Un año duro para el Rey

El príncipe Felipe y el rey Don Juan Carlos, en una foto de archivo (AEP)
photo_camera El príncipe Felipe y el rey Don Juan Carlos, en una foto de archivo (AEP)

El Rey ha sorteado un año marcado por tres intervenciones quirúrgicas, una en la espalda y dos en la cadera, que le han obligado a restringir su actividad pública y han abierto espacios para un mayor protagonismo del Príncipe de Asturias, que ha visto así reforzado su papel como Heredero de la Corona.

Este 2013 se han repetido para el Monarca trances hospitalarios que ya tuvo que superar el año anterior y también ha proseguido, como telón de fondo, la investigación judicial sobre Iñaki Urdangarin en un caso Nóos con una instrucción aún abierta, en el que la infanta Cristina llegó a estar imputada durante un mes.

Don Juan Carlos cumplió 75 años el 5 de enero, una efeméride que celebró en la intimidad y todavía convaleciente de la operación en la que el traumatólogo Ángel Villamor le había implantado una prótesis en la cadera izquierda; al día siguiente, reanudó su actividad pública para presidir la Pascua Militar.

Durante las siguientes semanas, recibió a los presidentes autonómicos Alberto Núñez Feijóo, Íñigo Urkullu y Artur Mas -una reunión seguida con gran expectación por las alusiones al debate soberanista en Cataluña que contenía una reciente carta del Rey-, pero la progresiva recuperación de su actividad se vio truncada a principios de marzo por una nueva entrada en el quirófano.

Esta vez se trataba de operar dos hernias discales que provocaban fuertes dolores y limitaban la movilidad del jefe del Estado y, una vez resuelta con éxito la intervención quirúrgica, se afanó en un intenso proceso de rehabilitación que hizo compatible con una rápida normalización de su agenda.

El rey Abdalá de Jordania, el presidente uruguayo José Mújica, el guatemalteco Otto Pérez Molina, el paraguayo Horacio Cartes, el expresidente Bill Clinton y el príncipe heredero de Japón Naruhito -invitado por don Felipe- se reunieron en la Zarzuela con el Rey, que presidió además el Día de las Fuerzas Armadas en un acto breve, adaptado a su recuperación y seguido de un almuerzo en palacio.

La normalización de su actividad culminó con un viaje oficial al extranjero -primero y último en 2013-, el que realizó en julio a Marruecos invitado por Mohamed VI y al que acudió acompañado por cinco ministros y por nueve exministros de Exteriores para dar el máximo peso simbólico a una visita cuya intensa agenda reforzó la cooperación económica, educativa y cultural.

El viaje reafirmó además la excelente relación personal de don Juan Carlos con el monarca alauí, quien se esforzó por hacer visible su amistad con todo tipo de gestos, el último de ellos días después de la visita cuando concedió un indulto colectivo a 48 presos españoles que tuvo más tarde un efecto no deseado, al descubrirse que, por un error marroquí, había quedado en libertad un pederasta.

En contra de lo previsto, los planes de recuperación definitiva del Rey se truncaron tras el verano, ya que la operación en la cadera izquierda había provocado una infección que le causaba fuertes dolores y requería volver pronto al quirófano para sustituir la prótesis.

Así, después de recibir al boliviano Evo Morales y a los Reyes de Holanda, fue sometido a la primera fase de una intervención quirúrgica en dos etapas -la segunda fue en noviembre- para la que se eligió al cirujano gallego afincado en EEUU Miguel Cabanela, que fue presentado antes de la operación en una histórica rueda de prensa, la primera que se convoca en el Palacio de la Zarzuela.

El éxito de ambas intervenciones ha permitido al Rey reaparecer ante las cámaras en actos oficiales a principios de diciembre, si bien las convalecencias encadenadas le obligaron a cambiar el protocolo para recibir nuevos embajadores y han llevado al Príncipe a protagonizar actos reservados tradicionalmente al jefe del Estado.

Así ocurrió con la entrega del Premio Cervantes, por segundo año, y especialmente con la Fiesta Nacional, el 12 de octubre, cuando por primera vez presidió el desfile militar, acompañado por doña Letizia, y recibió sin el Rey a los invitados a la recepción en el Palacio Real junto a la Reina, la Princesa y la infanta Elena, quien regresó a su lugar como anfitriona tras el paréntesis de 2012.

Su inédito brindis de aquel día, por encargo del Monarca, en el que animó a todos los españoles a celebrar lo que les une y a comprometerse con un futuro compartido, compitió en repercusión con su tradicional discurso de los Premios Príncipe de Asturias y con las intervenciones públicas que tuvo durante su visita a Panamá, en coincidencia con la Cumbre Iberoamericana.

Por vez primera en los 23 años de estas citas, el Rey no participó en la Cumbre -ante la que intervino con un mensaje de vídeo- y, aunque no podía sustituirle en ese foro, el Heredero de la Corona desarrolló en Panamá una amplia agenda de encuentros iberoamericanos.

Cumplió asimismo en Ecuador y Paraguay -aunque no en Venezuela- la tradición de asistir a las investiduras de presidentes de la región y, tras una exhaustiva visita oficial a California y Florida acompañado por la Princesa, tuvo que recurrir también él a los mensajes de vídeo para suplir su ausencia en Sao Paulo, después de que una avería en el avión obligara a cancelar su viaje a Brasil.

Mozambique ha sido el destino de la visita anual de cooperación de la Reina, que celebró en noviembre su 75 cumpleaños y reafirmó a lo largo del año su valor como factor de cohesión para hacer visible la unidad de su familia ante las adversidades de salud o las derivadas del caso Nóos.

El juez José Castro inauguró el año con la imputación de Carlos García Revenga, asesor de las infantas, y resolvió el 3 de abril imputar a doña Cristina, una decisión contestada abiertamente por la Casa del Rey -que se declaró "sorprendida" por el "cambio de posición"- y que la Audiencia de Palma dejó sin efecto el 7 de mayo.

La atención a los sectores más perjudicados por la crisis y el apoyo a los emprendedores y los investigadores para favorecer la recuperación económica han vuelto a ser en 2013 ejes prioritarios de las actividades de los Reyes y los Príncipes, que acudieron en julio a Santiago para mostrar su solidaridad con los afectados por el accidente ferroviario.

Este ha sido también el año en que don Juan Carlos renunció al uso del yate "Fortuna", en que la misa por el centenario del Conde de Barcelona reunió a la Familia Real arropada por las altas instituciones del Estado y en que la Casa del Rey -cuya asignación presupuestaria acumula ya, por decisión propia, un recorte del 12,58 por ciento- pidió al Gobierno quedar sometida a la Ley de Transparencia.

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