El soberanismo calienta motores de cara a una sentencia que marcará su futuro

El independentismo prepara su respuesta a las inminentes condenas de los encarcelados entre dudas internas
Alrededor de 700 independentistas cortaron este domingo la Gran Vía tras ser desalojados de Sants. ALEJANDRO GARCÍA (EFE)
photo_camera Alrededor de 700 independentistas cortaron este domingo la Gran Vía tras ser desalojados de Sants. ALEJANDRO GARCÍA (EFE)

El independentismo se prepara, con nerviosismo y entre dudas sobre la estrategia a seguir, para afrontar la sentencia del procés y gestionar su impacto emocional, con una respuesta desde las instituciones y en las calles imprevisible, que puede poner en un aprieto a los Mossos.

Desde la prisión, Jordi Sànchez ya avanzó que este fin de semana, en vísperas de que se conozca la sentencia del Supremo, se le iba a hacer muy largo, después de ya casi dos años en prisión.

Los presos y el mundo soberanista coinciden en que cualquier fallo que no sea la absolución representará una injusticia que, además, no contribuirá a solucionar el conflicto catalán, que insisten que es de carácter político.

Unos 700 independentistas cortan la Gran Vía tras ser desalojados de Sants
A la espera de que se haga pública la sentencia, el independentismo ha "ensayado" este domingo en Barcelona su respuesta al fallo, ocupando primero el vestíbulo de la estación de Sants y manifestándose después por las calles de la ciudad. Tras salir de Sants, los independentistas se dirigieron a pie hacia la plaza España, y allí tomaron la Gran Vía, lo que obligó a cortar el tráfico y a desviar el recorrido de varias líneas de autobús –en la imagen que encabeza esta noticia–. Esta marcha reunió a más de 700 personas, según la Guardia Urbana.


Sea como sea, la sentencia –que el Tribunal Supremo dictará este lunes, aunque no se puede descartar que la publicación se aplace al martes– se colará como un vendaval en la campaña electoral del 10 de noviembre, que puede llegar a estar más focalizada en el conflicto catalán, si cabe, que la del 28-A.

De hecho, la consecuencia más inmediata de unas condenas —y las consiguientes inhabilitaciones— será que JxCat y ERC perderán a sus candidatos para el 10-N: los presos Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull, Joaquim Forn, Oriol Junqueras y Raül Romeva.

Tras la sentencia se intensificarán las voces en favor de una ley de amnistía, algo que ya ha sacado a colación el candidato de ERC Gabriel Rufián, que ha invitado al resto de partidos catalanes a incluirla en sus programas.

Como en las elecciones del 28-A, JxCat y ERC no han logrado para el 10-N un proyecto unitario, pero la sentencia ofrecerá una oportunidad para exhibir unidad en la respuesta, que tendrá una vertiente institucional y otra en la calle y que vendrá marcada por las apelaciones de partidos y entidades a asegurar su carácter pacífico. Es en el tipo de acciones y su grado de intensidad donde hay más dudas en las filas independentistas, que han empezado a aflorar en forma de discrepancias públicas.

El exconseller Antoni Comín, huido a Bélgica, ha abogado esta semana por "buscar el desgaste económico del Estado", reflexión rebatida por la consellera Àngels Chacón, con el argumento de que "perjudicar la economía española perjudica también a Cataluña"; y hasta el expresident Artur Mas ha salido al paso: "No quiero que el precio sea hundir mi economía".

Por su parte, el presidente catalán, Quim Torra, solo ha explicado que su iniciativa se fundamentará en el voto, la democracia y la defensa de los derechos fundamentales, entre los que cuenta la autodeterminación, mientras que como respuesta popular ha avalado la "desobediencia civil".

HUELGA. En la calle, la ANC y Òmnium Cultural llaman a la movilización nada más conocerse la sentencia. Además, prevén que el miércoles se inicien cinco marchas a pie y el viernes se ha convocado una huelga general.

A estas columnas se sumarán los CDR, en el ojo del huracán desde las detenciones de siete de sus activistas por preparar actos terroristas. En pleno pulso entre fuerzas políticas por el relato, en JxCat y ERC hay dirigentes que temen la estrategia incontrolada de los CDR en unas movilizaciones que se prevén masivas y con multitud de puntos calientes.

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