La vieja Pescanova ha cerrado la sesión de este viernes en bolsa con una caída del 10% después de que la Audiencia Nacional le impusiera una fianza que puede llegar a casi 950 millones que, si se ha de abonar finalmente, colocaría en riesgo la solvencia de la entidad. Las acciones de la compañía han acabado la semana en el entorno de los 84 céntimos, lo que supone que en lo que va de 2018 acumulan una depreciación superior al 30%.
El juez que investiga el descalabro que llevó a la firma a declararse en concurso de acreedores en 2013, impuso este jueves una fianza a la empresa de 348 millones de euros.
A la que podrían sumarse hasta 600 millones de euros en concepto de responsabilidad subsidiaria dependiendo de si cada acusado paga o no su parte, según ha precisado a Efe un portavoz de la sociedad.
Estas mismas fuentes han señalado que recurrirán la decisión judicial y que confían en que se aplique una quita del 97,5% -debido a los acuerdos alcanzados en el proceso concursal- y que Nueva Pescanova se haga cargo de su importe final.
La reestructuración del grupo gallego, en 2015, supuso su división en dos partes: Pescanova S.A. (también conocida como la "vieja Pescanova"), una sociedad de cartera sin actividad y en manos de los accionistas minoritarios; y Nueva Pescanova, controlada por la banca acreedora y que concentró la capacidad productiva.
Vieja Pescanova, cuyo principal activo actualmente es una participación del 1,65% en la Nueva, cerró el ejercicio 2017 con 6.000 euros de pérdidas y una facturación de apenas 69.000 euros, motivo por el que el pago de la fianza impuesta por la Audiencia Nacional situaría a la firma en riesgo de quiebra.
