Una lucense se encuentra un jabalí en el portal cuando salía del ascensor

Iba a sacar a su perra y se topó con el animal. El jabalí se giró y arrimó su hocico a los espejos y la mujer huyó y salió por el garaje
El jabalí, en el exterior del edificio. EP
photo_camera El jabalí, en el exterior del edificio. EP

"¡Me llevé un susto de muerte! ¡No me esperaba eso en la vida! Que se abra la puerta del ascensor y te encuentres, de frente, a un jabalí con unos colmillos tremendos, mirándote como si fuese a coger el ascensor... Me puse tan nerviosa que le di a la tecla del -1 rápidamente y decidí salir por el garaje y por la puerta contraria del edificio. Jamás pensé que me podría suceder algo así".

Lo que le pasó, en la madrugada de este lunes, a Loly Matanzas –una vecina de la rúa Bidueiro, en el barrio de A Residencia– cuando salía del ascensor de su casa no se lo imaginó en su vida.

Sobre la una de la mañana, decidió sacar a la última de sus tres perros de paseo y subió en el ascensor de su portal, el número 6 de la rúa Bidueiro, dejando la puerta abierta del edificio.

A la vuelta, cuando bajaba con la perra en brazos –porque es mayor y se desorienta– se encontró, cuando llegó al portal, con el jabalí enfrente del ascensor, como si se dispusiese a cogerlo él también y comportarse como un vecino más. Loly se puso tan nerviosa al encontrarse con el bicho que cerró rápidamente las puertas y se dispuso a salir a la calle pero justo por la acera contraria a la del portal, por si se volvía a encontrar con él.

"Menos mal que la puerta del portal quedó abierta y el jabalí entró y salió libremente porque si se queda encerrado y entra alguien sí que podría haber pasado algo, al verse el animal encerrado. A mí no me hizo nada. Creo que también se asustó al verme. Se dio la vuelta y se puso a mirarse en los espejos, que dejó todos hociqueados. ¡Menos mal que llevaba a mi perra en el regazo! Si fuese unos minutos antes, cuando bajé a los otros dos perros sueltos, los hubiera matado", comenta Loly.

Ya fuera y, desde la acera contraria, Loly cogió el móvil y fotografió el jabalí, que también salió a la calle y subió unas escaleras que hay fuera con toda ligereza. "Si no llego a llevar el móvil y hacer las fotos, no me cree nadie. Se lo cuento a mi marido y me diría que estaba loca, que seguro que era un perro y no un jabalí pero así no hay duda ninguna", dice.