Zapatero no sabe ''cuánta muerte vende España''

Zapatero rogó confianza a los ciudadanos. EFE
photo_camera Zapatero rogó confianza a los ciudadanos. EFE

Como cabía esperar, los disparos hacia Zapatero empezaron en el campo de batalla de la crisis. Cuándo va haber ayudas para las pymes, para las familias, cuando dejarán de aumentar las colas del paro... Una ciudadana resumió todos los interrogantes: ''¿Cuánto va a durar esto?

Repitiendo un discurso bien aprendiendo, el presidente del Gobierno habló del fin del año 2009 -que aseguró será ''difícil''- como el principio de la recuperación económica. Para alcanzar ese punto, pidió una vez más confianza y un compromiso colectivo porque ''el Gobierno no puede hacerlo sólo''.

Y, sobre todo, Zapatero pidió confianza. ''La economía no es sólo dinero, es también un estado de ánimo''. ''Saldremos de esta, claro que sí'', concluyó.

¿Cuánta muerte vende España?

Cuando, pasado el 'bloque económico', el presidente respiraba tranquilo, llegó la pregunta hecha misil.''España está entre los diez países que más armas exportan del mundo'', explicó un ciudadano al que le parece ''muy hipócrita'' que Zapatero afirme aún así defender los derechos humanos, ''cuando está vendiendo muerte''.

El presidente titubeó, alegó misiones de paz, que esas exportaciones no suponían más de un millón de euros, defensa nacional... Pero ante la pregunta bomba, no encontró refugio: ''¿Tiene usted idea de cuántos civiles palestinos han matado nuestras armas?''. ''Nuestras armas no se utilizan para eso'', fue la única réplica que pudo hacer.

Sin respiro
Izaskun, una chica ''que quiere trabajar'' y que padece síndrome de Down preguntó cuándo podríamos ver a personas con diversidad funcional ''sobradamente preparadas'' como ella ocupando puestos de trabajo.  Una profesora preguntó por el fin de la violencia en las escuelas, uno de los principales problemas de los españoles más débiles, los niños; al igual que las altas cifras de mujeres asesinadas con el argumento de la violencia machista de fondo.

Para estos ciudadanos, Zapatero prometió integración, seguridad y protección, programa de Gobierno que se sabía de memoria y que le sirvió para relajarse antes de marchar al primer descanso publicitario de la batalla.

Ni pensar en la dimisión
Tras los anuncios, una española quiso saber de los asuntos de alcoba del presidente, ''¿qué le quita a usted el sueño?''. Ante la evasiva del presidente, ella fue tajante: ''se me ha ido de la pregunta, es usted un espadachín del verbo y yo soy una persona normal''.

Desde luego, lo que no disminuye sus horas de sueño debe ser el quedarse, como otros 14 millones de españoles, sin empleo. O al menos eso fue lo que dejó traslucir cuándo negó haber tenido la 'tentación' de dimitir, 'cuan presidente de club de fútbol en puestos de descenso'cuando los resultados no acompañan.

Aborto y eutanasia

Era un hombre el que preguntaba por una ley de aborto ''sin cortapisas'' y por la eutanasia, pidiéndola como un derecho para sí mismo, frente a los deseos de la Conferencia Episcopal, que ''le siguen poniendo los pelos de punta'' a un Estado que se supone laico.

No fue el presidente quién respondió, sino un sacerdote, que replicaba al presidente preguntándole por el ''derecho a la vida'' y por si un embrión ''es un ser humano''. Discurso científico reconocido internacionalmente fue el argumento esgrimido para ''despenalizar el derecho de las mujeres al aborto'', apoyado plenamente por Zapatero.

Sin soluciones

Poco más hubo 'que rascar'. Las preocupaciones de los jóvenes estudiantes estuvieron presentes de la mano del Plan Bolonia; al igual que el compromiso del Gobierno de modernizar la Justicia mediante un mayor presupuesto para la informatización de los archivos judiciales.

Fueron algo más de 40 preguntas las que entraron en este diálogo presidente-ciudadanos que no resolvió dudas sobre economía y tal vez no aumentara tampoco la confianza del país en el hecho de poder salir del tunel de la crisis.

Pero, fuera de todo pronóstico, abrio otra incertidumbre. El motivo por el que el 'espadachín del verbo' no sabe ''cuánta muerte vende España''.

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