Bergantiños pide no ser extraditado a EE UU por su "grave" estado de salud

La fiscal reconoce que la situación de José Carlos, uno de los hermanos guitiricenses acusados de vender más de 60 cuadros falsificados a galerías de Nueva York, es "delicada", pero no descarta su traslado
Bergantiños sale de los juzgados tras cumplir la orden de personamiento semanal
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El guitiricense José Carlos Bergantiños, acusado de falsificar obras de arte de artistas como Mark Rothko y Jackson Pollock, ha pedido a la Audiencia Nacional que no le extradite a Estados Unidos por el "grave" estado de salud que padece y que han acreditado los médicos. Para la Fiscalía, no se puede negar que su situación es "delicada", pero deben valorarla las autoridades norteamericanas y es "exagerado" calificar su encarcelamiento allí como una "aberración".

En la vista de extradición, celebrada este viernes tras haber sido aplazada en abril para que el médico forense examinara a Bergantiños, todos los sanitarios han coincidido en que el reclamado ha sufrido un derrame cerebral y su estado físico y psicológico se encuentra "deteriorado" y es "irreversible", por lo que han puesto de relieve los "riesgos" de su desplazamiento a Washington. "No se puede poner en duda que tiene una salud delicada y necesita una tercera persona para actividades cotidianas. Es cierto que la prisión merma el estado la salud de una persona, y sobre todo si no se encuentra bien, pero tanto como calificarlo una tortura, no", ha señalado la fiscal.

Dicho esto, ha expuesto que le "llama la atención" que Bergantiños viajara a la República Dominicana en 2014 a visitar a una médico psiquiatra, meses después de sufrir un derrame cerebral. Por ello, ha propuesto que viaje en un avión medicalizado con ayuda de una tercera persona y que EE UU valore los informes médicos.


La fiscal propone que viaje en un avión medicalizado con ayuda de una tercera persona y que EE UU valore los informes médicos


Tras señalar que la defensa no ha entregado documentación que corrobore que Estados Unidos no entrega a sus nacionales, ha destacado que concurre el principio de doble incriminación y que las víctimas, las galerías de arte, la documentación y los testigos se encuentran en suelo norteamericano. "La estafa y el delito fiscal se ha cometido claramente en Estados Unidos", ha añadido.

Por su parte, la defensa, que ha puesto de relieve el cambio de posición de la Fiscalía, ha destacado que su representado tiene reconocida una discapacidad del 77% y que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a Reino Unido por entregar a un acusado para ser enjuiciado en Estados Unidos pese a su "grave estado de salud". El abogado ha desmentido que el delito se haya cometido en ambos territorios porque el presunto blanqueo fue consumado en España, al tiempo que ha manifestado que "todos los operadores jurídicos saben que el principio de reciprocidad no se cumple" y Estados Unidos no entrega a sus nacionales. Por ello, ha pedido que su cliente sea enjuiciado en España por crear y vender, junto a su hermano y un ciudadano chino, pinturas falsas de autores como Mark Rothko y Jackson Pollock, con las obtuvieron ganancias superiores a los 30 millones de dólares  (22 millones de euros).

ANTECEDENTES. Los hermanos Bergantiños ya se opusieron a ser entregados a Estados Unidos en la comparecencia que prestaron en abril de 2014 ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que dejó en libertad a los dos chairegos con la prohibición de abandonar el territorio nacional después de ser detenidos en Sevilla y Madrid. Las autoridades estadounidenses acusan de vender más de 60 cuadros falsificados a dos galerías de arte de Nueva York entre principios de los noventa y junio de 2009.  En el fraude también estuvo implicada Glafira Rosales, pareja de José Carlos, quien fue juzgada el pasado año en un tribunal neoyorquino acusada de siete cargos de fraude, delito fiscal y blanqueo de dinero por haber vendido más de medio centenar de pinturas falsas.

Para ocultar la procedencia del dinero y evitar el pago de impuestos, los hermanos Bergantiños presuntamente exigieron a las galerías de arte con las que trabajaban que pagaran los cuadros mediante transferencias bancarias a cuentas abiertas en España. El caso estalló finalmente al acumularse las dudas de varios compradores sobre las obras, que no pudieron ser autentificadas.

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