Una amiga de la asesinada en Oza-Cesuras: "Cristina fue una víctima colateral"

La hipótesis del crimen pasional gana fuerza: el marido de la difunta y la esposa del homicida habían mantenido una relación "estrecha"
Un miembro de la Policía Científica, en el tejado de la vivienda donde se cometió el crimen. TVG
photo_camera Un miembro de la Policía Científica, en el tejado de la vivienda donde se cometió el crimen. TVG

Eva era amiga y compañera de empresa de la mujer asesinada en Oza-Cesuras y está "segura" de que "Cristina fue una víctima colateral de todo esto". Con todo esto, aunque prefiere no entrar en detalles porque no conoce al homicida y al marido de la difunta solo lo vio "un par de veces", según declaró en la TVG, alude a la truculenta relación entre estos dos hombres de unos años a esta parte. Concretamente, desde que el detenido se enteró de que su mujer era algo más que compañera de trabajo del esposo de Cristina, según deslizaron fuentes del entorno laboral de las parejas de víctima y verdugo. El sospechoso, con problemas de drogadicción desde hace décadas, habría montado en cólera y propinado una paliza al marido de la víctima –aunque algunas informaciones apuntan que dio el encargo a otro hombre– y estos hechos lo llevaron a la prisión de Teixeiro, de la que salió no hace mucho con sed de venganza y adonde regresará en cuanto le den el alta en el hospital.

Esta es, a vuelapluma, la principal hipótesis sobre uno de los casos más enigmáticos de la crónica negra gallega reciente, investigado en un principio como un robo en el que pocas piezas encajaban. Lo empezaron a hacer cuando trascendió que los implicados se conocían y, especialmente, sus respectivas parejas, que habían mantenido una relación "estrecha" en el pasado, según indica La Opinión de A Coruña.

Y aunque el móvil del crimen no es fundamental –ni siquiera necesario– a la hora de juzgar un crimen, es inevitable preguntarse el porqué e incluso los jueces cuestionan a los acusados al respecto cuando reconocen los hechos.

En el caso de Oza-Cesuras, apenas trascendieron datos sobre el interrogatorio que la instructora realizó al presunto asesino vía videoconferencia, con este postrado en una cama del Complexo Hospitalario de A Coruña (Chuac), donde se recupera de las heridas y el pequeño infarto que sufrió tras disparar en la nuca a Cristina, algo que al parecer sí reconoció aunque dijo que no lo recordaba muy nítidamente porque había estado consumiendo cocaína y heroína en las horas previas. A sus 51 años, este vecino de Culleredo confesó que tiene problemas con las drogas desde su juventud, lo que le granjeó algunos antecedentes en su ficha policial.

La jueza, a la vista de su declaración y las numerosas pruebas de cargo contra el detenido, capturado manchado de sangre a pocos metros de la escena del crimen, donde luego fue localizada la pistola homicida, decidió enviarlo a prisión. Y aunque había muchas posibilidades de que su llegada –en realidad regreso– a Teixeiro se produjese este jueves, parece que se retrasará al menos dos días más porque finalmente el detenido tendrá que ser operado a causa de una de las heridas que se produjo al huir de la vivienda de la víctima.

ORIGEN DEL ARMA. En cuanto al arma homicida, la Guardia Civil sigue investigando cómo se hizo el detenido con ella, con su sustracción del domicilio de un varón –que ya fue interrogado– como principal hipótesis.

En este sentido, trata de esclarecerse cuándo y cómo se produjo el robo, sin descartar del todo que el autor del crimen y el dueño de la pistola puedan conocerse y el segundo se la pudiese haber entregado.

Incógnitas. ¿Era el objetivo del ataque ella?
Quedan interrogantes que despejar sobre el crimen. Y uno tan importante como si era Cristina el objetivo del mismo. En la casa también vivía su marido, con quien mantenía enemistad el homicida, aunque a esa hora no estaba. Una hipótesis es que fuese a por él.

¿Quería matar o raptar?
También se baraja, a tenor de la cadena de gran longitud, grilletes y candados que portaba el sospechoso, que su idea inicial fuese un rapto que podría haberse torcido por la resistencia que opuso la mujer, lo que no lo exime de un ápice de culpa al apretar el gatillo.

Comentarios