Galicia encabeza el ránking nacional de fallecimientos en accidentes agrícolas en la última década, con 476, de los que la mayor parte (292) sobrevinieron en percances de tractor.
Así lo pone de manifiesto el informe de la Fundación Mapfre sobre siniestralidad en el agro, que también desgrana los datos por provincias para que, de nuevo, la comunidad vuelva a liderar la estadística: A Coruña es donde más óbitos se dieron en labores del campo entre 2010 y 2019, con 164; mientras que Lugo es la tercera de España con 138, Pontevedra la quinta con 117 y, a mucha distancia diverge Ourense con 57, ya fuera del 'top 10' estatal.
Detrás de estas elevadas cifras de mortalidad no hay otra razón que la de un mayor uso de este tipo de maquinaria en la comunidad, donde hay más de 400.000 tractores, uno por cada siete gallegos, un promedio muy superior al de otros territorios.
Además, mientras que en otras regiones el trabajo agrícola está más profesionalizado, en el minifundio gallego muchos particulares se suben a sus tractores para recolectar cosechas de sus huertas. Y muchos de ellos rebasan ampliamente la edad de jubilación, con una consiguiente merma en sus reflejos que multiplica las posibilidades de sufrir un accidente.
IMPORTANCIA DE LA CAPOTA. El estudio de Mapfre incide asimismo en la importancia de no retirar el techo de los vehículos agrícolas —muchos usuarios lo quitan por mera comodidad en el acceso—. En el 86% de los siniestros por vuelco con fallecidos, el tractor no contaba con capota, reseña el informe. Y, en el caso de Galicia, de los 292 fenecidos a bordo de un tractor en la última década, 123 perecieron a causa de un vuelco.
