La Guardia Civil intensificará su presencia en la A-6 en Lugo y en la A-52 en Ourense

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photo_camera Un control de la Guardia Civil en el presente estado de alarma. G.C.

La entrada de la fase 3 de la llamada desescalada servirá para que los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Pontevedra se tomen un pequeño respiro, después de dos semanas en las que tuvieron que multiplicarse para vigilar los tránsitos interprovinciales que, salvo por causas justificadas, estaban prohibidos en virtud del decreto del estado de alarma del Gobierno central.

A partir de este lunes y hasta la llegada de la "nueva normalidad", los integrantes del Instituto Armado con competencias en el control y la vigilancia de las principales vías de comunicación centrarán su atención en la posible presencia de vehículos que decidan llegar a las Rías Baixas desde fuera de Galicia, algo que sigue prohibido en estos momentos. Para ello, la Benemérita establece mayores controles en los principales accesos a la Comunidad Autónoma desde la meseta, en especial en la autovía A-6 que une las provincias de León y Lugo y en la A-52 que enlaza Zamora con Ourense y, como destino último, con las Rías Baixas. Tampoco olvidarán el control de la A-8 a su paso por Ribadeo, enlace entre Galicia y Asturias.

Respecto a las pasadas semanas, la Guardia Civil de Tráfico de Pontevedra efectuó un gran despliegue centrado en puntos clave, ubicados en A Cañiza, en la zona de Lalín y en las salidas desde O Salnés y Arousa hacia el Norte de la provincia. El objetivo, que cumplieron con creces, era asegurar el cumplimiento de las restricciones a la movilidad interprovincial que se mantuvo vigente hasta el domingo. Los datos de denuncias son muy bajos, lo que indica un elevado nivel de responsabilidad por parte de los ciudadanos. Se apreciaron, eso sí, excepciones, como la del coruñés que acudió a las Rías Baixas a comprar 2.000 dosis de cocaína.

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