En apenas dos semanas se cumplirá un año de la aparición en España de los primeros casos de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), una infección causada por un virus que afecta a rumiantes y que se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de las explotaciones ganaderas por el golpe que puede suponer para su viabilidad. Aquellos primeros focos se detectaron en Andalucía, pero la incidencia no se quedó ahí. La EHE ha ido extendiéndose en el mapa de sur a norte, sobre todo en los últimos meses, y ya no queda una sola comunidad peninsular libre.

En Galicia hay registrados 13 focos en otras tantas comarcas veterinarias -Terra Cha Guitiriz; Terra Cha Castro; Terra Cha Vilalba; Chantada; A Gudiña; Deza; Ordes; Betanzos; Pontedeume; Ferrol; Riós; A Capela y A Coruña-, según los datos facilitados por la Consellería do Medio Rural, aunque veterinarios que visitan cada día explotaciones ganaderas y organizaciones agrarias apuntan a que habría bastantes más casos de los que se declaran. Al no hacerse pruebas de diagnóstico a toda la cabaña, es muy difícil saber el número real de infecciones si, por ejemplo, el productor no comunica que tiene una vaca con sintomatología compatible con la EHE o no se percata en los casos leves.
Los primeros focos se detectaron en septiembre en granjas situadas en los municipios coruñeses de A Capela y Abegondo. Desde entonces, esta dolencia se ha ido propagando y, hasta este sábado, había causado la muerte de 17 reses. Los gastos en servicios veterinarios y tratamiento y, sobre todo, las elevadas pérdidas económicas que acarrea para una ganadería el fallecimiento o enfermedad de los animales suponen un nuevo varapalo para los productores.
Pero, ¿qué es exactamente la EHE? Una afección que se transmite a los animales exclusivamente por la picadura de mosquitos del género culicoides -como la lengua azul-, por lo que no se contagia entre las vacas. Tampoco afecta a las personas, ni por la picadura del mosquito transmisor, ni por contacto con reses infectadas, ni por el consumo de productos como la carne o la leche. De ahí que no se hayan establecido restricciones relacionadas con el movimiento o la ingesta de estos alimentos, que es segura.
Los síntomas. Esta enfermedad afecta especialmente a rumiantes silvestres como los ciervos o corzos. Entre los domésticos, la mayor incidencia y las peores consecuencias se dan en el vacuno. El caprino es muy poco susceptible a la infección. El ovino lo es más pero la enfermedad apenas deja síntomas clínicos. En el caso de las vacas, estos son muy variados: fiebre; pérdida de apetito y de peso; edema facial; secreción ocular y nasal; salivación; dificultad para respirar; descamación en la boca y la nariz; eritema en la ubre; bajada de producción o cojera.
Por lo general, desaparecen en unas dos o tres semanas, pero en el camino pueden tumbar al animal. "Algún ponse moi, moi malo", explica José María Sanz, veterinario de la empresa Animalvet, que trabaja en una zona muy amplia entre Ordes y Ribeira y que vivió dos casos con vacas del país. Una murió y la otra quedó en un estado de salud "regular", cuenta. Este profesional explica que, cuanto mejores sean las condiciones de higiene y alimentación del animal, más fuerte será frente a los posibles efectos del virus. En cambio, aquellos en peor situación o que tengan las defensas bajas corren más riesgos. Las vacas recién paridas, por ejemplo, son más susceptibles.
Más allá de las reses que mueren directamente al contraer la enfermedad, hay otras abocadas al sacrificio ante la escasa o nula posibilidad de que se recuperen por completo de la dolencia y vuelvan a ser lo que eran antes de la picadura.
La EHE ha circulado en América del Norte, Australia, Asia y África, pero nunca se había detectado en la Unión Europea hasta que, en noviembre de 2022, las autoridades italianas comunicaron la aparición del virus en explotaciones de ganado bovino en la isla de Cerdeña y en Sicilia. La enfermedad no tardaría en saltar a España: el día 18 de ese mes se tuvo constancia de los primeros animales infectados en Andalucía, concretamente en Cádiz y Sevilla. La irrupción y propagación de la EHE es un ejemplo más del impacto que deja el cambio climático, en este caso contribuyendo a la presencia y movilidad de organismos que transmiten enfermedades, como los insectos.
Mientras el mosquito vector esté circulando por el ambiente, existe posibilidad de transmisión del virus. El periodo de mayor riesgo va aproximadamente de abril a diciembre, mientras en los meses de invierno la amenaza baja o desaparece. En Galicia, las organizaciones agrarias perciben que la enfermedad corre ahora menos con este tiempo más frío y lluvioso, pero temen rebrotes en primavera.
Sin vacuna. Combatir esta enfermedad es difícil porque no existe una vacuna ni un tratamiento que cure a los animales. Solo se les administran medicamentos para aliviar los síntomas y el dolor, como analgésicos y antiinflamatorios.
Las medidas preventivas que se pueden tomar pasan por evitar en las explotaciones los lugares predilectos de cría del mosquito, como zonas con lama o humedad, y utilizar insecticidas o repelentes en las instalaciones, en las reses o en los camiones que las transportan. En cualquier caso, es muy difícil poner a los animales a salvo de pequeños mosquitos, especialmente en la ganadería extensiva.
La Asociación Nacional de Especialistas en Medicina Bovina de España incide en que la única vía de control eficaz sería una vacuna. Piden desarrollar una de virus inactivado pues, aunque no tendría la efectividad de una recombinante, se podría diseñar "en poco tiempo en laboratorios nacionales".
Cree que existe falta de información entre los ganaderos sobre las consecuencias de notificar un posible caso, lo que eleva su temor. Laura llama a dar el paso si hay sospechas. "Se a xente non comunica, non se sabe o alcance do problema. É un ben para todos", señala.
¿Cómo informar?
Si hay indicios de la enfermedad, se puede notificar a los servicios veterinarios oficiales de la Xunta a través de la oficina rural que corresponda al ganadero o de los veterinarios con los que trabaja la granja. A partir de ahí, se tomará una muestra de sangre al animal para su envío al laboratorio.
Indemnizaciones
La Xunta lanzará el año que viene ayudas por los animales fallecidos a causa de la EHE, siempre que se pueda acreditar que esa es la causa. La indemnización tendrá carácter retroactivo desde septiembre de este año, cuando se declararon los primeros casos. Unións Agrarias pide que no solo se tenga en cuenta el valor de la res en base a un baremo como el del saneamiento, sino también el "lucro cesante" por la caída de la producción desde que la vaca muere hasta que se sustituye por otra y alcanza su nivel.