El descuartizador de Majadahonda, "frío y distante", trabajó con alarmas y ordenadores

La trituradora con restos de sangre que pertenece a la desapacida estaba en el sótano al que solo podía acceder el detenido. Se busca a su tía, desaparecida desde 2011

El hombre de raíces lucenses detenido por la desaparición de una mujer en Majadahonda, que desde el inicio no colabora con los investigadores y que es definido como "raro" por todos los que le conocen, ha trabajado en una central de alarmas y reparando ordenadores, entre otros trabajos eventuales.

"Al principio, se mostró frío y entró en contradicciones. Luego, ya detenido, no ha dado ha colaborado ni ha comunicado nada a los investigadores", ha dicho el comandante jefe de la Guardia Civil de Majadahonda, Julián Martínez, durante la rueda de prensa en la que se ha informado de la investigación por la desaparición de Adriana Giogiosa, argentina de 55 años.

Bruno H.V., de 32 años, fue detenido y está en prisión por un delito de detención ilegal en relación con la desaparición de esta mujer, que es su inquilina. También se investiga el paradero de su tía, de la que no se sabe nada desde 2011.

La Guardia Civil le detuvo al día siguiente de que se denunciase la desaparición de Adriana y comenzase su búsqueda, porque al ir a la vivienda entró en contradicciones y, conforme los investigadores le preguntaban, se volvió frío.


Inicialmente prestó declaración voluntariamente como testigo, pero al ver que los agentes empezaban a sospechar, él dejó de colaborar, mostrándose "frío y distante y acogiéndose a su derecho a no declarar ante los agentes y el juez".

Tanto los vecinos como sus inquilinos anteriores le han definido, al hablar con los agentes, como "de actitud y perfil extraño" y todos coinciden en que es "raro", sin aportar muchos más detalles, según el mando de la Guardia Civil.

Ponían como ejemplos que Bruno tenía habitaciones cerradas en la vivienda que alquilaba, que en realidad pertenece a su tía, y en ocasiones dormía allí.

Precisamente en una de las partes que tenía cerradas a los inquilinos y a las que solo podía acceder él con llave, el sótano, se encontró la trituradora con restos de sangre que pertenecen a Adriana.

La Guardia Civil sabe que tuvo problemas mentales, aunque no tiene informes recientes que indiquen que pudo matar a Adriana durante un brote psicótico. Por eso han solicitado apoyo a los psicólogos del instituto armado para que elaboren un perfil sobre su personalidad.

BÚSQUEDA DE SU TÍA. También se investiga, aunque aún no se le imputa porque hay que confirmar si se trata realmente de una desaparición, el paradero de la tía del arrestado, llamada Lidia H.F. y de la que no se sabe nada desde 2011, cuando según su sobrino ingresó en una residencia.

Esta mujer, con la que su familia tenía poca relación y por tanto no sabe dónde podría vivir los últimos años, había puesto la vivienda en venta hace cinco años y había firmado un documento cediendo el uso a su sobrino, que se encargaba del alquiler, y ahora la Guardia Civil investiga si ese documento está realmente rubricado por ella.

El acceso a las cuentas de esta mujer, de 60 años, ha revelado que desde hace años no tienen gastos, salvo los que se cargan automáticamente referidos a impuestos, aunque sí ingresos de una pensión.

La Guardia Civil descarta por el momento que a Bruno H.V. se le puedan imputar más víctimas "y que sea un asesino en serie", ya que han sido localizados los seis inquilinos que habían vivido en los últimos tiempos en la casa de Majadahonda en la que residía Adriana, ha dicho el comandante.

Lo que si sabe es que, en los primeros días de abril, cuando la familia de Adriana comenzó a sospechar que podía haberle pasado algo porque no contestaba sus mensajes, Bruno fue en dos ocasiones a un centro comercial a comprar una gran cantidad de productos de limpieza y guantes, limpió la vivienda durante dos días y pintó una parte.

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