El policía que esquivó a Eta, logró dos medallas y dio voz a sus compañeros

Miguel González recibió un homenaje tras 43 años de servicio en la Policía Nacional, donde desempeñó durante casi tres décadas su labor como delegado autonómico de la UFP
Miguel González recibió el homenaje de sus compañeros en el restaurante Manuel Manuel. XESÚS PONTE
photo_camera Miguel González recibió el homenaje de sus compañeros en el restaurante Manuel Manuel. XESÚS PONTE

Dicen que al final ganan los que se atreven. Los que nunca se dan por vencidos. Esta determinación marcó el carácter vital y la carrera dentro de la Policía Nacional de Miguel González, jubilado recientemente.

Durante sus 43 años de servicio desempeñó diversas funciones dentro del departamento, aunque la más conocida por la opinión pública residió en su cargo como exsecretario regional del sindicato Unión Federal de la Policía (UFP), donde durante casi tres décadas luchó por defender los derechos y las condiciones laborales de sus compañeros.

Miguel González ingresó en la Policía Nacional en 1978. Tras graduarse, con 24 años, vivió en primera persona la etapa más sangrienta de la banda terrorista Eta en el País Vasco. Portugalete fue su primer destino y el periodo más convulso de su carrera.

Pasó página de aquellos acontecimientos , pero su memoria no olvida. "Ningún gobierno ha reconocido la labor que hicimos allí en aquella época". Realizaban turnos de 24 horas en patrullas de cuatro agentes, con escaso descanso, incidentes diarios y bajo escasas medidas de seguridad.

Miguel González continúa "igual de guerrero" que antes, pero dice que tiene todas las de perder frente a la sonrisa de sus nietas

ATENTADO. Su peor recuerdo le transporta a la pérdida de dos compañeros en el atentado perpetrado en 1982 en el restaurante Rancho Chileno, en Sestao. El ya ex policía solía comer en ese local a menudo, pero ese fin de semana decidió aprovechar el permiso para visitar a su familia. "Si no llego a ir a casa es posible que ahora ya no estuviese vivo", cuenta.

Después de 17 años en el País Vasco regresó a Lugo, donde se situó al frente del Sindicato Profesional, germen de la UFP, hasta su jubilación. Su lucha contra la precariedad laboral y salarial fue reconocida por sus compañeros, y pronto ocupó el puesto de responsable autonómico sindical.

Cambió la labor en las calles por debates y tensiones diarias con los mandos centrales, porque "Galicia le queda un poco lejos a la Dirección General de la Policía".

Aunque no todas sus acciones se dirimieron en los despachos. En su expediente lucen dos medallas al mérito policial con distintivo blanco que logró por su intervención en sendos atracos.

Miguel González admite que sigue "igual de guerrero" como en el ejercicio de liberado sindical, aunque reconoce que contra la sonrisa de sus nietas, de 4 y 6 años, tiene todas las de perder.

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