Hallan muerto a un testigo en el caso del doble crimen del pantano de Susqueda

El hombre vivía en una barraca en la zona y dijo que el día del asesinato no vio nada porque estaba pescando
Operativo en el pantano de Susqueda el pasado mes de agosto. EFE
photo_camera Operativo en el pantano de Susqueda el pasado mes de agosto. EFE

Los Mossos d'Esquadra han localizado muerto en la zona del pantano de Susqueda (Girona) próxima a la barraca donde residía desde hacía años a Bartomeu Soler, quien estaba en el embalse el 24 de agosto de 2017, el día en que asesinaron a la una pareja de jóvenes, pero que aseguró estar pescando y no haber visto ni oído nada. El cuerpo de Soler, de 67 años, fue localizado por una persona que iba a verle este martes, después de no saber nada de él durante días.

La principal hipótesis que barajan los Mossos es que Soler falleció cuando se iba a suicidar, pues fue hallado cerca de un árbol en el que había una soga, y porque en su barraca se encontró una nota de despedida, fechada el 16 de noviembre, en la que daba sus motivos para quitarse la vida y decía que se iba junto a su perro, que había muerto tiempo atrás.

Los agentes están pendientes de saber los resultados de la autopsia que deberá determinar de qué murió y cuándo, ya que, teniendo en cuenta la fecha de la nota, podía hacer casi un mes que había fallecido. Además, comprobarán que la letra de la nota corresponde al fallecido, que no presentaba signos de violencia. 

El levantamiento del cadáver se hizo gracias a la ayuda de los Bomberos de la Generalitat porque estaba en una zona de difícil acceso. Bartomeu Soler, que hacía unos cinco años que vivía como un ermitaño en la barraca de madera construida por él mismo, se hallaba en el pantano el día que asesinaron a tiros a Marc Hernández, de 23 años, y Paula Mas, de 21, el 24 de agosto de 2017, cuyos cuerpos no aparecieron hasta un mes después.

Los investigadores le tomaron declaración y confirmaron que, efectivamente, como declaró, el día de los hechos estaba pescando y que ni vio a la pareja, ni al único sospechoso del doble crimen, Jordi Magentí, ni escuchó los gritos y los cuatro disparos porque pescaba con unos auriculares puestos.