Los acusados de asesinar a una mujer en A Pobra de Caramiñal se culpan mutuamente

La Fiscalía pide 20 años de prisión para ambos en un juicio con jurado popular que se celebra en Santiago 

La pareja acusada de matar a una mujer que compraba cocaína en A Pobra en el arranque del juicio. XOÁN REY
photo_camera La pareja acusada de matar a una mujer que compraba cocaína en A Pobra en el arranque del juicio. XOÁN REY

Los dos acusados del asesinato de Yulissa A.P. en junio de 2015 en A Pobra do Caramiñal han defendido su inocencia este martes durante la primera jornada de declaraciones en un juicio que se celebra desde el pasado lunes en los juzgados de Santiago de Compostela. 

Tras la constitución del jurado popular, este martes ha tenido lugar la primera jornada de comparecencias, en la que han testificado los dos acusados, que mantenían una relación sentimental en el momento de los hechos y que se dedicaban a la venta de drogas al menudeo. 

Ambas defensas sostienen la inocencia de los procesados, M.A.C. y V.L.M., que se han culpado mutuamente a través de diferentes versiones de lo ocurrido en la mañana del 7 de junio de 2015, cuando Yulissa A.P., de origen dominicano y residente en Ribeira (A Coruña), donde ejercía la prostitución, fue asesinada en una finca de difícil acceso situada en A Pobra y en la que fue abandonado el cadáver. 

El Ministerio Público entiende que los acusados actuaron "de común y previo acuerdo" para acabar con la vida de la víctima, a la que causaron hasta 36 heridas cortantes y punzantes en la cabeza y parte superior del torso, lo que le provocó la muerte por pérdida de sangre. 

Además, tendrían que pagar una indemnización de 110.000 euros a los herederos de la víctima

En registros posteriores al crimen fueron hallados en el domicilio que compartía la pareja en A Pobra varios útiles para la venta de droga, así como una pistola con cartuchos con la que ya habían amenazado a varios clientes por deudas de droga. Así, la víctima, con la que los acusados mantenían relación, supuestamente habría contraído una deuda con los procesados derivada de la compra de droga. 

Por ello, pide penas para ambos de 20 años de prisión por un delito de asesinato con ensañamiento, así como el pago de una indemnización de 110.000 euros para los herederos de la víctima. 

LOS HECHOS. Pese a que ambos acusados defienden su inocencia y el arma del crimen nunca fue hallada, las cámaras del bar donde fue vista por última vez la asesinada muestran como M.A.C. abandona el local junto a Yurissa. Ésta, minutos antes, había pedido a una de las personas que la acompañaban que apuntase la matrícula de un coche blanco que se había desplazado a este establecimiento, situado en Ribeira, para recogerla. 

Además, el tráfico de repetidores analizado por la Policía y las telecomunicaciones del móvil de la víctima y de los acusados los sitúan a todos "en la misma zona de influencia". El cadáver fue localizado por un vecino en una finca de A Pobra situada en las inmediaciones de otro terreno propiedad de la familia de la acusada.

VERSIONES ENCONTRADAS. En sus declaraciones, los acusados, M.A.C. y V.L.M., han ofrecido versiones diferentes de lo ocurrido y han culpado al otro del crimen. Además, también aseguran que era la otra persona quien se dedicaba a la venta de droga. 

M.A.C. sostiene que era él quien se dedicaba al tráfico de estupefacientes y que la sometía a maltrato físico y psicológico

El primero en prestar declaración ha sido V.L.M., quien ha afirmado ante el jurado que era su expareja quien traficaba con sustancias estupefacientes para pagar la hipoteca del piso que compartían, situado en la calle Tetuán de A Pobra. Además la acusa de ser "violenta", "posesiva" y "controladora"–, V.L.M. señaló que Yurissa "tenía una deuda con M. de 45 euros" derivada de la compra de cocaína. 

Por su parte, M.A.C. sostiene que era él quien se dedicaba al tráfico de estupefacientes y que la sometía a maltrato físico y psicológico, con constantes amenazas hacia ella y sus hijos. En esta línea, mantiene que vivía bajo constantes amenazas que hacían que realizase las órdenes de V. "sin preguntar" por "miedo" a las represalias. 

La acusada reconoce que esa mañana acudió al bar de Ribeira a recoger a la víctima, pero que lo hizo porque así se lo había requerido su pareja, al que también identifica como una persona violenta que acostumbraba a ir armado. 

A continuación, aseguró que se dirigió junto a la víctima de vuelta a A Pobra, donde aparcó el coche en las inmediaciones de su casa. La acusada afirma que volvió al hogar, donde fue "encerrada" por V., quien se fue de casa para volver una hora después "con la ropa manchada de sangre", según la versión de M.A.C. 

El juicio continuará este miércoles en los juzgados de Santiago con nuevos testimonios.