El jefe de maquinistas pidió señales en Angrois en 2011

Garzón Amo, entre llantos tras descarrilar el Alvia: "Si pillo al de seguridad lo mato" ► Un vecino de Angrois que auxilió al maquinista desvela su conversación tras el accidente

Juicio del caso Alvia. EFE
photo_camera Un testigo comparece en el juicio del caso Alvia. EFE

El maquinista que llevó el Alvia hasta Ourense

"Esa curva era peligrosa y el jefe de maquinistas de Ourense había advertido a sus superiores, pero no se hizo nada". Así de contundente se mostró en su declaración Javier Illanes Álvarez, el maquinista que llevó el Alvia desde Medina del Campo hasta la ciudad de As Burgas para ser relevado por el monfortino Francisco José Garzón Amo. Hasta el punto de que considera que "una sola señal de reducción de velocidad hubiera evitado el accidente". 

"Pero en esa vía no había nada, teníamos que fijarnos en el paisaje para frenar, y esas referencias pueden variar o no ser visibles en caso de niebla o mucha lluvia, como pasa muchas veces en Galicia". Un sistema que dejaría toda la seguridad en los ojos y percepción del maquinista, algo inaceptable a todas luces en la alta velocidad del siglo XXI.

En un testimonio que evidenció la ausencia de seguridad en la línea, este conductor, que permaneció en el Alvia tras ceder los mandos a Garzón Amo, reveló que los conductores de la línea Ourense-Santiago no recibieron en su formación de Renfe "indicaciones de dónde frenar" y que, además, "ese cursillo lo realizamos en una máquina tractora que no pasaba de 140 km/h, nada que ver con un Alvia con vagones que alcanza 250 km/h", por lo que las distancias de frenado "cambian completamente".

En definitiva, y preguntado por uno de los abogados de las víctimas, zanjó tajantemente: "El accidente se debió a la falta de señalización".

El interventor del Alvia "no sabía ni que existía la curva"

El interventor del Alvia que descarriló en Angrois, Antonio Martín Marugán, alegó que "no sabía en qué punto kilométrico" estaba el tren cuando realizó la fatídica llamada al maquinista, el monfortino Francisco José Garzón Amo, ni tampoco "que existiese ninguna curva" peligrosa como la de A Grandeira.

Unos "segundos después", reconoció, el convoy descarriló. "Si yo supiese las consecuencias de esa llamada, soy el menos indicado para hacerla porque voy dentro del tren", admitió a preguntas del fiscal Mario Piñeiro.

En una sesión que comenzó con media hora de retraso sobre la hora prevista por haberse olvidado los papeles en el hotel el representante del ministerio público, el interventor del Alvia se presentó como un simple revisor de tren que, como tal, no conoce "la vía ni el itinerario", ni "tampoco que estuviese desconectado o conectado el ERTMS". De ahí que realizase la llamada "en ese momento como pudo ser cualquier otro".

Sus explicaciones, eso sí, fueron todo lo contrario a concisas cuando el fiscal le inquirió sobre su mentira a la Policía, ante la que negó "hasta dos veces" la existencia de la llamada, según declaró este martes en la misma sala un agente que participó en el atestado. "Yo no recuerdo... No me acordaría en ese momento", desvió con voz titubeante.

Y cuestionado sobre la idoneidad de realizar esa comunicación al maquinista que versaba sobre un asunto que, tal y como reconoció, tendría lugar "una hora después", como era que unos pasajeros "de Madrid" se apeasen en Pontedeume, reconoció que "sí pudo haber esperado [a llamar], pero no sabía que fuese a despistar" al conductor del convoy.

Vigilante del Alvia

"Los maquinistas hablaban sobre esa curva en corrillos. Los tengo oído decir que era bastante peligrosa". El vigilante de Prosegur del Alvia siniestrado en Angrois, Celso Cástor González Conde, apuntó ayer al riesgo en A Grandeira como factor influyente en el descarrilamiento del Alvia a tenor de lo que escuchado a conductores de Renfe.

Una circunstacia que va más allá de la desconexión de ETRMS o la falta de señalización y que señala directamente a la construcción de la infraestructura, con uno de los radios más cerrados de la red ferroviaria española pese a que el exjefe de seguridad de Adif Andrés Cortabitarte, acusado junto al maquinista por la tragedia, aseguró que "esa curva es una cualquiera de las miles que hay en España".

Asimismo, entró en contradicción con el interventor que realizó la fatal llamada al maquinista -iban sentados al lado-, quien dijo haber colgado el teléfono segundos antes del accidente. "Yo recuerdo que él tenía el móvil en la mano cuando descarrilamos. Mi impresión es que el conductor debió de tirar el teléfono al darse cuenta de la curva, pero si no seguirían hablando", explicó Celso Cástor, quien añadió además que el contenido de la llamada "no era urgente".

Preguntado por Renfe y Adif sobre si era posible saber que se aproximaba la curva, lo que apuntaría a un error humano que por otra parte nadie niega, el vigilante dijo que "sí, porque muchos viajeros ya estaban de pie para bajarse en Santiago". Además, dijo que "ese día se notaba que el tren iba demasiado rápido en esa zona".

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