Mistol, ¿un invento gallego?

Un militar retirado llamado Procopio Rojo abrió en Monforte en los años 50 del siglo XX una fábrica que producía un popular detergente, que comercializó después el grupo alemán Henkel

La tienda de Procopio Rojo en Monforte. EP
photo_camera La tienda de Procopio Rojo en Monforte. EP

Botella de Mistol. EPDENTRO DEL imaginario monfortino se encuentra que el popular detergente Mistol se inventó en los años 50 del siglo XX en la ciudad y que la fórmula secreta de un producto que servía en sus orígenes para lavar loza, ropa y suelos acabó en manos extranjeras debido a que el propietario de la empresa, Procopio Rojo, fue incapaz de atender un enorme pedido al que tenía que hacer frente. El paralelismo con otras leyendas urbanas que tienen el mismo origen y el mismo final son más que coincidentes.

¿Mito o realidad? Es una pregunta que no tiene una fácil respuesta. Se sabe que Procopio Rojo no era oriundo de Monforte y que recaló en la ciudad tras la Guerra Civil como militar retirado y con un puesto en el llamado Instituto de Previsión (la actual Seguridad Social). También es constatable que disponía de una droga (como se le llamaba en aquel entonces) revolucionaria para la limpieza del hogar bautizada como Mistol. Asimismo, no es menos cierto que comenzó a producir el detergente en la Rúa Doutor Casares, en A Pena, en una casa situada entre el actual ambulatorio y el instituto de enseñanza secundaria Daviña Rey, local que se le quedó pequeño debido a la alta demanda de un producto casi mágico para aquella época.

Se guardan anuncios en los que se dice que servía para "esponjar y abrillantar lanas, sedas" y "limpiar gabardinas sin perder color ni aprestro", así como para dejar la vajilla "como nueva y conservar las manos".

El negocio le iba a las mil maravillas a Procopio Rojo, quien contaba con un avispado comercial que se encargaba de viajar por toda Galicia, León e incluso llegaba hasta la provincia de Valladolid para colocar en el mercado tan magnífica fórmula. El éxito era tal que Industrias P. Rojo buscó un nuevo local, más amplio, donde incrementar su producción. Lo encontró en una casa situada en la esquina de las calles Calvo Sotelo y Curros Enríquez, de donde salían todos los días cientos de botellas de detergente envasadas en cristal.

Corría el año 1957, cuando todos los días eran de vino y rosas para Procopio Rojo hasta que fue incapaz, dicen aquellos que se acuerdan de él y de su industria, "de facer frente a un pedido feito por franceses ou alemáns, o que lle custou a empresa".

Sea como fuese, no existen registros sobre quién elaboró la fórmula magistral del detergente Mistol. Solo se sabe que es una marca española que nació en 1950 bajo el eslogan Nacido para triunfar y que supuso un cambio significativo en el sector de la limpieza, sobre todo al envasarse, como era en caso de la  factoría monfortina, en botella de cristal para su distribución en vez de comercializarla a granel.

Era un producto multiusos que se dosificaba a base de cucharadas en función de si se quería limpiar vajilla, suelos, espejos, puertas o ropa; hasta que finalmente, ya en la década de los 60 del siglo pasado, se vendía como especialmente indicado para la loza, siendo necesarias solo tres cucharillas de café mezcladas con agua para dejar los platos limpios y brillantes,

Para que el mito, el imaginario de los monfortinos tenga respaldo, solo decir que Procopio Rojo cerró su fábrica cerca de los años 70, coincidiendo con la fecha en la que el grupo alemán Henkel aterrizó en España tras adquirir la firma química barcelonesa Gota de Ámbar. Fue cuando se hizo con la marca Mistol, en concreto en 1969, según figura en el cronograma de grupo que figura en su página web. Incluso, este puede ayudar a la fabulación de los monfortinos, pues mientras da detalles de su desembarco en España, no aporta datos precisos sobre la empresa responsable del fabuloso detergente Mistol, que más de 6 0 años después sigue en todos los hogares.

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