El ERTMS y la velocidad, los dos caballos de batalla en el juicio del accidente del Alvia

El monfortino Francisco Garzón Amo y Andrés Cortabitarte, los dos imputados por el siniestro ferroviario, representan dos caras muy distintas de una misma tragedia
Francisco Garzón Amo. ARCHIVO
photo_camera Francisco Garzón Amo. ARCHIVO

Al contrario de lo que sucede en la práctica totalidad de los juicios, el monfortino Francisco Garzón Amo y Andrés Cortabitarte no compartirán banquillo como cooperadores en el delito o prolongación de la acción del otro, sino que representan dos caras muy distintas de una misma tragedia.

El maquinista es presuntamente el culpable material. El que hablando por teléfono —atendiendo una llamada profesional de un superior, eso sí— se despistó unos segundos imperdonables para quien conduce un convoy a 200 por hora y otros tantos pasajeros —algunos más—a bordo.

Andrés Cortabitarte. AEP
Andrés Cortabitarte. AEP

El exalto cargo de Adif no conducía el tren, pero le achacan otra negligencia: aprobar la evaluación de riesgos de la vía aun con el sistema ERTMS desconectado, en favor del vetusto Asfa. Una de las sospechas —planteada por el ingeniero Jaime Tamarit en la comisión sobre el accidente en el Congreso— es la pretensión de Adif de "ganar unos segundos" y ajustar los tiempos de viaje.

¿Quién tiene mayor grado de culpabilidad? ¿Cómo puede el maquinista entrar a 190 en una curva de 80? Pero, ¿y si este se hubiese sentido indispuesto, el tren hubiera descarrilado igual? En torno a estas dos posturas enfrentadas girará el juicio, con las víctimas apostando por la responsabilidad de Adif.