"Fuimos a Atenas para entrevistar al capitán y nos dijeron que murió"

El periodista con raíces en Riotorto Fernando González Gonzo reflotará este domingo en La Sexta los entresijos del Prestige, la mayor catástrofe ambiental de Galicia. El documental ayudará a entender su importancia histórica, con una "movilización social y de voluntariado" nunca antes vista.
Fernando González 'Gonzo'. EP
photo_camera Fernando González 'Gonzo'. EP

A unas horas de estrenar en el Palexco coruñés el especial de Salvados por el vigésimo aniversario del Prestige —la primera parte se emitirá a las 21.25 horas de este domingo, y la segunda, el próximo—, Gonzo atiende a AGN para explicar qué encontrará el espectador en el documental y a quiénes. Ya avisa de que hay ausencias destacadas, algunas con pretextos que escapan a lo terrenal. 

Sobre el Prestige parece que ya está todo dicho. ¿Qué nos ofrecerá este especial de Salvados? 
Es algo más que una revisión de los hechos. Supone que nos los expliquen aquellos que estaban entre bambalinas. Hablamos con bastante personal técnico para entender cómo se tomaron las decisiones: quién estaba a favor, quién estaba en contra... Y si se siguieron criterios técnicos o políticos. Incluso fuimos a Atenas a intentar localizar al capitán, Apostolos Mangouras, pero nada más llegar nos dijeron que había fallecido. Lo que pasa es que no encontramos el acta de defunción. 

¿No creen que haya muerto? 
No. Y lo que no íbamos a hacer es ponernos a buscar la tumba de una persona que no está muerta. O si lo está, se encuentra en muy buen estado... 

Hemos visto asomarse a Luis Tosar en el anticipo del documental. ¿Puede desvelar más participantes? 
Son en total trece entrevistados, pero no están todos los que nos hubieran gustado. No hay ningún ministro del Gobierno de Aznar que haya aceptado sentarse a hablar con nosotros, y algunos con muchas responsabilidades en la gestión de la catástrofe, como Álvarez Cascos o Rajoy. Por parte del Estado solo aceptó la entrevista José Luis López Sors, el único cargo estatal que se sentó en el banquillo, y también hablamos con Rodolfo Martín Villa, que fue una especie de señor Lobo que enviaron en enero de 2003 a Galicia para intentar calmar las aguas mediáticas y sociales. 

¿Ha descubierto cosas que desconocía sobre el Prestige durante la elaboración del documental? 
No ha cambiado mis convicciones respecto a cómo se gestionó todo pero sí que me ha aclarado muchas cosas. Por ejemplo, se habla del mal estado del barco ya cuando zarpó de San Petersburgo o de la decisión de alejar el barco, y queda claro en el reportaje cómo se tomó la decisión, contado por el principal responsable. Queda claro también a quién se quiso escuchar y a quién no, así como la manipulación mediática que se hizo de todo aquello. 

¿En qué aspectos se manipuló? 
Sobre todo desde los medios públicos, y también el esfuerzo que hizo luego el Gobierno para comprar voluntades de directores de periódicos a partir del Plan Galicia para intentar acallar aquella crítica constante. Sobre el Prestige hubo una estrategia de comunicación del Gobierno que hoy en día sería ‘fake new’ total. 

¿Cómo recuerda el naufragio? ¿Lo vivió ya como periodista? 
Estaba en Lugo, trabajando en Radio Nacional. Recuerdo el día que escuché la noticia. Me acuerdo perfectamente: estaba en la redacción y mi sensación fue la de ¿otra vez?. Porque ya veníamos de varios accidentes en las costas gallegas con barcos que transportaban mercancías peligrosas: el Cason, el Mar Egeo... Y luego, la sensación en la siguiente semana, hasta que se hunde el barco, era: ¿Pero qué carallo están haciendo con el barco? ¿Cómo puede ser que lo estén paseando por toda la costa?

Y la indignación dio paso a las reivindicaciones... Con miles de personas a las calles. ¿Es de los que cree que si ocurriese ahora la gente se quejaría por Twitter en vez de manifestarse? 
Si vuelve a pasar algo así, si ves tu tierra manchada, contaminada, y que las personas que deben responder toman malas decisiones y además te mienten a la cara y te tratan como a un niño, ese cabreo no se te pasa tuiteando desde el sofá. No tengo la más mínima duda de que la gente saldría a la calle otra vez. 

¿Por qué cree que el Prestige supuso un antes y un después en la historia de Galicia? 
Uno de los factores fue precisamente esa reacción social. Yo estuve investigando sobre el caso y nunca queda claro si fue la mayor manifestación de la historia de Galicia. Está a la par con la que reclamaba el Estatuto de Autonomía en 1981. Con el Prestige quedó atrás esa imagen de los gallegos de que mexan por nós e hai que dicir que chove. Por otra parte, las caras conocidas de nuestra sociedad, como el mundo de la cultura, se implicó desde el minuto uno. Y otro aspecto clave fue la movilización sin precedentes de los voluntarios, veíamos a gente que desinteresadamente se hacía cientos de kilómetros en sus días libres para mancharse las manos de chapapote y, poniendo su salud en riesgo, ya que no se sabía qué consecuencias podría tener la manipulación de fuel en aquel momento. Por desgracia, también fue un punto de inflexión en la política, con aquella frase de Fraga de que el movimiento Nunca Máis quería ‘batasunizar’ Galicia, que inauguró una época de criminalizar cualquier protesta social. 

Inicialmente se señala como culpable al capitán del barco. Algo similar a lo ocurrido en el accidente del Alvia, que se está juzgando ahora, dos décadas después. ¿No hemos aprendido nada? 
Es exactamente lo mismo. En el documental se escucharán audios de Mangouras a la torre de capitanía marítima cuando le ofrecen el remolque, y veremos lo injusta que fue su condena. Lo de tener un culpable que aparezca en la portada del periódico sigue vigente. 

Es uno de los periodistas que coescribe el libro Chapapote. ¿Está ya a la venta? 
Sí, salió el 24 de octubre. Mi parte denuncia precisamente la manipulación informativa.

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