Jesús González: "Entramos en un sector complejo en plena crisis siendo más competitivos"

La industria aeronáutica gallega despega y aspira a doblar el empleo en tres años

Una veintena de empresas exportaron componentes para aeronaves por 2,9 millones en 2015, un 9% más en un año
Una aeronave participante en el Criterium Aeronáutico de Galicia, celebrado en el aeródromo de Rozas
photo_camera Una aeronave participante en el Criterium Aeronáutico de Galicia, celebrado en el aeródromo de Rozas

El desarrollo de la industria aeronáutica gallega coge velocidad con la creación del polo industrial y tecnológico de drones en Rozas y las expectativas que apuntan a que en los próximos 20 años se venderán 32.600 aviones de pasajeros como consecuencia de la ampliación y la renovación de flotas que acometerán las aerolíneas para atender la creciente demanda de los países emergentes. El sector sostiene ahora 800 empleos directos e indirectos, aunque los proyectos en marcha hacen prever que "esta cifra se podría ver duplicada en dos o tres años", como indica Enrique Mallón, el presidente del Consorcio Aeronáutico Gallego (CAG).

El año pasado, 20 empresas exportaron componentes de aviones y helicópteros por 2,9 millones de euros, un 9,4% más que en 2014, en su mayor parte destinados a Argentina y Francia. Al tratarse de un sector emergente, los datos que permiten radiografiarlo todavía son escasos. No obstante, su potencial se refleja ya en que tres empresas del ramo aeronáutico y espacial ingresaron 44,2 millones en 2013 y generaron riqueza por otros 13,7, según el último informe Ardán. En otra aproximación la Asociación Española de Tecnologías de Defensa Aeronáutica y Espacio cifra en 47 las compañías en Galicia y estima que en 2014 facturaron 327 millones.

Conscientes de que la capacidad y la competitividad son básicas para proveer a los primeros suministradores de las grandes multinacionales, las compañías apuestan por las alianzas. Así surgió en plena crisis la Unión de Empresas Gallegas de Aeronáutica (Udega), que agrupa a seis firmas del metal que han visto un filón en la producción de piezas para fuselajes y motores. Juntas, ofrecen a sus clientes la gestión integral de paquetes aeronáuticos. Convencido del potencial de este sector estratégico, el presidente de Udega, Jesús González, recalca que es necesario contar "con una mayor implicación institucional en el apoyo a las pymes".

En esta línea insiste también el presidente del CAG, quien fija el reto de constituir "un verdadero polo industrial para que puedan venir más paquetes y con mayor carga de trabajo".

La expansión del sector está en marcha y se traduce en inversiones. Delta Vigo anunció recientemente la apertura en Nigrán de su cuarta planta para reforzar la actividad del grupo dedicado al desarrollo del utillaje y composites para la aeronáutica y el automóvil, entre otros nichos de negocio.

Afincada en el parque tecnológico de Galicia, Coasa, filial de la vasca Aernnova, asumió en verano parte del mayor pedido de la historia de Airbus para su filial india IndiGo, que precisa 250 aviones. De San Cibrao das Viñas salen puertas del tren de aterrizaje y ‘spares’ de los estabilizadores horizontales para estas naves, así como las pieles de los alerones para el Airbus A380, el mayor avión del mundo. Al cierre de 2014, rondaba los 340 operarios divididos entre las áreas de ingeniería, fabricación y montaje, y facturaba 42 millones.

Los contratos de Coasa se traducen en carga de trabajo para auxiliares como Laddes Works, que también está anclada en el polígono de San Cibrao das Viñas. Está especializada en el diseño y en la fabricación y montaje de componentes de fibra de carbono y ‘honeycomb’ (nido de abeja), aunque también creó una división dedicada a la comercialización de aerogeneradores de baja potencia para diversificar.

AVIÓN 'MADE IN' GALICIA. Aunque a menor escala, en Galicia también se producen aeronaves. En Portonovo, Colyaer diseña y monta aviones ligeros destinados a labores de vigilancia, fotografía aérea y aviación deportiva que, además de España, ya sobrevuelan el cielo de China, Finlandia, EE.UU. o Australia. Al margen de esta firma, hace 20 años nació en Ribadeo Construcciones Aeronáuticas de Galicia, que llegó a idear tres modelos de avionetas con denominaciones autóctonas, el Toxo, el Toxo II y el Xesta. La idea era exportarlas a Estados Unidos, pero la falta de apoyo institucional llevó el proyecto a Aragón en 2004, aunque allí tampoco prosperó.

FORMACIÓN. Con 40 socios entre ingenierías, fabricantes, empresas de sistemas, centros tecnológicos, universidades y otras instituciones, el CAG advierte sobre la necesidad de formar a ingenieros y otros especialistas. "La demanda de profesionales va a ser alta con los proyectos en marcha y, aunque las instituciones educativas gallegas están a la vanguardia en sus relaciones con la empresa, es necesario aumentar la oferta de expertos y la especificidad de los programas formativos", constata Mallón.

A la espera de comprobar el efecto tractor del proyecto que ejecutarán en Rozas Indra e Inaer, que se comprometieron con la Xunta a rubricar contratos por 42 millones con firmas locales y centros tecnológicos y a trasladar a Galicia sus dos centros de mantenimiento de drones, el presidente del consorcio apunta que la comunidad puede convertirse en "un referente europeo" en el desarrollo de aviones no tripulados. 

Fruto de la apuesta por el sector, en breve comenzará a operar en Vigo el Centro de Innovación Aeroespacial de Galicia, cuyo objetivo es potenciar proyectos tecnológicos conjuntos en Europa.

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