Los socios del Gobierno de coalición rebajaron ayer el tono ante sus diferencias sobre el aumento del gasto militar y, aunque tanto PSOE como Unidas Podemos se ratifican en sus posiciones, confían en un acuerdo en la reunión de la comisión de seguimiento del pacto, que aún no tiene fecha. Tanto con palabras como con gestos los representantes de las dos partes de la coalición se han esforzado en todo momento en evidenciar que, pese al nuevo choque a cuenta del presupuesto en materia de Defensa, no hay ningún riesgo de ruptura.
Pedro Sánchez ha coincidido con dos de las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, en un acto sobre la pobreza infantil, se saludaron con besos y, en sus intervenciones, el presidente del Gobierno y la ministra de Derechos Sociales se dedicaron mutuamente palabras de agradecimiento y elogio. No se pronunció sobre la brecha entre los socios el jefe del Ejecutivo, pero sí lo ha hecho de nuevo la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, desde Roma, para lanzar un mensaje de tranquilidad y asegurar que Sánchez y ella van a buscar "todas las fórmulas imaginativas para alcanzar un acuerdo".
Pero no sólo sobre el presupuesto de Defensa, sino también sobre lo que ha dicho que a ella le interesa más, que los ciudadanos "no sufran" ante la crisis. Tras afirmar que la coalición de Gobierno es "más imprescindible que nunca", ha expresado su deseo de que la reunión de la comisión de seguimiento del pacto que ha solicitado para que se concretara de forma urgente sea cuanto antes, pero recalcó que lo importante no es la fecha, sino llegar a un acuerdo.
El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, manifestó el deseo de que esa reunión se celebre antes del debate sobre el estado de la nación de la próxima semana. Sin embargo, los socialistas consideran que lo más urgente es preparar ese debate, tal y como aseguró su portavoz en el Congreso, Héctor Gómez, dando a entender que la cita entre los socios podría ser después de ese debate.
Echenique expresó su esperanza en convencer al PSOE de la necesidad de «reorientar el rumbo» en algunas cuestiones y no sólo porque cree que hay que poner el foco en las políticas económicas y sociales para proteger a las familias y a las pequeñas empresas, sino porque es bueno también para el Gobierno de coalición ya que los progresistas verán que defiende sus intereses y habrá más posibilidades de revalidar la mayoría. Irene Montero abogó, por su parte, por seguir gobernando y revisar el gasto para que haya más inversión en sanidad, educación o política para las mujeres, e Ione Belarra instó a trabajar para que el Gobierno se parezca lo máximo posible a las necesidades de los ciudadanos.
En la parte socialista del Ejecutivo se sucedieron los mensajes de normalidad y de búsqueda del acuerdo, y, así, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, restó importancia a las divergencias. "Claro que a veces tenemos visiones diferentes y no pasa nada porque las solucionamos como solucionamos todo: dialogando, sentándonos en la mesa, buscando soluciones y siempre nos ponemos de acuerdo porque nuestro objetivo es trabajar para la mayoría social de este país, proteger a las clases medias y trabajadoras», subrayó.
Marlaska defiende un Gobierno "fuerte"
El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, defendió la fortaleza del Gobierno pese a las discrepancias internas y ha animado a seguir avanzando. "Es un Gobierno estable, un Gobierno fuerte; estamos haciendo políticas sociales y el 100% de nuestro tiempo lo gastamos en eso".
Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, resaltó que más allá de que los socios hablen entre ellos, es mejor explicar lo que hacen, al tiempo que ha pedido a Unidas Podemos revisar sus planteamientos en materia de Defensa.
Sobre el momento que vive la coalición el Partido Popular, por boca de su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, ha vuelto a poner en duda que Sánchez pueda gobernar si no es capaz de mantener "el orden en casa".