Casi 140 concellos llevan al menos 20 años sin actualizar el catastro

El catastro inmobiliario es el mecanismo que permite cuantificar las propiedades rústicas y urbanas en cualquier municipio y otorgarles un determinado valor. Pero en un número importante de concellos gallegos este registro está desfasado. La ley obliga a actualizar los valores catastrales cada década, pero lo cierto es que 139 ayuntamientos gallegos llevan sin revisarlos desde hace 20 años. Algunos, incluso más.

Los datos del Ministerio de Economía y Hacienda confirman esta situación, que afecta actualmente a más de un tercio de los concellos de la comunidad. La gran mayoría de estos ayuntamientos realizaron la última revisión de su catastro en 1990. En algunos casos, como el municipio lucense de Ourol o los ourensanos de Baños de Molgas, O Bolo, Maceda, Xunqueira de Espadañedo o Nogueira de Ramuín, la última actualización se remonta a 1986.

El análisis territorial indica que los catastros menos actualizados se encuentran en las provincias de Lugo y de Ourense, que son también las que menos han incrementado el parque residencial en los últimos años. La mayor parte de las actualizaciones catastrales en el interior de ambas provincias y de Pontevedra se llevó a cabo entre 1989 y 1990. Y en los últimos años sólo se han llevado a cabo revisiones en aquellos concellos donde se ha construido al calor del boom inmobiliario, sobre todo en la costa y periferias urbanas.

Planes de ordenación
Según explican fuentes de la Dirección General del Catastro, el proceso de revisión es casi siempre ''paralelo al de la aprobación del planeamiento urbanístico''. Al cambiar las condiciones de las parcelas se producen variaciones con efectos económicos, toda vez que las recalificaciones o el incremento de la edificabilidad eleva el valor de mercado de las propiedades. Pero en muchos concellos gallegos esto no sucede, porque los planes de ordenación están anticuados o incluso se rigen por normas subsidiarias.

De hecho, la mayor parte de los concellos gallegos con un catastro anterior a 1990 son municipios ''de tipología rural, sin dinámica de mercado ni planeamiento reciente, en los que estas actuaciones tienen un efecto menor'', explican desde el Catastro. A falta de una revisión global, sí se lleva a cabo ''periódicamente'' un mantenimiento catastral de las construcciones realizadas en los ayuntamientos, incluyendo las nuevas viviendas u otras reformas. ''Cada día se incorpora información que actualiza miles de datos físicos y jurídicos de los inmuebles incorporados a los catastros gallegos'', recuerda este departamento.

La revisión catastral es un proceso sumamente laborioso, de ahí que los esfuerzos se centren en los concellos con un mercado inmobiliario muy activo, con el fin de evitar distorsiones entre el precio del mercado y el catastral.

Quejas ciudadanas
Pero existen otras razones. La actualización del catastro supone casi siempre revisar al alza los valores de las propiedades, a partir de los cuales se establece el recibo de la contribución. Y en algunos casos, las subidas provocan protestas ciudadanas. Así sucedió en 2008 en Moaña, donde cientos de vecinos salieron a la calle para protestar contra la actualización catastral, en la que se detectaban errores. Llegó a haber encierros en la casa consistorial.

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