Condenados tres de los seis acusados por el tiroteo del Chuo

Se ordena investigar las declaraciones ofrecidas por ocho testigos, entre ellos el vigilante de seguridad, por si hubiesen incurrido en un delito de falso testimonio

Imagen del tiroteo en el Chuo. AEP
photo_camera Imagen del tiroteo en el Chuo. AEP

La Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Ourense ha condenado a cinco años de prisión a tres de los seis acusados (los tres restantes han sido absueltos) por tirotear a los miembros de un clan rival con los que mantenían enfrentamientos familiares las puertas del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (Chuo) el 15 de mayo de 2016.

Además, ordena investigar las declaraciones ofrecidas por ocho testigos por si hubiesen incurrido en un delito de falso testimonio, entre ellas, la del vigilante de seguridad del hospital, tras apreciar posibles contradicciones.

"Todo este cambio radical de postura que han decidido mantener en el plenario los testigos, todos ellos relacionados familiarmente en mayor o menor medida con los acusados, se justifica por el hecho del cambio de circunstancias, que no es otro que el tornarse, las antes malas relaciones familiares, en buenas y cordiales", sostienen los magistrados.

Condenados el padre y dos hijos

En el fallo facilitado por fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), el tribunal ourensano condena a los tres acusados "el padre y sus dos hijos", después de tener en cuenta la atenuante de reparación del daño. 

En total ,son cuatro años de prisión para cada uno por sendos delitos de lesiones agravadas por uso de armas (dispararon al padre y su hijo del otro clan); seis meses por tenencia ilícita de armas; y medio año por desórdenes públicos, además de que deberán abonar 540 euros por un delito continuado de daños.

Con todo, ha decidido absolver a los otros tres sospechosos "un tío y sus dos hijos" de un delito de homicidio intentado, que proponía la Fiscalía, al entender que "pese a la idoneidad de los medios empleados", dos escopetas y un rifle, no se produjo un "fatal resultado" tras decidir "poner fin a su acción".

Los acusados pusieron fin a la agresión "voluntariamente"

Los magistrados entienden que los propios acusados "voluntariamente" decidieron poner fin a la agresión para lo cual se han sustentado en la declaración efectuada por varios testigos, que coincidieron en que "de repente" cesaron los disparos "y se marcharon".

En cambio, entienden que no ha quedado acreditado que hubieran portado armas de fuego reales y efectuado tiros ni tampoco los delitos de desórdenes públicos, tenencia ilícita de armas, atentado y amenazas que les imputaba la Fiscalía.

Los hechos se remontan al año 2016, cuando varios integrantes de un clan dispararon al patriarca y otro hijo de un clan rival, supuestamente por el enfrentamiento que existía en ese momento entre ambas familias a raíz del rechazo a la relación entre la hija de uno de los acusados y un joven del otro bando, todo ello, "menospreciando la seguridad pública" del lugar.

Entonces, los investigadores apuntaron como posible origen del tiroteo a una relación sentimental no aceptada después de la escisión de un grupo, con vínculos parentales entre ellos, cuyos integrantes originariamente vivían de forma amigable en el poblado de A Fontela (Maside) hasta que llegó el visceral enfrentamiento.

Dispararon "de modo indiscriminado" entre personal sanitario y familiares de pacientes

La Audiencia Provincal de Ourense considera acreditado que los tres sospechosos se desplazaron hasta el hospital y que, al llegar, comenzaron a disparar balas, perdigones y postas "de modo indiscriminado" contra la puerta, donde se encontraban los otros investigados, que habían acudido allí porque tenían a una familiar embarazada, todo ello, ante "un número no determinado de personal sanitario y de familiares de pacientes, que podrían haber resultado alcanzados".

También ha tenido en cuenta la situación de "temor" que vivió el personal del hospital, que colocó un dispensador de bebidas en la puerta "a modo de escudo protector", viviendo dichas personas "una situación de pánico generalizado".

Como consecuencia de los disparos, uno de los miembros de la otra familia resultó herido leve tras ser alcanzado por perdigones "en la cabeza, cuello y hombro derecho"; y, el hijo, "en la espalda y en la pierna derecha". 

Las defensas pidieron que no se tuviese en cuenta las declaraciones del vigilante de seguridad

Durante el juicio, las defensas de varios acusados había anunciado su intención de pedir que no se tuviesen en cuenta las declaraciones de varios testigos y, en especial, del vigilante de seguridad, al entender que habían mentido y también pidieron que se tuviese en cuenta su condición de familia gitana. 

Por el contrario, la Fiscalía pedía penas de prisión para las encausados y que no se desvirtuase la gravedad de los hechos "sólo porque ahora se lleven bien" ambas familias, tras advertir de que se tomaron "la justicia por su mano".

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