Podemos afronta las municipales en pleno debate interno

La marcha de Juan Carlos Monedero hace visible la incompatibilidad de volver a las raíces del 15M y moderar el discurso

Las elecciones del 24M, que ya ponían a Podemos ante la oportunidad de romper el actual mapa político, se han convertido en un reto mayor con la incertidumbre de cuál puede ser el efecto de su primera gran crisis, la dimisión de Juan Carlos Monedero, que ha aireado sus debates internos.

Este lunes la ejecutiva de Podemos, que en breve debe decidir si sustituye en la dirección al hasta ahora secretario de Programa y Proceso Constituyente, celebrará su primera reunión tras la dimisión de Monedero, aunque el secretario general del partido, Pablo Iglesias, se ha anticipado a asegurar que su salida no va a restarles votos.

La dirección se mueve en la idea de que la marcha de su hasta ahora número 3 no cambia los planes, aunque es difícil calcular en qué medida desplazará los temas en los que Podemos pretende poner el foco de atención en la campaña electoral que arranca la medianoche del jueves.

Y no sólo porque Monedero haya querido salir de la primera línea para "empujar más fuerte" desde fuera y con las bases, sino porque detrás deja encendida la discusión entre la necesidad de volver a las raíces del 15M o alejarse de la radicalidad y moderar el discurso para alcanzar las instituciones.

Es el debate de siempre en Podemos, el de las dos almas del partido que llegan muy vivas a las elecciones del 24 de mayo, y que en las últimas horas se ha convertido en pregunta ineludible para sus dirigentes.

El candidato de Podemos a la Presidencia de Aragón, Pablo Echenique, es uno de los que cree que la marcha de Monedero no les pasará factura, aunque está de acuerdo en que "se debe mantener la tensión democrática" y fomentar la importancia de los círculos.

También el secretario de Organización, Sergio Pascual, minimiza las consecuencias, sostiene que no va a influir en las decisiones respecto a la campaña o la política de pactos en Andalucía y descarta hablar de 'refundación'.

Rafael Mayoral, responsable de relaciones con la Sociedad Civil, insistía ayer asimismo en que la vida política de un partido como Podemos no es sólo estar en los órganos directivos, sino también trabajar en otras esferas donde Monedero puede estar más cómodo.

En definitiva, desde dentro parecen creer que se está magnificando "la crisis Monedero" y piensan que su dimisión va a ayudar a abrir debates sobre el papel de las bases o sobre otros espacios políticos con los que hay que mantener relaciones.

Así lo sugería Ariel Jerez, miembro del Consejo Ciudadano estatal y -como Monedero- profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense, quien considera que ha habido reflexiones que se han visto "en buena medida postergadas" por el "vertiginoso periodo de organización de Podemos".

Es cierto que este debate puede perder fuelle a partir del martes, cuando Podemos presentará su programa económico, sólo tres días antes del comienzo de la campaña electoral, retraso que hasta ahora tampoco ha ayudado a su proyección mediática.

A todo ello se suman otros obstáculos que deberá superar Podemos en su carrera a las elecciones autonómicas, que se había planteado como el gran ensayo de las generales con el PP como principal rival.

Podemos sabe que su oportunidad de mover la escena política no va a durar para siempre y parece consciente de que la entrada de otros jugadores en el tablero ha hecho que prometer el cambio ya no sea suficiente.

En los últimos sondeos se ha consolidado el auge de Ciudadanos, que se sitúa en la 'centralidad' a la que apela desde hace meses la formación de Pablo Iglesias. Quizá por eso sus críticas a Albert Rivera se hayan vuelto más directas.

Para Iglesias, Ciudadanos no es el cambio, sino el "recambio", un 'plan renove' en sus propias palabras.

Las encuestas, que con tanta cautela mira Podemos, le auguran una caída respecto a los sondeos que llegaron a situarles como primera fuerza política en voto directo.

Pero tampoco de eso se fían, manejan datos que les mantienen con un apoyo mucho más estable y recuerdan que, para un partido que partía de cero, los 15 diputados que logró en Andalucía fueron todo un éxito y no un fracaso, como muchos interpretaron.

Ahora lo que toca, dicen, es llevar el mensaje a "cada rincón del país", como van a hacer en la campaña autonómica a la que han querido dar un tono nacional y romper así la dinámica cantonalista" y "de regionalización extrema", según explicaba el número dos del partido y director de la campaña, Íñigo Errejón.

Podemos sostiene que sale a ganar en todas las plazas, pero se volcará donde tiene más expectativas, principalmente en Madrid y Valencia, que identifican con la cuna de la Gürtel y de la corrupción y el nido del mayor hartazgo ciudadano.

Con la vista puesta en ese objetivo, Podemos tendrá que calibrar el 'efecto Monedero' en las urnas y quién sabe si finalmente, como algunos reconocen, su dimisión haya sido lo mejor para él y para el partido.

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