El Seprona de la Guardia Civil ha encontrado este jueves decapitado a uno de los tres bisontes de la reserva valenciana de Valdeserrillas que habían desaparecido el viernes y vivos a los otros dos. Se trata del segundo integrante de la misma manada que aparece muerto y sin cabeza en los últimos días, ya que el viernes se encontró el cadáver del más grande del grupo —el macho alfa— y se dio la voz de alerta sobre la desaparición de los otros tres.
Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza están inspeccionando las fincas colindantes y hablando con agricultores y propietarios de los terrenos cercanos a la reserva. Sospechan que los animales pudieron ser envenenados, según afirmó el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Moragues, y que los otros cinco ejemplares de la manada también pudieron beber o comer la ponzoña. En cualquier caso, "están mejorando", ya que se les está administrando un aporte vitamínico y consumen un alimento de calidad para coger peso de cara al invierno, según ha explicado Rodolfo Navarro, responsable de comunicación del espacio natural.
El bisonte es un "pacífico candidato ideal" para luchar contra los incendios forestales e incluso para lograr un equilibrio de las poblaciones de lobo
La decapitación de los dos bisontes podría estar relacionada con "cierto afán coleccionista", según el investigador del CSIC en la Estación Experimental de Zonas Áridas, Jorge Cassinello, que sin embargo duda de su salida en el mercado. En este sentido, Cassinello cree que quienes hayan cometido este delito ambiental no podrían vender las cabezas decapitadas porque no es una especie cinegética y por estar el caso bajo investigación.
La manada de la reserva se componía de nueve ejemplares de bisonte europeo tras la recepción de cuatro animales que llegaron desde Holanda el año pasado gracias a los esfuerzos de varios colectivos. Así, desde Valdeserrillas se lleva a cabo una investigación a nivel comunitario de una de las pocas manadas de bisonte europeo que quedan en todo el mundo y la única que coexiste en la vertiente mediterránea.
El proyecto recoge datos sobre su comportamiento tanto individual como en manada, la selección de alimento, refugio o las preferencias de ciertos recursos con los que interactúan con el fin de ayudar a optimizar los esfuerzos de los equipos nacionales e internacionales para preservar los escasos individuos que quedan en el planeta. Desde 2011 el público general puede acceder a la reserva, en la que los animales están en semilibertad y donde pueden verse, además de los bisontes, búfalos, caballos, burros y ciervos, entre otros.
Según Cassinello, el bisonte podría convertirse en el "pacífico candidato ideal" para luchar contra los incendios forestales, mantener una adecuada gestión del hábitat e incluso para lograr un equilibrio de las poblaciones de lobo. Estuvo a punto de extinguirse a principios del siglo XX después de que su existencia en plena libertad acabara a finales del XIX. Sin embargo, a partir de una docena que sobrevivió en zoológicos en Polonia, se iniciaron programas de reproducción que han permitido llegar hasta los 2.000 ejemplares de la actualidad.
