Un congreso 'á feira' bajo el sol de Sevilla

El medio millar de efectivos de la delegación gallega se dejó sentir en la capital andaluza. Todos mantuvieron el pacto de silencio sobre el relevo de Feijóo, que compartió protagonismo con otro gallego, el pontevedrés Mariano Rajoy

A los populares gallegos no hay inflación que los frene. Del medio millar de integrantes de la delegación, entre cargos, compromisarios e invitados, buena parte llegaron a Sevilla quemando gasóleo y rueda, bien en autobuses, coches particulares e incluso furgonetas de alquiler, sin miedo a los kilómetros ni a los surtidores. Eso sí, casi todos un día antes de la cita, el jueves, por eso de ir tanteando el terreno.

Bajo el mañanero sol sevillano, que en Galicia no existe, los gallegos fueron entrando a cuentagotas en el Fibes –el recinto ferial de la ciudad–. Miguel Tellado, justo el día que estrenaba oficialmente cargo de máximo responsable del PPdeG por la renuncia de Feijóo, fue el más madrugador. Y tras él fueron apareciendo otros. De los primeros, José Manuel Balseiro (Cervo), Demetrio Salgueiro (Xove), Óscar Rodríguez (Viveiro) y José Bouso (Lugo). Después, Encarna Amigo (Lugo) y Ana Pastor (Pontevedra), junto a Elena Candia (Mondoñedo), la primera presidenta provincial gallega en hacer acto de presencia.

No tardó en aparecer tras ella Diego Calvo (A Coruña) con Carlos Negreira y Tristana Moraleja, y otros rostros conocidos como Pedro Puy y muchos alcaldes y cargos con escaño, algunos por lo visto llegados en una furgoneta alquilada, aunque la mayoría en avión, como hizo Javier Castiñeiras.

Eso sí, a diferencia de lo que ocurrió en el congreso del PPdeG de julio de 2021 en Santiago, este viernes en Sevilla la inmensa mayoría de ellos fueron rostros anónimos. Pudieron acceder con discreción, porque pasado Pedrafita, las reglas cambian. Incluso gente que lo fue todo en el partido, como Pío García Escudero o Javier Arenas, gozaron de la misma indiferencia. Porque en la selva mediática nacional esta vez preferían a los "Mañuecos", las "Ayusos" o los "Casados", que dan bastante más juego.

A dos minutos de arrancar la cita, con una puntualidad que se vio menos en Galicia que el sol mañanero, hizo acto de presencia el protagonista absoluto, Alberto Núñez Feijóo, que entró acompañado por Cuca Gamarra, su flamante número dos. Tras sus pasos se fue la mayoría de la gente, por lo que la entrada quedó despejada para Alfonso Rueda, Fabiola García, Román Rodríguez, Rosa Quintana, Ángeles Vázquez o Ethel Vázquez, los conselleiros que acudieron en turno de mañana, mientras otros como Francisco Conde o Julio García Comesaña se sumaron por la tarde tras tener agenda en Galicia. Parece ser que en San Caetano quedó solo Miguel Corgos, conselleiro de Facenda, en acto de servicio.

CONGRESO. Una vez dentro, el congreso fue de manual. Aguantar en el asiento la media hora de rigor y, mientras actuaban como "teloneros" Beatriz Fanjul, Teófila Martínez o aquellos barones autonómicos que no gobiernan, empezaron las salidas a por los primeros cafés y los corrillos de pasillo. El alcalde de Arnoia hablaba de fútbol y truchas, el de O Pino cotilleaba fotos con la melidense Dalia García Couso, Tellado repartía juego con una evidente afonía, los jefes de prensa corrían de un lado a lo Usain Bolt y, la inmensa mayoría, intercambiaban opiniones; pero más sobre el apartamento que habían reservado por Airbnb que del nombramiento de Elías Bendodo como número tres del PP. Al fin y al cabo, para el medio millar de gallegos con acceso al congreso –las plazas estaban muy medidas– no deja de ser un fin de semana en Sevilla.

La jornada de tarde fue más de lo mismo, pero ralentizado por la digestión del almuerzo. Eso sí, entraron nuevos actores que revitalizaron los ánimos. Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso fueron dos de ellos, pero sin duda el más aclamado con creces fue otro gallego, Mariano Rajoy. Su discurso fue de nota, marianismo en estado puro con píldoras de humor del bueno. Quizás por eso a él nadie salió a abofetearlo, como en los Oscar.

Recordó Rajoy anécdotas como cuando conoció a Feijóo, siendo el vicepresidente de la Xunta en Raxoi y el de Os Peares un joven funcionario que se plantó en su despacho cargado de reivindicaciones. "Creo que no le hice mucho caso", admitió Rajoy, que luego reconoció que cuando lo quiso fichar, ya se le había adelantado Romay Beccaría.

El ambiente del congreso fue casi festivo, tanto que por momentos se echaba de menos a la Panorama y una pulpeira en el hall

SUCESIÓN. ¿Y del relevo de Feijóo en Galicia? "No sé nada y prefiero no saberlo", repetían unos y otros, aunque ninguno dejaba de hablar del asunto. Se palpaba el nerviosismo y la incertidumbre, pero también la disciplina de un partido que acudió a Sevilla con una consigna clara al respecto: pacto silencio hasta nueva orden.

Como mucho, alguna que otra broma. Porque Rueda, Baltar, Calvo y Puy viajaron a Sevilla el jueves en el mismo avión. "Si el piloto llega a ser de Mondoñedo, lo estrella y queda de presidenta Elena Candia".

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