?

Es difícil dar una respuesta porque el vacuno es una especie de ciclo largo y depende de muchas varables, como la pluviometría de la granja y su acceso al agua, el sistema de producción o incluso la estrategia de comercialización. Los ajustes en el precio percibido por el productor se observan a largo plazo, fruto del ajuste de la oferta, teniendo en cuenta que las decisiones que se toman en un momento dado tienen sus consecuencias al menos un año más tarde

¿Cuáles son las perspectivas de evolución de los precios?

Esta es la pregunta del millón. Con un escenario tan inestable es difícil saber e incluso intuir qué va a pasar. La invasión de Ucrania es un asunto muy sensible que condicionará el devenir de los costes de producción, afectados por el precio de la alimentación. Lo que parece evidente es una cierta reducción de la oferta de animales para la producción de carne, que ocasionará tensiones en la demanda.

El sector de la carne se ve envuelto cada cierto tiempo en la polémica por cuestiones como la vinculación con macrogranjas o el consumo de este alimento en una dieta sana. ¿Hay mucha falsa creencia?

Muchas de esas noticias son auspiciadas por intereses puramente económicos que tratan de desestabilizar el prestigio de un sector y la confianza de un producto. Hay que tener en cuenta que si el ser humano nunca hubiera consumido carne no sería un ser humano. Además, España es el segundo país con mayor esperanza de vida del mundo, y en eso la alimentación tiene mucha ‘culpa’.

Los datos constatan que España no es un país de macrogranjas de carne de vacuno. ¿Cuál es la realidad?

El término macrogranja como tal no está ni acotado ni definido, por lo que carece de credibilidad. Es puro marketing, fuegos artificiales de mecha corta. Hablar de macro en el vacuno de carne carece de rigor, puesto que un análisis elaborado con datos oficiales del Ministerio de Agricultura demuestra que las ganaderías son eminentemente familiares, especialmente en Galicia. En esta comunidad casi el 96% de las explotaciones tienen como titulares a personas físicas, el 54% mujeres. Además, el 94% de las granjas tiene menos de 51 vacas y 84 terneros, y el modelo predominante es de menos de diez vacas o 17 terneros.

¿Qué le diría a esas voces que ponen en cuestión la conveniencia de incluir la carne en cualquier dieta?

Primero, que antes de que decidan dejar de comer carne visiten a un médico especialista, ya que con la salud no es conveniente jugar, especialmente cuando hay voces interesadas detrás; segundo, que sepan que la dieta mediterránea, la mejor del mundo, incluye la carne de ternera; y, tercero, que la Organización Mundial de la Salud dice que comas hasta 500 gramos de carne roja a la semana.

¿Cómo evoluciona el consumo de carne de vacuno en España?

El consumo en los hogares lleva unos años disminuyendo levemente, siendo difícil atribuirlo a una causa en concreto, ya que en parte es compensado por un incremento en la hostelería y restauración. Sin embargo, en otros países el consumo aumenta, especialmente en aquellos con población en edad más joven y con rentas medias crecientes.

¿El auge de alternativas vegetales lastra el consumo de carne?

Creemos firmemente que los ultraprocesados vegetales difícilmente pueden ser una alternativa a la carne por mucho que los fondos de inversión se empeñen, o por mucho que traten de imitar la forma, el aspecto y el color, pues jamás tendrán las mismas vitaminas, minerales y proteínas.

¿Hasta qué punto es preocupante la falta de relevo en el sector?

Es, sin duda, un problema, y tenemos que articular fórmulas para frenarlo. La ganadería es un retén frente al éxodo de jóvenes. Por eso, desde Provacuno siempre decimos que consumiendo carne de vacuno de nuestros ganaderos ayudamos a combatirlo. Los productores necesitan un reconocimiento que les impulse a promover el relevo generacional.

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