El Greco Galicia atrapa a exbuzos de la Armada de Perú descargando coca

La Brigada Central de Estupefacientes y la DEA siguieron el rastro de los narcos hasta Avilés ▶ Formaban parte de una red internacional que adosaba fardos en mercantes para recogerlos en el puerto de destino

El Servicio Aeronaval de Panamá, la Policía Nacional de Perú y la Drug Enforcement Administration (DEA) cooperaron directamente con la Brigada Central de Estupefacientes y la unidad Greco Galicia, con base en Pontevedra, para desmantelar buena parte de una organización criminal internacional dedicada a transportar cocaína en mercante y recogerla, aún sumergida, en puertos gallegos y asturianos. Los especialistas antidroga apresaron a dos exbuzos de la Armada peruana metidos a narcos que, en plena faena, intentaban retirar un cargamento de algo más de 70 kilos de cocaína en una embarcación en Avilés. Los criminales pretendían retirar el alijo de la zona de los respiraderos del casco en los bajos de un mercante que había partido de uno de los puertos más calientes en lo que al tráfico de cocaína se refiere: Callao.

Los especialistas de los GEO cazaron a los dos peruanos in fraganti; un tercer compatriota suyo y un lituano cayeron en tierra

Los dueños de la droga eran, en este caso, ciudadanos colombianos, aunque con relaciones directas con criminales de Europa del Este. La cooperación entre Panamá, Perú, Estados Unidos y España resultó vital para seguir la presencia de una red que había puesto sus ojos en Galicia en busca de puertos y rutas en las que pudieran introducir droga a través de su innovador sistema. Sin embargo, y en vista de la presencia en las Rías Baixas de las fuerzas antidroga más experimentadas de Europa, decidieron apostar por una dársena cercana, la de Avilés, en la confianza de que no les seguirían hasta allí. Y se equivocaron.

Los antiguos buzos de la Armada peruana que ahora trabajaban en un negocio mucho más lucrativo para ellos eran capaces de realizar personalmente la carga de la droga en origen, viajar a destino y descargarla sin dejar rastro. Eso es lo que pretendieron hacer en esta ocasión, habiendo buceado hasta el mercante en Callao para abrir la citada tapa del respiradero y colocar los fardos que finalmente serían incautados.

En cuanto aterrizaron en España, el Greco Galicia y la Brigada Central de Estupefacientes fueron su sombra. La Policía Nacional no les iba a dejar escapar, pero tenía que cazarles in fraganti. Para ello, se mantuvieron a la espera en Avilés, donde los narcos habían alquilado un piso. Comprobaron cómo se dirigían hacia la zona del puerto, signo inequívoco de que esperaban recibir un cargamento. En cada desplazamiento adoptaban toda clase de medidas de seguridad, incluso cambiándose de vehículo, lo que no les servía para evitar las vigilancias de los investigadores de la Comisaría de Pontevedra y de la Comisaría General de Policía Judicial.

La Policía de Perú y el Servicio Aeronaval de Panamá cooperaron en un operativo muy novedoso en Europa

En cuanto supieron que el mercante que transportaba la cocaína estaba en el puerto avilesino, uno de los más importantes del Norte de España, los exbuzos, que contaban con dos personas más de apoyo (un tercer peruano y un lituano), esperaron a la noche para dirigirse al agua en busca de la droga. La Policía aguardó a que no tuviesen escapatoria y fueron los especialistas de los GEO quienes les hicieron salir a flote para proceder a su detención en el momento en el que recuperaban la mercancía oculta en el barco. Al mismo tiempo, otros policías arrestaban en tierra a los dos cómplices. Uno de ellos había regresado a la vivienda.

El saldo final fue de cuatro detenidos, todos ellos en prisión preventiva por orden judicial, 72 kilos de cocaína de gran pureza decomisados, además de dos vehículos de gama alta, diez teléfonos móviles y unos 5.000 euros en efectivo, la mitad de ellos en dólares. Y, lo que es más relevante: se puso punto y final a un entramado que llevaba tiempo colando alijos por un sistema muy novedoso.

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