El acusado dijo que si Ana Enjamio no volvía con él, tampoco lo haría con su exnovio

Una compañera de trabajo de la víctima asegura que César A.O. atosigó a la joven durante meses 
César Adrio, presunto asesino de Ana Enjamio. SALVADOR SAS
photo_camera César Adrio, presunto asesino de Ana Enjamio. SALVADOR SAS

Una compañera de trabajo de Ana Enjamio, la joven asesinada a cuchilladas en el portal de su casa en Vigo en diciembre de 2016, ha revelado que horas antes del crimen, el acusado, César A.O., le confesó que si no volvía con él, tampoco lo haría con su exnovio, con el que se había reconciliado.

Esta testigo ha declarado que el día de la cena de empresa, tras la cual se produjo el crimen, ella llevó por la mañana al trabajo al acusado porque tenía su coche en el taller, y que durante el trayecto vio que aquél estaba "muy mal" y le confesó que llevaba meses sin dormir.

Algo que en principio sospechaba que era por el proceso de divorcio de su mujer, pero tras cerrarlo justo unos días antes, comprobó que su inquietud era a causa de la ruptura con Ana Enjamio, cuya relación consideraba "inacabada".

También le dio a entender que culpaba a la chica de su divorcio porque había apostado por su relación con él y sentía que le había fallado.

Ella, ha contado, le dijo que no podía vivir así y que la olvidara, pero él le contestó que no podía o no sabía cómo, y en un momento dado le dijo que si no acababa con él, tampoco lo haría con su exnovio, con el que meses antes había retomado su relación sentimental.

Una amenaza que, según le confesó la propia víctima, le había hecho en el portal de la vivienda en la que ambos convivieron unos meses, hasta que empezó a sentirse hostigada y se mudó a otro piso sin que él lo supiera y para que "no pudiese localizarla" allí.

Esta testigo ha señalado que César A.O. trató de utilizarla para que Ana Enjamio volviera con él y que tenía atosigada a la víctima, al plantarse con frecuencia ante su casa o delante del coche, y que sospechaba que le había instalado en el mismo un dispositivo de seguimiento.

El exnovio de Ana Enjamio y otra compañera de trabajo han relatado con detalle el acoso al que César A.O. la sometió durante varios meses, y en el primero de los casos a él también, ya que le envió correos, mensajes, emoticonos y fotos en los que le hacía ver que ella estaba enamorada de él.

Ambos han coincidido en que la chica se sentía agobiada y presionada por César A.O., incluso que estaba atemorizada, y que por tal motivo le pidieron que rompiera toda relación con aquel, pero no les hizo caso.

Paula M.S. ha afirmado que el acusado vestía en la noche de autos unos zapatos diferentes a los que entregó a la Policía, así como otra cazadora, extremo que el acusado reconoció ayer.

Asimismo, ha indicado que Ana Enjamio les confesó a ella y a otra amiga durante la cena que César A.O. se había colado en el baño con ella pero que no había "conseguido lo que quería", algo a lo que el acusado se refirió como "un escarceo" sexual, y que vio cómo ella lo rechazó cuando le hizo muestras de cariño.

Un extremo que ha corroborado otro testigo, también compañero de trabajo de ambos, quien vio cómo ella lo separaba con la mano cuando él se aproximaba mucho a ella.

Ninguno de ellos recuerda haberlos visto bailar juntos, tal y como declaró el acusado.

Paula M.S. también ha relatado que tras la cena, mientras intentaban que a una amiga le diera el aire porque estaba muy bebida, la víctima se giró al acusado y le dijo que se marchara, que allí no pintaba nada.

Así como que en un momento dado, el acusado le preguntó dónde había dejado el coche con el que ella, Ana y María Jesús habían ido a la cena, y se marchó "a paso apurado, muy rápido", prácticamente sin despedirse.

Luego dejó a Ana y a otro compañero, Alfonso, en las inmediaciones del piso de ella y se marchó, y que no fue hasta el día siguiente, cuando la llamó la Policía, que supo del crimen.

Un guardia civil ha declarado que en la noche del crimen, sobre las 5.20 horas, cuando se dirigía al cuartel de Vigo para iniciar su turno, vio a un hombre alto, delgado y con barba de varios días y a una chica charlar ante el portal donde Ana Enjamio fue hallada muerta en un charco de sangre.

Este agente ha indicado también que ella, que tenía la puerta del portal entreabierta, le pedía a él que hiciera el favor de marcharse, pero en un tono que en aquel momento no le pareció alarmante.

Reparó en la gravedad del asunto cuando horas más tarde vio en la televisión la noticia del crimen.

Asimismo, ha contado que cuando había avanzado unos 100 metros desde el portal, echó la vista atrás y ya no vio a nadie en la acera.

Ahora bien, ha dicho que ni entonces ni ahora se siente capacitado para identificar a ninguno de los dos porque era de noche y no apreció ninguna actitud sospechosa. 

Una compañera de trabajo de Ana Enjamio, la joven asesinada a cuchilladas en el portal de su casa en Vigo en diciembre de 2016, ha revelado que horas antes del crimen, el acusado, César A.O., le confesó que si no volvía con él, tampoco lo haría con su exnovio, con el que se había reconciliado.

Esta testigo ha declarado que el día de la cena de empresa, tras la cual se produjo el crimen, ella llevó por la mañana al trabajo al acusado porque tenía su coche en el taller, y que durante el trayecto vio que aquél estaba "muy mal" y le confesó que llevaba meses sin dormir.

Algo que en principio sospechaba que era por el proceso de divorcio de su mujer, pero tras cerrarlo justo unos días antes, comprobó que su inquietud era a causa de la ruptura con Ana Enjamio, cuya relación consideraba "inacabada".

También le dio a entender que culpaba a la chica de su divorcio porque había apostado por su relación con él y sentía que le había fallado.

Ella, ha contado, le dijo que no podía vivir así y que la olvidara, pero él le contestó que no podía o no sabía cómo, y en un momento dado le dijo que si no acababa con él, tampoco lo haría con su exnovio, con el que meses antes había retomado su relación sentimental.

Una amenaza que, según le confesó la propia víctima, le había hecho en el portal de la vivienda en la que ambos convivieron unos meses, hasta que empezó a sentirse hostigada y se mudó a otro piso sin que él lo supiera y para que "no pudiese localizarla" allí.

Esta testigo ha señalado que César A.O. trató de utilizarla para que Ana Enjamio volviera con él y que tenía atosigada a la víctima, al plantarse con frecuencia ante su casa o delante del coche, y que sospechaba que le había instalado en el mismo un dispositivo de seguimiento.

El exnovio de Ana Enjamio y otra compañera de trabajo han relatado con detalle el acoso al que César A.O. la sometió durante varios meses, y en el primero de los casos a él también, ya que le envió correos, mensajes, emoticonos y fotos en los que le hacía ver que ella estaba enamorada de él.

Ambos han coincidido en que la chica se sentía agobiada y presionada por César A.O., incluso que estaba atemorizada, y que por tal motivo le pidieron que rompiera toda relación con aquel, pero no les hizo caso.

Paula M.S. ha afirmado que el acusado vestía en la noche de autos unos zapatos diferentes a los que entregó a la Policía, así como otra cazadora, extremo que el acusado reconoció ayer.

Asimismo, ha indicado que Ana Enjamio les confesó a ella y a otra amiga durante la cena que César A.O. se había colado en el baño con ella pero que no había "conseguido lo que quería", algo a lo que el acusado se refirió como "un escarceo" sexual, y que vio cómo ella lo rechazó cuando le hizo muestras de cariño.

Un extremo que ha corroborado otro testigo, también compañero de trabajo de ambos, quien vio cómo ella lo separaba con la mano cuando él se aproximaba mucho a ella.

Ninguno de ellos recuerda haberlos visto bailar juntos, tal y como declaró el acusado.

Paula M.S. también ha relatado que tras la cena, mientras intentaban que a una amiga le diera el aire porque estaba muy bebida, la víctima se giró al acusado y le dijo que se marchara, que allí no pintaba nada.

Así como que en un momento dado, el acusado le preguntó dónde había dejado el coche con el que ella, Ana y María Jesús habían ido a la cena, y se marchó "a paso apurado, muy rápido", prácticamente sin despedirse.

Luego dejó a Ana y a otro compañero, Alfonso, en las inmediaciones del piso de ella y se marchó, y que no fue hasta el día siguiente, cuando la llamó la Policía, que supo del crimen.

Un guardia civil ha declarado que en la noche del crimen, sobre las 5.20 horas, cuando se dirigía al cuartel de Vigo para iniciar su turno, vio a un hombre alto, delgado y con barba de varios días y a una chica charlar ante el portal donde Ana Enjamio fue hallada muerta en un charco de sangre.

Este agente ha indicado también que ella, que tenía la puerta del portal entreabierta, le pedía a él que hiciera el favor de marcharse, pero en un tono que en aquel momento no le pareció alarmante.

Reparó en la gravedad del asunto cuando horas más tarde vio en la televisión la noticia del crimen.

Asimismo, ha contado que cuando había avanzado unos 100 metros desde el portal, echó la vista atrás y ya no vio a nadie en la acera.

Ahora bien, ha dicho que ni entonces ni ahora se siente capacitado para identificar a ninguno de los dos porque era de noche y no apreció ninguna actitud sospechosa. 

El exnovio de la víctima ha contado cómo estuvo dialogando con ella por whatsapp durante toda la noche y que al no contestarle a dos mensajes, el segundo de los cuales figuraba como no recibido, se alarmó, más aún cuando al cabo desapareció la foto de perfil de la joven.

Entonces decidió acercarse hasta su casa, pero al llegar vio las luces de la Policía y la zona precintada, y allí conoció la fatal noticia.

La directora de recursos humanos de la empresa en la que ambos trabajaban ha descrito a César A.O. como una persona "bastante machista" y que por este motivo y por los comentarios que le habían llegado de que tenían una relación sentimental indicó a la Policía que a quien primero tenían que interrogar era a éste.

También han declarado el vecino que se encontró el cadáver de Ana tendido en el portal del edificio, quien intentó tomarle el pulso y luego llamó a la Policía; otro que escuchó gritos de "mamá, mamá", pero creyó que eran de una discusión y no le dio mayor importancia; y el padre de la víctima, quien dijo no conocer a César A.O. ni la relación que mantuvo con su hija.