¿Tenía anulada su capacidad cognitiva la asesina de Carrasco?

Los informes médicos encargados por la jueza y la defensa discrepan en su diagnóstico y en el de su hija

Los dos informes psiquiátricos expuestos en el juicio por el crimen de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco discrepan sobre el estado de la salud mental de su asesina confesa, Montserrat González, y son también contradictorios en el caso de las otras dos acusadas.

Así, mientras el informe de imputabilidad, realizado por encargo de la jueza instructora, sostiene que Montserrat no sufre trastorno mental alguno y es consciente de sus actos, un perito de la defensa, el psiquiatra Javier Ladrón de Guevara, afirma que padece un trastorno de ideas delirantes persistente, "un tipo de paranoia".

El juicio por este crimen ha abordado hoy una sesión clave con la exposición a cargo de los peritos de los informes psiquiátricos, una prueba pericial que puede determinar la sentencia.

Durante la vista, que ha alcanzado su decimoquinta jornada, se ha dirimido la prueba pericial médico-forense psiquiátrica realizada por Julia Martínez de las Heras y Jacoba Arnaiz, responsables de los informes de imputabilidad de Montserrat González, de la hija de ésta, Triana Martínez, y de la policía local Raquel Gago, también acusadas en este proceso.

En el caso de Montserrat, han asegurado que no sufre trastorno delirante alguno y que es una persona "dominante, dogmática, con tendencia a la manipulación y escasa capacidad para empatizar fuera de su círculo familiar más íntimo".

Han recalcado que Montserrat "no tenía anuladas sus capacidades cognitivas" cuando mató a Isabel Carrasco, que "sabía lo que hacía y que no presentaba ningún impedimento sobre su voluntad".

También han recordado que admitió que no debía haber elegido ese día para matar a Isabel Carrasco porque había mucha gente y, especialmente, por su hija y por Raquel.

Por el contrario, el perito de la defensa ha asegurado que sufre un trastorno de ideas delirantes persistente, que ha definido como "un tipo de paranoia", y ha recalcado que, pese a los hechos que ha reconocido, "no es una persona agresiva".

Al respecto, ha precisado que "su patología le llevaba a tener la convicción de que Isabel Carrasco estaba haciendo una persecución implacable a su hija y entonces fue cuando actuó".

"Estoy convencido de que hasta el día que se muera Montserrat pensará que hizo lo que tenía que hacer y que está plenamente justificado", ha afirmado el psiquiatra, quien ha aconsejado que se haga un seguimiento de su patología a lo largo de su vida para evitar que pueda ser una persona "peligrosa".

También contradictorios son los respectivos informes sobre los motivos que pudieron llevar a la policía local Raquel Gago a actuar como lo hizo en las horas posteriores al crimen.

El perito presentado por su defensa, el psiquiatra Alfredo Calcedo, ha avalado la tesis del supuesto "bloqueo mental" que la policía local afirma que padeció cuando se enteró del crimen, lo que le llevó "a negar la realidad".

Calcedo ha recalcado que Raquel sufrió tras enterarse de que en el crimen estaban implicadas personas cercanas, lo que en términos psiquiátricos se conoce como "disonancia cognitiva".

"Equivale a no querer ver la realidad de un hecho concreto, en este caso la detención de dos personas de su círculo íntimo por un delito muy grave", ha explicado.

Con la declaración de este perito y la exposición de su informe, el letrado Fermín Guerrero, que representa a Raquel Gago, ha tratado de demostrar que su defendida sufrió un "bloqueo" cuando se enteró de que su amiga Triana Martínez y su madre estaban acusadas del asesinato de Isabel Carrasco.

Ese bloqueo fue el que, según su defensa, impidió a Raquel Gago acudir a la Policía para contar que había tomado café el día del crimen con las sospechosas e incluso que se había encontrado casualmente en la calle con su amiga Triana pocos minutos después del asesinato, ocurrido a las 17.15 horas del 12 de mayo de 2014.

Fue en ese encuentro "casual" cuando Triana Martínez introdujo en su vehículo un bolso con el arma homicida sin que la policía local se percatase, según han declarado ambas acusadas durante su declaración el juicio.

El perito ha explicado que al encontrar el día siguiente el bolso con el arma en su coche "se derrumbaron todos sus mecanismos de defensa y fue cuando Raquel tuvo que asumir la realidad".

Raquel Gago entregó el arma homicida en Comisaría treinta horas después del crimen e inicialmente quedó en libertad, pero la jueza instructora del caso, Sonia González, ordenó su ingresó en prisión tres días después al considerar que había evidencias que la implicaban directamente en el crimen.

Este informe contradice el de imputabilidad, en el que se califica a Gago como una persona "fría" y duda de los "bloqueos" que alega la defensa cuando siguió haciendo su vida normal tras el crimen hasta su detención e ingreso en prisión.

"Raquel quiso retrasar la realidad pero lo hizo conscientemente", destacó una de las forenses, que añadió que "fue consciente en todo momento de lo que hacía y de lo que estaba pasando".

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