Condena de más de 14 años para Saturnino Marcos 'Canceliñas'

El histórico atracador Saturnino Marcos Cancelas fue juzgado junto a su compinche Álvaro Barbosa dos Santos -condenado a más de 13 años- por protagonizar una épica huida en la frontera con Portugal en 2013 que culminó con el secuestro de un médico
'Canceliñas', a su llegada a los juzgados de Porriño
photo_camera 'Canceliñas', a su llegada a los juzgados de Porriño

La Audiencia de Pontevedra ha condenado a catorce años y cuatro meses de prisión a Saturnino Marcos Cancelas, alias Canceliñas y a doce años y nueve meses a Álvaro Barbosa dos Santos, su compinche en el secuestro de un médico portugués, el asalto a un domicilio en O Porriño y la posterior fuga en la frontera gallega con Portugal que mantuvo en vilo durante semanas a las autoridades tanto lusas y españolas en otoño de 2013.

El tribunal los ha absuelto de un robo a mano armada en una gasolinera de Tui de los que se les acusaba inicialmente, dentro de una gira criminal que ambos protagonizaron en noviembre de 2013, y que culminó con el secuestro durante 24 horas de un médico luso entre el sur de Pontevedra y el norte de Portugal.

La Fiscalía pedía 28 años para Canceliñas y 25 y nueve meses para Barbosa, pero en el juicio, celebrado el pasado mes de marzo, las rebajó a 24 años y 21 años y once meses, respectivamente.

Ambos abordaron al médico luso a la salida de un supermercado de Arcos de Valdevez, le reclamaron su tarjeta de crédito y las claves, con las que sacaron dinero en efectivo en varios cajeros.

RELATO. La víctima del secuestro relató durante el juicio que Canceliñas entró en su coche a través de la puerta del copiloto cuando él ya estaba al volante, y que le mostró la escopeta mientras le pedía dinero. A continuación, siguieron 24 horas de viaje de vuelta a España, con paradas en distintos cajeros para sacar dinero, y recibió un "trato normal" de los secuestradores.

El médico, que renunció a cualquier tipo de indemnización, afirmó que los delincuentes le llegaron a pedir perdón por el trance y señaló que tanto uno como otro, pero sobre todo Canceliñas, inhalaban droga con frecuencia durante el trayecto.

El médico, que renunció a cualquier tipo de indemnización, afirmó que los delincuentes le llegaron a pedir perdón por el trance y señaló que tanto uno como otro, pero sobre todo Canceliñas, inhalaban droga con frecuencia durante el trayecto

El tribunal ha apreciado en su fallo la atenuante de drogadicción para los dos encausados, no así la eximente de alteración psíquica alegada por la defensa de Canceliñas en base a un informe médico que refleja un retraso mental leve y trastornos esquizoides de la infancia.

Finalmente abandonaron al médico en un monte en Ponteareas, con unas monedas y una linterna, y con esos medios llegó a pie a una casa desde donde telefoneó a las fuerzas del orden.

'CANCELIÑAS' TAMBIÉN ERA FUGITIVO. A Canceliñas le ha caído una pena más alta que a su compinche por reincidente, ya que arrastra un largo historial delictivo en el que se incluye una fuga de la cárcel de Vigo en 1997. Llevaba nueve meses en busca y captura tras no regresar a prisión tras un permiso penitenciario antes de iniciar su última gira criminal en compañía de Álvaro Barbosa dos Santos.

Este súbdito portugués alegó en el juicio que acompañó a Canceliñas en sus andanzas por miedo a represalias contra su familia tras el presunto atraco de una casa en Torneiros, O Porriño, una circunstancia que el tribunal no ve probada en su fallo.

Sobre el asalto a la vivienda, ambos dijeron que los disparos se produjeron durante un forcejeo con el propietario del inmueble, que según el primero era un traficante para el que trabajaba y al que le comunicó que no lo iba a hacer más.

Los habitantes de la casa, que declararon como testigos, relataron que entraron en su domicilio blandiendo un escopeta y un cuchillo y que dispararon a dar, y de hecho la mujer recibió un disparo en el glúteo.

Los acusados, según los moradores de la vivienda asaltada, se llevaron 100 euros de la cartera del hombre y tras dejarlo atado a una silla, salieron detrás de la mujer, según repitió también el hijo de aquél, que llegaba de comprar cerveza en una gasolinera.

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