La Atención Primaria, de pobre a paupérrima, y aún peor en Madrid y Baleares

La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública señala que la Atención Primaria empezó la pandemia "muy debilitada" por los recortes y ahora está "en una situación critica"
Personal en un ambulatorio. XESÚS PONTE (ARCHIVO)
photo_camera Personal en un ambulatorio. XESÚS PONTE (ARCHIVO)

La Atención Primaria ha pasado de ser la "hermana pobre" a la "hermana paupérrima" del sistema sanitario, con problemas de infrafinanciación "gravísimos", demoras en las citas "intolerables" y enormes desigualdades entre comunidades, algunas en una situación "crítica" e incluso "intolerable" como Madrid y Baleares. Así lo constata el informe La Atención Primaria en las comunidades autónomas que ha presentado este martes la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), que mide la evolución de la financiación y el gasto sanitario, los recursos, la actividad, el gasto farmacéutico por recetas y la opinión de la ciudadanía sobre este nivel asistencial.

Y la conclusión es que, si la Atención Primaria, que hoy conmemora su día, ya empezó la pandemia "muy debilitada" por los recortes, esta crisis sanitaria no ha hecho más que "agravar las cosas y llevarla a una situación critica", ha lamentado el portavoz de la FADSP, Marciano Sánchez-Bayle. Especialmente en Madrid, la "más desfinanciada, la que dedica menos gasto por habitante y año y la que tiene la intención de destinar menos presupuesto este 2022"; por detrás, Baleares y Cataluña que, aunque este año ha hecho "un esfuerzo de mejora, de momento sigue teniendo una situación muy mala".

GASTO Y PRESUPUESTO MÁS BAJOS QUE EN 2010

¿Cuánto gastaron las comunidades en 2019, el último año consolidado disponible, para la atención primaria? El promedio fue el 14,16% del gasto sanitario público, una cifra 0,24 puntos superior a la de 2018 pero aún 0,74 puntos inferior a la de 2010. El crecimiento se dio en todas las comunidades menos Castilla-La Mancha, Madrid y Asturias.

Una enfermera en una imagen de archivo. ADP
Una enfermera en una imagen de archivo. ADP

La que más desembolsó fue Andalucía (18,01 %), seguida de Extremadura (16,16 %) y la Comunidad Valenciana (15,09 %). En el otro extremo, Baleares y Madrid (11,21 %), Asturias (11,95 %) y Galicia (11,96 %). 

También en el gasto por habitante se ha producido un pequeño aumento de 4,28 euros hasta llegar a los 211, incremento que se dio en casi todas las comunidades menos Asturias, Baleares, Canarias y Castilla-La Mancha. Las diferencias entre ellas son notables.

Un total de 10 superan la media: Extremadura (272,48); País Vasco (267,84); Castilla y León (262,45); Navarra (250,71); Cantabria (230,18); Murcia (229,32); Andalucía (227,16); Comunidad Valenciana (223,03); Aragón (214,66) y La Rioja (217,97). Las demás están bastante alejadas, sobre todo Madrid (150,08 euros, es decir, 60,93 menos que el año anterior); Baleares (174,05) y Galicia (188,16), diferencias que llevan, "inevitablemente", a "grandes desigualdades en las prestaciones de Atención Primaria".

¿Y cuánto han presupuestado este año? Lo primero, hay que tener en cuenta que se trata de presupuesto y no de gasto real, que suele acabar siendo mayor. Los datos tienen otra limitación, y es que los de Aragón, Canarias, Castilla la Mancha, Comunidad Valenciana y País Vasco no están desagregados para este nivel asistencial. 

Bajo estas premisas, la FADSP ha observado un crecimiento del 0,77 sobre el gasto de 2019, hasta llegar al 14,93 % de media nacional. Pero no de forma homogénea, si bien la Federación advierte de que la densidad de población, la dispersión o el envejecimiento impone costes distintos de la asistencia sanitaria. Así, los porcentajes se mueven entre el 17,1 % de Extremadura, la que más dedica a la atención primaria en sus cuentas de 2022, y el 10,73 % de Madrid, la que menos.

Por encima de la media, Cataluña (16,8 %); Castilla y León (16,25 %); Cantabria (16,18 %); Asturias (16,14 %); La Rioja (15,36 %); Navarra y Andalucía (ambas 15,27 %). Por debajo, Murcia (14,6 %); Galicia (13,18 %) y Baleares (12 %).

MENOS RECURSOS CON MÁS SOBRECARGA

El primer año de la pandemia se saldó con un aumento en el número de Tarjetas Sanitarias Individuales (TSI) por profesional de medicina de familia y de enfermería y un descenso por pediatra y administrativo. La ratio nacional de TSI en medicina de familia fue de 1.345, tres más que en 2019, aunque se mueven entre las 909 de Castilla y León y las 1.538 en Madrid. 

De hecho, la situación en esta comunidad es "difícilmente tolerable" e incluso "escandalosa" con el 47,5 % de profesionales con entre 1.500 y 2.000 pacientes asignados y un 6,07 % por encima de esa cifra, aunque aún lo es más en Baleares, donde esas cifras se disparan al 74,2 % y 9,5 %, respectivamente.

Por el contrario, la ratio por pediatra ha descendido de 980 a 967, aunque en este caso es achacable a la disminución de la población infantil, lo cual no impide que hayan subido en Asturias, Canarias, Galicia, Baleares y Madrid, con estas dos últimas en cabeza junto a Cataluña.

Respecto a los profesionales de enfermería, se mantiene la "anomalía española" de tener ratios más elevadas que en medicina; en 2020 se produjo un ligero aumento a 1.509, desde las 1.988 de Madrid a las 1.094 en La Rioja. Sin embargo, junto con la sobrecarga, también fue al alza el número de consultas hasta llegar a 379.138.412 en 2020 (un 12,58 % más), aumento que se produce en las consultas de medicina y de enfermería (4,01 % y 2,24 %).

Especialmente preocupantes son las demoras en las citaciones: un 41,5 % recibían su atención después de 48 horas y un 34,7 % en 7 o más días, una situación que alcanzaba "valores escandalosos" en Cataluña y Valencia (77,7 % y 57,3 %, respectivamente, la primera, y 87,3 % y 41,5 % la segunda).

Con lo que "lógicamente, la mayoría de la población (el 69,6 %) estaba descontenta con la demora en la asistencia", a la que se une un "porcentaje excesivo" de los que esperan más de una hora antes de ser atendidos (27,7 %). A pesar de todo, la valoración que hace la ciudadanía del primer nivel asistencial es buena, un notable (7,29) que también tienen los profesionales de medicina (7,78) y de enfermería (7,77) y que se refleja además en el porcentaje que valoró en el último CIS como buena o muy buena la atención recibida (87,2 %).

Por último, y en cuanto al gasto farmacéutico -que no está desagregado pero depende mayoritariamente de AP, aunque la primera receta del especialista debe de computarse en Atención Especializada-, aumentó un 17,73 % entre 2014 y 2020.

El gasto por habitante fue 247,9 euros por habitante y año de promedio, 14,5 euros más que el año anterior. El incremento se dio en todas las autonomías menos País Vasco, y fue mayor en Andalucía (31,7 %), probablemente ligado a la desaparición de las subastas de medicamentos.

Todo ello hace concluir a la FADSP que la Atención Primaria ha pasado de ser la "hermana pobre a la hermanda paupérrima" del Sistema Nacional de Salud, con un problema de "infrafinanciación gravísimo" y unas demoras "incompatibles con una Atención Primaria de calidad". 

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