Análisis

Frenazo a la aventura irmandiña

Antón Sánchez renuncia al liderazgo de Anova: "Xa non sinto que poida ser útil de voceiro" ► Su salida deja en el aire el futuro del partido de Beiras una década después de su fundación
Antón Sánchez García (Alicante, 1974), en un 25 de julio junto a Xosé Manuel Beiras. PEPE FERRÍN
photo_camera Antón Sánchez García (Alicante, 1974), en un 25 de julio junto a Xosé Manuel Beiras. PEPE FERRÍN

A menos  de un mes de cumplir diez años de vida -lo hará el próximo 14 de julio-, Anova Irmandade Nacionalista, el partido fundado por Xosé Manuel Beiras tras la fractura del BNG en Amio, deambula por el tablero político gallego sin rumbo y, desde ahora, también sin líder. Su portavoz nacional, Antón Sánchez, comunicó su dimisión en una carta a la militancia. Una renuncia que agrava la crisis de una formación incapaz de encontrar su lugar desde que en 2020 fue desalojada del Parlamento gallego, donde era pieza clave de la coalición En Marea.

Apenas sostenida a nivel institucional por algunas alcaldías como Sada o Teo, Anova abrió tras su batacazo electoral un proceso de reflexión interna que finalmente no sirvió para su reactivación. Todos sus referentes están fuera de los focos, como Beiras, Martiño Noriega y, ahora, Antón Sánchez. Otros como Alexandra Fernández ya se pasaron hace tiempo al BNG y exdiputados como Davide Rodríguez optaron por hacer política fuera de siglas e instituciones.

Fueron dos años en los que solo Sánchez sostuvo la marca a nivel particular, con un trabajo incansable en las redes sociales y a pie de calle, especialmente implicado en la lucha medioambiental y en favor del rural, que eran también su especialidad como diputado.

Pero pese al empleo del de Bergondo en sostener Anova, parte de su militancia, a nivel particular, regresaba al BNG en una sangría que aún no terminó hoy. Y también algunas de sus corrientes internas como la FPG empezaban a trazar su propio rumbo. Precisamente el partido que ahora dirige Oriana Méndez tendrá que redefinir su estrategia política si, finalmente, Anova deja de ser un paraguas bajo el que cobijarse.

En todo caso, Anova no desa-parecerá como tal, al menos por ahora, según se extrae de la carta de renuncia de Antón Sánchez, porque seguirá de militante.

"Non avanzamos". "O certo é que xa non sinto que poda ser útil como voceiro nestas circunstancias actuais nin tampouco, aínda que con máis continuidade de esforzos, para cambiar os resultados, razóns polas que considero que non ten sentido persistir nesta situación", argumenta el de Bergondo, que asume que los objetivos que se marcaron para su mandato "non avanzaron".

"Non podo evitar recoñecer a constatación de que ata agora Anova non avanzou como organización aos efectos de servir como instrumento orgánico axustado aos obxectivos autopropostos colectivamente", prosiguió.

Además, Sánchez asume "todos os erros que puidera cometer" como portavoz que contribuyeran "a ese non avance no camiño correcto". "A non consecución dos obxectivos políticos marcados, así como o non avance cara a eles, fai que tome esta decisión persoal".

Sánchez, que asumió las riendas de Anova en 2017, defiende no obstante que el "esforzo militante na esquerda" es "fundamental", pero a veces "hai momentos nos que toca cambiar de estratexias, tácticas ou de persoas" para buscar soluciones. "Ás veces é preciso dar un paso atrás para poder mellorar e avanzar", zanjó quien fue diputado autonómico desde 2012 a 2020, impulsor de Age y En Marea y uno de los buenos parlamentarios que se recuerda en O Hórreo. Él se va y Anova se queda. De momento.

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