Juan Carlos Alcaide: "La mayor esperanza de vida exige aprender a disfrutar de la madurez"

El sociólogo y consultor, experto en la denominada 'silver economy', participará este jueves en A Coruña en el IV Fórum Retos Internacionales del Ecosistema Salud
Juan Carlos Alcaide (Madrid, 1966). EP
photo_camera Juan Carlos Alcaide (Madrid, 1966). EP

¿Qué es la silver economy?
Es cualquier manifestación económica que sirva para atender a las personas mayores y sus familias, a consecuencia de que atiendan a estos —por ejemplo, que una mujer de 50 años que atiende a su madre de 80, tenga que apoyarse en ciertos servicios para atender a sus hijos adolescentes—. La silver economy se concentra de un modo más urgente en el campo de la dependencia y los cuidados, que afecta a la gran edad, los mayores de 80 años, pero en un segundo plano está todo ese envejecimiento activo de cultura, ocio...

Le he escuchado hablar de madurecescentes y viejennials.
Viejennial es un término de marketing que se refiere a un tipo de persona mayor que quiere tener un comportamiento de beberse la vida a grandes tragos, de ser un disfrutón con viajes, ocio, café con amigos, trasnochar... Como un reencuentro con la juventud con la voluntad de disfrutarla porque se tiene más tiempo y dinero. Los madurescentes serían personas mayores con comportamientos relativamente adolescentes y aparentemente inmaduros, que compran la última tecnología o caprichos, que les gusta el juego, que compran y consumen diversión.

¿Qué oportunidades puede ofrecer a Galicia la silver economy?
La parte positiva, más sonriente, es la asociada a la cultura. Son personas que demandan formación, cultura general o lo que podríamos denominar no formalmente pasatiempos. Tiene que ver con la positivización del consumo. Hay todo tipo de productos no específicos para mayores pero que se podrían orientar hacia ellos por su capacidad de consumo. En Galicia, ¿por qué no redescubrir el Camino? Los mayores son más sociables, les gusta disfrutar en grupo y compartir, vivir la gastronomía y la cultura, seguir aprendiendo...

Juan Carlos Alcaide hablará en A Coruña del presente y el futuro de la 'silver economy' que, en una comunidad envejecida como Galicia, ofrece múltiples oportunidades

¿Y la parte más negativa?
Se refiere a la dependencia, los cuidados y la soledad. Aquí hay todo un mundo en torno a tres categorías. La primera son los servicios de atención domiciliaria, donde será necesario trabajar la interoperabilidad entre la atención a las personas mayores —residencias, centros de día, atención en casa...— con la sanidad pública y privada, teniendo que armar un ejército de personas que, dependiendo de diferentes organizaciones, se encarguen de la calidad de vida y la salud. En Galicia hay grupos residenciales muy locales y va a haber una creciente concentración y competencia en las urbes y en lugares periféricos para atender las aldeas. Luego está toda la tecnología para ayudar a los mayores y sus familiares: la robótica, las apps, la inteligencia artificial, el big data, el internet de las cosas... que mejoran su calidad de vida a un coste bajo y combaten la soledad, que es una cuarta categoría de negocio. Todos los esfuerzos de capital público o privado para combatirla están llamados a tener un éxito razonable porque el problema es muy agudo.

Casi el 20% de la población gallega de más de 65 años vive sola.
Abordarlo es de una urgencia inaplazable, más desde un punto de vista social que de rentabilidad. Esta no ha de ser el motor, sino la consecuencia de la soledad, cuyo impacto indirecto en la sanidad se calcula en cientos de millones de euros por asuntos como el alcoholismo, la mala nutrición, la no adherencia al tratamiento médico, las crisis de salud, la depresión...

¿Está Galicia preparada para esta evolución socioeconómica?
Galicia y el País Vasco son las comunidades que están más avanzadas en términos de estructura, concienciación y toma de decisiones políticas. Siempre hay un campo de mejora, pero tiene las estructuras empresariales y los profesionales más preparados de España.

"Galicia podría ser un entorno atractivo para esa silver economy del disfrute del mar, del paisaje, de la calidad de vida..."

¿Algo que mejorar?
Que cuando hay concentración en el mundo de las empresas se produce un doble efecto positivo: las curvas de experiencia y las economías de escala. Cuando sabemos hacer perfectamente lo que hacemos, abaratamos los costes. Y con las economías de escala se optimiza todo el trabajo productivo. Esta concentración sería un acicate para poder equilibrar los precios y la oferta y la demanda.

¿Estos servicios permitirían además fijar población?
No cabe duda. Incluso podría resultar un entorno muy atractivo para esa silver economy que trabaja en la parte menos dolorosa: el disfrute del mar, del paisaje, de la calidad de vida. Y del clima, para el que guste la lluvia.

¿Estos conceptos de ocio no exigen hacer más hincapié en el envejecimiento activo y saludable?
Pocos hitos históricos hay tan destacables como la prolongación de la esperanza de vida lograda desde los últimos 20 años del siglo XX. Crece a razón de seis horas diarias. En el 2000, era de 76 años en los hombres y en 80 en las mujeres; hoy es de 83 y 86. Esto tiene que ver con un estilo de vida más saludable, hábitos de higiene, avances en las terapias, tecnología aplicada a la medicina, la revolución en aprender qué es o no es sano para comer... Por tanto, la esperanza de vida requiere que se nos enseñe a hacer dos cosas: planificar económicamente nuestra vida como personas mayores y aprender a disfrutar y positivizar la madurez. Hay que llenar la vida de años y los años de vida. La alternativa a cumplir años es no cumplirlos. Hay que valorar la experiencia y sacar partido a lo aprendido.

La cuestión es que Galicia tiene las segundas pensiones de jubilación más bajas de todo el país.
El sistema de pensiones, tal como está concebido, no es sostenible. Tampoco el sistema de salud, por la cronicidad de las enfermedades y la dependencia. Un tercer punto es la gran urgencia de mejorar la tecnología como vía de productividad, que confío en que genere productos y servicios más baratos a medio y largo plazo. Dicho lo cual, es completamente necesario complementar los planes públicos con planes de capitalización privada, como los hay incluso en los países nórdicos, donde hace más de 20 años que el Estado tiene el concepto del "empujoncito": incentivos fiscales y políticas activas para que las personas tengan planes de pensiones y de salud privados complementarios que puedan desatascar la sanidad pública. No hay escapatoria. Será la única forma de que el sistema no colapse.

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