Un PP interino, 'forzado' a ensayar la coalición con Vox

La ultraderecha llega a su primer gbierno autonómico en España ► Feijóo se desvincula del pacto y lo achaca al PSOE ► ¿Será un abrazo del oso como el que hicieron los populares con Ciudadanos?
Gallardo y Mañueco. DANI GALLEGO
photo_camera Gallardo y Mañueco. DANI GALLEGO

Con Pablo Casado fuera ya de la toma de decisiones, el PP de la transición hacia Alberto Núñez Feijóo ha superado una línea roja y ensayará en Castilla y León una coalición con Vox a la que llega por dos factores: no podían permitirse otras elecciones y se impone la lectura de que, pese a las críticas, la alianza no le pasa factura. 

El Gobierno del PP en Castilla y León dependía de dos opciones: Vox o el PSOE. Y tenía un artífice: Alfonso Fernández Mañueco, a quien habían dado vía libre tanto Feijóo, sin mando todavía en el PP, como Cuca Gamarra, coordinadora general en la etapa de interinidad. 

Y Mañueco, que se presentó a las elecciones para librarse de Ciudadanos y replicar la victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, donde el PP gobierna en solitario, se ha tenido que conformar con cambiar de socio. Y protagoniza un salto: sentar a Vox en su primer Gobierno y darle su primera vicepresidencia. 

En el pasado quedan las advertencias de Casado, que pese a la debilidad de Mañueco había rechazado que el PP hiciese equilibrismos "sobre minorías radicalizadas". Y en el futuro próximo figuran las elecciones de Andalucía, que Juanma Moreno se afana en desvincular de Castilla y León.

Tanto, que el presidente de Andalucía se ha salido del guion de su partido sobre la necesidad de dar estabilidad a Castilla y León y ha preguntado "cómo va a ser fuerte un gobierno de Vox que no cree" en la UE y el Estatuto de Autonomía. Moreno, que en todo caso no cierra la puerta a Vox, ha defendido la autonomía de Mañueco: "Castilla y León es Castilla y León y Andalucía es Andalucía". 

En todo caso, y pese a las reticencias, el PP ha optado por emprender la vía Abascal desde la convicción de que el camino alternativo, repetir las elecciones, les conducía al abismo, en un momento de implosión interna y tras comprobar la fortaleza de Vox, con el que Casado chocó de forma frontal sin ser capaz de robarle fuerza. 

Pues en el año y medio que ha pasado desde el "hasta aquí hemos llegado" de Casado a Abascal, el PP fue superado por Vox en Cataluña, se comió a Ciudadanos tras la moción fallida en la Región de Murcia y se ha roto después tras un choque sin precedentes entre Casado e Isabel Díaz Ayuso, encumbrada en el PP tras su victoria en Madrid. 

Con Casado, que se opuso a Vox, fuera del tablero, queda Ayuso, partidaria del entendimiento. Y queda Feijóo, al que se presuponía moderado pero que no había tenido que lidiar con los de Abascal, desconocidos en su comunidad.

Además, estaban, siguen y seguirán, voces relevantes en el PP, como la de Mariano Rajoy, que quitan hierro a la suma con un partido que, según sostuvo el expresidente, no pone en juicio la Constitución.

El otro argumento esgrimido por el PP es que no acepta lecciones de un PSOE que pacta con populistas, nacionalistas y con EH Bildu. Y es a los socialistas a quienes Feijóo ha culpado de la coalición con Vox.

Con todo, se ha impuesto la lectura de que sumar con Vox no resta apoyos al PP. No es sin embargo la única visión, también hay voces en el partido que avisan de que esta alianza puede romper a su electorado de centro y da munición a la izquierda para movilizar a sus propios votantes. 

Se especula además con un posible abrazo del oso, que el PP logre con Vox lo mismo que ha conseguido con Ciudadanos: usar la coalición para desdibujar al socio minoritario hasta hacerle desaparecer. Vox admite el riesgo, pero está dispuesto a correrlo para mostrar su capacidad de gobernar. 

Por lo de pronto, al PP ya le han llovido las críticas de toda la izquierda por sumar con Abascal. También de Ciudadanos, que lo considera un "drama". 

No han sido los únicos reproches. También la familia europea del PP ha lamentado el pacto, "una triste sorpresa" en palabras del presidente del PPE, Donald Tusk, que ha sostenido que Casado era una "garantía personal" para evitar "coqueteos con radicales" y "movimientos de extrema derecha como Vox". 

Por el momento, el acuerdo del PP con Juan García Gallardo (Vox) incluye una "inmigración ordenada" y una "ley de lucha contra la violencia intrafamiliar", que no implica derogar la normativa de violencia de género pero que la actualizará.

Con estos mimbres, Feijóo se ha desvinculado del pacto, aunque lo respeta, y prosigue su campaña para presidir el PP sin revelar si estaría dispuesto a reeditar en Moncloa la suma conservadora que ha quedado sellada en Valladolid.

Algunas reacciones al pacto de PP y Vox

EL GOBIERNO. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha calificado de "pésima noticia para la democracia española" el pacto alcanzado entre el PP y Vox y ha advertido de que "lo pagarán caro" ya que muchos votantes 'populares' no entenderán el paso de la formación conservadora. 

Por su parte, la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, ha acusado a Feijóo de propiciar que la extrema derecha vuelva a estar en un Gobierno "40 años después", después de que se hiciera público el pacto de legislatura alcanzado entre PP y Vox en Castilla y León. 

LOS SOCIOS. Los socios minoritarios de la investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se han mostrado en contra del acuerdo alcanzado entre el PP y Vox para gobernar en Castilla y León, del que han culpado al futuro presidente de los populares, Alberto Núñez Feijóo.

El portavoz parlamentario del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, lo ha calificado de "gravísimo error", porque "legitima a un partido antidemocrático, que quiere avanzar en políticas regresivas"

Preguntado por si considera que se ha tomado con el apoyo del futuro líder, Alberto Núñez Feijóo, ha indicado que si este es el cambio de Feijóo para su partido, "mal vamos". 

Más País también ha criticado que el PP haya abierto la puerta a un gobierno de coalición con Vox y ha lamentado que la primera decisión de Núñez Feijóo, "el moderado", sea pactar con la ultraderecha. "Le retrata y es una mala decisión para el PP, que recupera la foto de Colón", ha puntualizado, al tiempo que ha avisado de que todo aquel que se acerca a la extrema derecha "sale engullido".

El portavoz del BNG, Néstor Rego, ha incidido en que este es el perfil de Feijóo, "camaleónico, que juega a ser moderado en algunas ocasiones..., y el resto del año, ultraespañolista", y ha advertido de sus políticas contra la sanidad pública y "antisociales". "No nos sorprende, pero nos preocupa que el PP insista no solo en políticas de seguidismo de la ultraderecha, sino que normalice a esta fuerza política", ha puntualizado

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