El maquinista dice sentirse ''engañado por casi todos'' cinco meses después

El maquinista Francisco José Garzón Amo, acusado de homicidio imprudente, dice sentirse "engañado por casi todos" cinco meses después del descarrilamiento del Alvia Madrid-Ferrol, lamenta las "muchas mentiras" que escucha y confía en el instructor, que "es el que tiene que decir las cosas".

El drama humano del 24 de julio, con los fallecidos y los más de 150 heridos, ha llevado a este hombre a necesitar ayuda psicológica para "digerir" el "trauma" de un accidente con toda su crudeza y decibelios: topetazo, servicios de emergencia, víctimas, gritos, llanto, muerte, incredulidad...

Este profesional, que ha hablado en primicia con El Mundo, duda que pase la Nochebuena con su madre, con la que residía en el barrio de Os Mallos en A Coruña, donde, en el portal, tuvo un encuentro con este periódico tras una llamada previa en la que lograron contactar.

Ha estado "en muchos sitios", pero no dirá "ninguno", advierte, y cuenta que esta celebración -justo un día tan señalado como mañana se cumplen 5 meses del siniestro- la pasará "donde pueda, donde me dejen un poco tranquilo".

El diario describe a Garzón amo como envejecido y cita que lleva un poblado bigote y baja la cabeza cuando se le pregunta por la curva de A Grandeira.

"No me gusta hablar mucho de aquello que bastante desgracia fue", "tengo momentos y momentos, es una cosa muy delicada, casi me viene mejor no profundizar en el tema", "normalmente no estoy en casa de mi familia porque no puedo estar, por la presión -mediática- a la que me tienen sometido", se excusa.

Reconoce que "la gente está interesada en saber todo lo que ocurrió" pero "ahí está" el juez Luis Aláez para "dirimir todo lo que hay", "la culpa la tiene que averiguar el juez" y "yo solo puedo responder a nivel personal sobre cómo me encuentro".

Explica que al magistrado le detalló "todo lo que hay" y a partir de ahí, las distintas voces, "que digan lo que quieran, me da lo mismo. El juez es el que tiene que decir las cosas. Yo todo lo que tenía que declarar lo declaré. Fui sincero de la forma más correcta posible".

"Han dicho muchas mentiras", insiste, sin especificar quiénes ni cuáles, y remarca que "por respeto a las víctimas" no quiere "aparecer en nada".

"Yo quiero que me dejen tratar de salir de esta", avisa, temeroso de sufrir presión tras refugiarse en el anonimato, con éxito, ayudado por sus parientes, compañeros y amigos.

"No quiero -prosigue- que me alaben ni que me perjudiquen. Solo quiero desaparecer".

Este ferroviario, poseedor de un expediente intachable, es en este momento el único imputado después de que la Audiencia Provincial de A Coruña exonerase a los miembros del consejo de administración del gestor ferroviario Adif y a los cinco técnicos responsables de la seguridad en la circulación.

El auto con el que el órgano de apelación levantó la imputación de estos cargos supuso que la instrucción judicial retornase al punto en el que se encontraba a los cuatro días del suceso, con el conductor, -que no redujo la velocidad del convoy-, acusado de homicidio imprudente.

No obstante, no se cierra la puerta a que se siga investigando para comprobar si en ese tramo, con una reducción drástica de velocidad de 200 a 80 kilómetros por hora, se necesitaban medidas adicionales de seguridad y así se determina por consenso técnico, puesto que en caso contrario tal apreciación es "prematura y carente de base suficiente".

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