"Barrionuevo tendría que haber hablado antes para evitar tener que taparlos a todos"

Tres décadas después de haber sido condenado por la Audiencia Nacional y por el Tribunal Supremo por su implicación en los GAL, el subcomisario lucense de la Policía José Amedo sigue tirando de la cuerda y contando lo que en su día —dice él— le hicieron callar. Desde la distancia del tiempo, ve los GAL como una guerra y cree que es tarde para arrepentirse
José Amedo. BALLESTEROS
photo_camera José Amedo. BALLESTEROS

A José Amedo no lo calla el tiempo. A estas alturas de la vida  —76 años—, afirma haber asumido culpas a cambio de un indulto prometido que nunca llegó y confiesa que el GAL no es pasado y sigue destrozándole la vida. Por eso, quizás, todavía le queda historia por contar. Esta semana salió a la luz su tercer libro, Objetivo Felipe, en el que, según dice, desvela una trama contra González. 

Después de tantos años, sale el exministro del Interior José Barrionuevo diciendo que usted "tenía un confidente en la ejecutiva de Herri Batasuna". ¿Es eso cierto?
Sí, tenía muchos confidentes dentro de la organización terrorista y del aparato político.

Barrionuevo también dijo de usted que "hizo muchas cosas mal". 
Barrionuevo tendría que haber aparecido en 1988, cuando me detuvieron, para evitarme tener que taparlos a todos e ir a la cárcel. Me prometieron que si asumía todo el GAL, me indultaban. Nunca me indultaron, fui a la cárcel y ellos se quedaron con las manos limpias en la calle, cobrando del Estado y de los fondos reservados. José Barrionuevo pidió mi indulto, pero Felipe González no se atrevió.

¿Se siente el chivo expiatorio?
Terminé siendo un chivo expiatorio para que Francia viese que había un responsable de los GAL. Cuando llegó Chirac, en 1986, llamó a González y le dijo que acabase con los GAL, que iba a colaborar y fue el principio del fin de Eta.

¿Y el Rey emérito? ¿Sabía cómo se gestaron los GAL?
Cuando a mí me captó el gobernador civil de Vizcaya, Julián Sancristóbal, me dijo que la democracia corría peligro y que se había decidido crear los GAL y quien más contactos tenía con etarras en el sur de Francia era yo porque salí de Lugo con 5 años y estudié con ellos antes de que fuesen de Eta. Me dijo que el Rey le había dicho a González que los militares habían comentado que si no se solucionaba lo del sur de Francia el próximo golpe iba a ser de verdad y se acababa la democracia y fue cuando se crearon los GAL.

Fue condenado por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo a  117 años de prisión pero estuvo solo 12. ¿Cómo fue eso?
A mí nunca me revisaron la pena. Si no me sacaban con el tercer grado, iban todos a la cárcel. Yo estaba allí tapando a todo el Gobierno. Si cantaba, iban todos. Tenía el Gobierno en mis manos. Y estaba allí aparte de todo el mundo. Menos salir, podía hacer lo que me diera la gana. Estaba cubriendo a un Gobierno y cada dos por tres llamaba Rafael Vera, secretario de Estado, preguntándole al director de la cárcel si estaba quemado.

A estas alturas de la vida, ¿hizo borrón y cuenta nueva?
No puedo hacerlo de algo que me ha perjudicado y me ha generado una inestabilidad total. Y eso nunca se olvida.

¿Algo de lo que arrepentirse?
Ya es tarde para arrepentirse. Lo pasado, pasado está. Ahora que ¿si volvería a participar en un tema de esos? Nunca.

¿Le pidió perdón a alguna familia etarra con víctimas de los GAL?
Participé en algún acto con víctimas de los GAL y Eta. Ya hablé con ellos. Si no hubiera Eta, no habrían existido los GAL. Y lo mejor hubiera sido que no existiesen ni Eta, ni los GAL. ¡Tampoco me pidieron perdón los que me quisieron matar siete veces! Dormía cada noche en Bilbao en un domicilio distinto para evitar que me matasen. Y alguna vez me puse de cebo para que viniesen a por mí, con un efectivo policial detrás.

Una vez también venían a por usted en Cerceda, su casa familiar de O Corgo...
Sí, los paró la Guardia Civil. Estaban preguntando por mí y había un chico diciendo que era un primo, y era un comando de Eta.

¿Los GAL eran también un grupo terrorista o, como su nombre decía, eran liberadores?
Esto era un tema de Estado de máximo nivel, que traspasaba la ley, como hacen los judíos con los palestinos o hicieron los ingleses con el Ira. Cuando hay terrorismo, todos los gobiernos operan de formas similares.

¿Considera justo que los Estados tengan también su propia organización terrorista?
Ellos nos mataban y nosotros teníamos que defendernos. A los GAL nunca se les juzgó como grupo terrorista porque no desestabilizaron el Estado. Fueron creados para dar seguridad al Estado, aunque pasasen las líneas rojas de la Justicia. Aquello era una guerra. Estaban todo el día los etarras matándonos como conejos y había que defenderse.

Conspiración | "Baltasar Garzón me dijo que o lo ayudaba a ir a por Felipe González o me metía en la cárcel"
¿Piensa que se hubiese logrado el fin de Eta mucho antes si no llegasen a existir los GAL?
No, porque estaba empezando la batalla, era muy distinto a las primeras negociaciones, en las que participé yo, con Rosón, en la séptima asamblea de Eta Político-Militar, la rama más blanda.
Cuando Eta dejó las armas, ¿cómo se sintió?
No dejó las armas, se le obligó a dejarlas porque se le ganó la batalla aunque quedan zulos ocultos. Participé en la derrota de Eta y me sentí muy satisfecho porque los habíamos vencido y porque hubiera paz en España.
¿Qué cuenta en Objetivo Felipe?
En este libro, desarrollo una trama en la que estuvieron implicados el juez Baltasar Garzón, el periodista  Pedro J. Ramírez y Álvarez Cascos para tumbar el Gobierno de Felipe González por los GAL. 
¿Tiene documentación?
Está todo grabado: lo que pasó en el despacho de Garzón y en el de Álvarez Cascos con Pedro J. Ramírez. En su día, González mete a Garzón de número 2 por Madrid y le promete Interior. Gana y luego no lo hace ministro y Garzón se va y me llama a mí. Me pregunta: "¿Te han indultado?" y yo le digo: "No, ¿y a ti te hicieron ministro?", a lo que él me contesta: "Vamos a por Felipe González. O colaboras conmigo o te meto en la cárcel". Todo esto lo cuento en el libro.

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