Galicia vive el boom del piso turístico

El registro de la Xunta supera las 8.500 viviendas de uso turístico tras un incremento del 48% en un solo año

Chalé de lujo en las afueras de Sanxenxo. EP
photo_camera Chalé de lujo en las afueras de Sanxenxo. EP

SEDUCIDOS POR la elevada rentabilidad de los alquileres vacacionales, cada vez son más los propietarios gallegos que deciden arrendar cuando llega el verano y, en ciudades como Santiago —donde la llegada de turistas se mantiene a lo largo del año—, muchos incluso optan por retirar sus pisos del mercado tradicional enfocado a familias o estudiantes, lo que está calentando los precios.

Impulsado por la extensión de plataformas de alquiler entre particulares como Airbnb, Hometogo o HomeAway, el litoral y la capital gallega viven un boom que se refleja en que el número de viviendas de uso turístico creció un 48% en el último año, hasta alcanzar las 8.541 inscritas en el registro de la Xunta a inicios de junio. En total, estos inmuebles ofertan 43.139 plazas, de las cuales el 19% se concentra en Sanxenxo, donde hay 1.629 pisos y casas dadas de alta. También es considerable la oferta en Compostela, con 566 referencias, en tanto que es algo más moderada en Vigo (310), A Coruña (296), o Grove (280) y en destinos de A Mariña como Barreiros (260) o Foz (252).

La vivienda de uso turístico es aquella que se arrienda íntegramente —esto es, no se alquilan habitaciones sueltas— para estancias cortas, de menos de 30 días, como estipula el decreto de la Xunta que entró en vigor en mayo de 2017. Con el fin de luchar contra la economía sumergida, la competencia desleal y de dar seguridad y garantías a los inquilinos, el Gobierno obliga a la inscripción en el registro siempre que un inmueble se ceda al menos dos veces al año. Además de contar con seguro de responsabilidad civil, el dueño tiene que facilitar a su huésped un teléfono de atención operativo las 24 horas y debe contar con libros registro y partes de entrada de viajeros. Para sortear estas exigencias, algunos optan por arrendar por el mes completo de julio o agosto, que tienen 31 días. La regulación deja en manos de los concellos limitar el número máximo de pisos turísticos por edificio o por sector, un paso que en la comunidad se dispone a dar el nuevo gobierno compostelano ante las tensiones que suscita la mermada oferta de alquileres tradicionales, que está expulsando a familias y estudiantes del centro urbano.

En un escenario en el que para la primera quincena de agosto todavía es posible dar con un apartamento equipado para una pareja con niños en Sanxenxo por una media de 237 euros la noche en la plataforma Aibnb, el presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), Benito Iglesias, apela a la "prudencia" a la hora de fijar las tarifas. "Los precios actuales los vemos elevados y, si no son competitivos, pueden producir un efecto rechazo que beneficie al Levante, las islas o el norte de Portugal», avisa el empresario ourensano, que llama a no perder de vista que otros destinos disponen de «más infraestructuras en sus playas» que Galicia. De forma gráfica, señala que mientras "en localidades como Póvoa de Varzim ya hay wifi gratis en los arenales, aquí aún estamos discutiendo en algún concello si ponemos una ducha". "Si no hay servicios acordes a lo que cobras, la gente se irá a otros lugares", concluye el portavoz de la Fegein. A su juicio, un ejemplo de mercado estable es el de A Mariña, en buena medida porque "la política de precios es accesible" tanto en el alquiler como en la venta.

Las inmobiliarias gallegas llaman a contener los precios para evitar la fuga de viajeros a Portugal o el sur del país

LA MARBELLIZACIÓN. Así lo refrenda Francisco Méndez Carro, el gerente de Inmobiliaria Viveiro, que apunta que los alquileres "siguen en la línea del año pasado, sin grandes variaciones porque la zona no se ha marbellizado". Destino elegido por madrileños, vascos y castellanoleoneses, el empresario señala que la quincena sale por entre 600 y 700 euros.

Con precios que parten de los 1.000 euros y que llegan hasta los 5.500 que pide un particular en Airbnb por un apartamento a pie de playa, el mercado se ha encarecido en Boiro. Pese a eso, la oferta para agosto escasea, como constata Camila Fernández, de la Inmobiliaria Cruceiro, que atribuye a la mala prensa del clima gallego el hecho de que "no haya demasiada demanda para julio". "La gente cobra más porque hay más desconfianza en los inquilinos y temor a los okupas", sintetiza la empresaria.

Las tarifas también se han calentado en Vigo, donde Remax Balaídos apunta que la oferta es escasa. "Desde semana Santa llevamos sin cobertura en la costa", expone Vanesa Martínez, la directora de la oficina, que estima que los precios pasaron de 6 a 12 euros por metro cuadrado en un año en el centro.

Desde Axis Inmo, que gestiona un centenar de inmuebles desde Sanxenxo hasta A Lanzada, su gerente, Josina Silva, apunta a un alza anual de las tarifas del 10%. En el destino gallego de veraneo por antonomasia, aún es posible encontrar algo libre en julio. Eso sí, agosto está "prácticamente cubierto".

Pisos turísticos

Esta modalidad ya copa el 27% del total de plazas
El auge de los arrendamientos turísticos explica que las 43.139 plazas que los particulares ofertan suponen el 27% de las 162.161 que computaba el directorio de la Xunta en junio, sumando a las viviendas de uso turístico la capacidad de hoteles, pensiones, casas de turismo rural, apartamentos vacacionales y campings.

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Son los hoteles de la comunidad, que ofertan 55.067 plazas, esto es, una media de 61 por establecimiento. El sector cuenta, además, con 1.228 pensiones, 563 casas rurales, 266 edificios de apartamentos o bungalows, 222 viviendas unifamiliares que dan alojamiento y 119 cámpings.

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