Erótica 2.0

"En un local ‘swinger’ te sientes como un lobo cazando en pareja"

Manuel (nombre falso), expropietario de un local ‘swinger’ y liberal, y Pedro (nombre falso), ‘cruiser’, ofrecen sus testimonios
 

Galicia destaca como una de las comunidades más dinámicas en la práctica del 'cruising'. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Galicia destaca como una de las comunidades más dinámicas en la práctica del 'cruising'. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Como una pareja de lobos que salen a cazar, los ‘swingers’ planifican sus salidas, se las imaginan y fantasean con lo que se encontrarán. Este ambiente está formado por parejas liberales dispuestas a probar nuevas experiencias en las que caben otras personas, ya sean parejas, voyeurs o terceras personas con derecho a toquetear (‘soft swing’) o a penetrar (‘full swing’).

Manuel conoce bien el ambiente porque, además de practicar ‘swinging’, hasta hace unos meses regentó un local de ambiente liberal del que prefiere no dar el nombre. "Es difícil encontrar a personas que encajen en la filosofía ‘swinger’ al 100%. En muchas ocasiones los locales tienen un ambiente demasiado sórdido, hay prostitución inducida por los propietarios dentro de ellos, así como parejas desequilibradas, en las que el hombre tiene 20 años más que la mujer", lamenta.

De este modo, Manuel entiende el ‘swinging’ como un conjunto de prácticas que se realizan en pareja. Por eso, es fundamental que las personas que participan en este tipo de ambientes tengan una vida en común, un proyecto de vida juntos y mucha confianza el uno en el otro. "Ir una noche a un local ‘swinger’ es un juego con tu pareja en el que compartís fantasías. Es más importante el antes, cuando realizáis los preparativos para esa noche, que el durante. Después también es satisfactorio comentar la experiencia, recordarla y sacar todo lo positivo", cuenta.

"Es difícil encontrar personas que encajen con la filosofía swinger y a veces los locales tienen un ambiente sórdido"

Manuel defiende un ambiente sano y amigable en el que parejas que respondan a este prototipo puedan disfrutar del sexo con libertad. "Por supuesto que las prostitutas pueden participar en estas fiestas, pero si lo hacen con sus parejas, no como un trabajo", aclara.

Así, es crítico con muchos de los locales en los que se llevan a cabo estas prácticas, ya que el interés por sacar beneficios de los propietarios perjudica mucho la calidad del sexo que se practica en el interior. "¿A ti te apetecería entrar a practicar sexo en un sitio que parece un burdel lleno de señoras vestidas de fin de año y hombres viejos que quieren tocarte sin importar si te apetece mientras suena una música anticuada? Pues eso es lo que son muchos locales swinger", cuenta. Así, defiende que cada vez se utilicen más las redes sociales para poner en contacto a parejas interesadas en este tipo de prácticas.

"En mi local poníamos música house y fomentábamos un ambiente sano. Solo podían entrar parejas y se pedía respeto para los principiantes", cuenta. Explica que la verdadera filsofía swinger consiste en respetar los deseos de los otros. "Si solo quieres mirar no pasa nada, si quieres unirte poco a poco, eres bienvenido", explica mientras recuerda que en su local las parejas nuevas que entraban eran tratadas con mucho respeto, de modo que se introducían en los juegos poco a poco, "para no agobiarlos al principio".

Manuel compara esta situación con la de muchos locales en los que los dueños, cuando entra una pareja joven, "buscan que satisfaga los deseos de los orcos que acuden al local a ver qué cae". Uno de los problemas fundamentales del swinging es que en ocasiones se confunde con la prostitución.

BDSM. Desde la aparición del libro 50 sombras de Grey, las parejas liberales se han aficionado cada vez más al BDSM, tal y como asegura Manuel. "En nuestro local teníamos una habitación para estas prácticas y a las mujeres les encantaba ponerse corsés, botas altas de cuero y esas cosas", cuenta.

De hecho, según un estudio del sexólogo Ignasi Puig, entre las personas que practican este tipo de juegos abundan más las mujeres.



Pedro (nombre falso): "O ‘cruising’ é máis emocionante que as apps de contactos"

"Saes e non sabes que che vai deparar a noite. O ‘cruising’ é unha práctica moito máis emocionante que as aplicacións de contactos". Así explica Pedro qué es para él el cruising. Es homosexual y tiene encuentros sexuales tanto a través de aplicaciones como practicando ‘cruising’. Ambas tienen cosas buenas, pero los encuentros espontáneos al aire libre cuentan con un factor sorpresa que le llama la atención. "Podes vivir situacións bobaliconas de sexo cativo, pero tamén podes ter outras máis interesantes.

Sobre el mapa gallego del ‘cruising’ prefiere no pronunciarse. "Estas zonas frecuéntanas moitos homes casados e pais de familia que non saíron do armario. É xente maior que vai a ter encontros sexuais a escondidas e non me gusta desvelar onde teñen lugar este tipo de prácticas". Sin embargo, hay zonas conocidas por todo el mundo en las que se practica sexo: los baños de estaciones de tren y autobús, áreas de servicio de autopistas (como la de la AP-9 que fue noticia por las protestas de los vecinos de Vilaboa), parques o playas apartadas.

Estes lugares frecuéntanos moitos pais de familia que non saíron do armario e non me gusta desvelar onde están situados

En su origen, el ‘cruising’ servía como una vía de escape a todos los homosexuales que tenían que ocultar su condición por seguridad en tiempos en los que estaban perseguidos. En la actualidad, no lo practican solo quienes permanecen en el armario, sino también hombres libres que disfrutan compartiendo sexo con otros hombres de forma espontánea. El paseo, el encuentro y la consumación son todo parte de un mismo juego.

No solo los homosexuales se excitan con esta experiencia. También existen personas heterosexuales a las que les gusta buscar encuentros en lugares públicos. En su caso, la práctica se conoce como ‘dogging’ o cancaneo, que se refiere a los encuentros que surgen mientras una persona pasea a su perro. Sin embargo, su presencia en este tipo de lugares es mínima. "Non é habitual, eu só atopei unha vez unha parella heterosexual practicando sexo á que logo se uniu unha terceira persoa", cuenta Pedro.

MUJERES. En el ambiente lésbico los códigos para el sexo cambian bastante, tal y como explica Pedro. "Supoño que nós, os gays, seguimos sendo homes e fomos educados como tal, por iso temos interiorizado que o sexo é para nós, mentres as mulleres o ven dun xeito diferente, aínda que sexan homosexuais", cuenta. Pedro lo comprueba también en locales para lesbianas en donde "ves que as mulleres quedan e toman un café, pero tampouco hai demasiado sexo explícito. No fondo, o patriarcado está nas nosas vidas para todo".

Pedro asegura no conocer demasiado la sexualidad de las mujeres lesbianas. "Iso é un misterio, penso que as súas formas de relacionarse son moi diferentes ás dos gays".

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