El obispo de la Diócesis de Tui Vigo, Luis Quinteiro, ha presidido este miércoles el funeral por las víctimas del accidente ferroviario que el pasado día 9 se cobró la vida de cuatro personas.
En el siniestro fallecieron el maquinista, José Arnaldo Moreira, de nacionalidad portuguesa y de 45 años, el interventor de Renfe Miguel Ángel Veiga, de 56 años, Joaquín Rodríguez, de 23 años, que se estaba formando como maquinista, y un turista norteamericano.
Además, resultaron heridas otras 49 personas, una de las cuales continúa hospitalizada.
Al funeral, celebrado en la parroquia de Santa María, han asistido el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y las alcaldesas de O Porriño, Eva García de la Torre, y de Mos, Nidia Arévalo, así como familiares y amigos de las víctimas.
El obispo ha señalado en su homilía que el accidente supuso "un golpe tremendo" que ha dejado "conmovidos a todos", especialmente a "muchas familias rotas" que perdieron a sus seres queridos o resultaron heridos.
Quinteiro ha destacado también la reacción "ejemplar" de particulares y de los servicios de emergencia que desde un primer instante brindaron su ayuda a los afectados por la tragedia ferroviaria.
Ha abundado en que estuvieron "a la altura de una sociedad absolutamente ejemplar", demostrando que Galicia tiene "un alma grande".
Los restos del convoy accidentado, que realizaba el trayecto Vigo-Oporto, permanecen en la estación de O Porriño bajo custodia policial a la espera de ser examinados por los peritos.
En el momento del descarrilamiento, el tren circulaba a 118 kilómetros por hora en una vía en la que estaba limitado ir a 30 kilómetros por hora, a la que fue desviada por unos trabajos de mantenimiento rutinario en la zona.
Así se desprende del análisis de una de las dos 'cajas negras' instaladas en el convoy, cuyos resultados fueron volcados la pasada semana en los juzgados de O Porriño.
Actualmente hay abiertas dos investigaciones sobre el accidente de tren, una judicial y otra dependiente del Ministerio español de Fomento.
