Pontevedra, llamada por cuarto año a solidarizarse con familiares y amigos de Sonia Iglesias

La ciudad de Pontevedra está llamada una vez más a las calles para manifestar su solidaridad con los familiares y amigos de Sonia Iglesias, que por cuarto año consecutivo piden a los vecinos que no olviden el caso de la mujer, desaparecida desde el 18 de agosto de 2010.

"Sabe más de lo que dice", ha venido repitiendo, cada vez de forma más abierta, la hermana de Sonia, Mari Carmen Iglesias, sobre quien fuera único imputado en el caso, Julio Araújo, antigua pareja de la mujer y padre de su hijo, que en otoño cumplirá 13 años.

Araújo permaneció más de dos años imputado a raíz del traslado de la causa al juzgado especializado en violencia contra la mujer, que finalmente decretó el archivo provisional de las actuaciones a principios de este mes.

En este tiempo se volvió a interrogar al imputado, se tomaron nuevas declaraciones de testigos y se volvieron a visionar pruebas gráficas, entre otras diligencias que no aclararon más la cuestión de cómo la mujer, encargada de una tienda de ropa del centro de la ciudad, se esfumó sin dejar rastro después de que su pareja, según su declaración, la llevase en el coche al centro de la ciudad en esa mañana de verano.

El suceso movilizó a la ciudad, que se organizó durante las primeras semanas para buscar pistas su paradero, con batidas frecuentes, que se sumaron a las labores policiales de búsqueda, todas sin frutos, salvo el hallazgo de la cartera de la mujer en una zona cercana a O Vao, barrio limítrofe con Poio, cercano a un lugar de menudeo de droga, pero también a la comandancia de la Guardia Civil. Ese fue todo el rastro que se encontró.

La familia llegó a solicitar el uso del georradar para buscar huesos en el monte Castrove de Poio, con el argumento de que una de las llamadas telefónicas situaría a la pareja de Sonia realizando una llamada en una zona cercana; tanto en la primera fase de la investigación como tras la imputación del hombre, el juzgado primero y la Audiencia Provincial después consideraron que los indicios eran insuficientes.

El archivo ha sido recurrido por la familia y la fiscalía, que pide además que se practique a Araújo una prueba neurológica que, a través de electrodos, analiza las reacciones cerebrales a estímulos externos y puede determinar si, por ejemplo, reconoce un lugar mostrado en una fotografía.

El test, conocido como P300, es de uso controvertido en el campo judicial, pues algunos juristas entienden que puede atentar contra el derecho de declarar contra uno mismo. Ya ha sido empleado en varios casos conocidos como el caso Marta del Castillo o el de Publio Cordón, en el que se sometió a la prueba a personas ya condenadas por los hechos.

La familia se apresta ahora a solicitar la declaración de ausencia de Sonia, pero no se resigna a seguir sin respuestas sobre su sino. Con el lema todos somos Sonia, volverán a pedir el apoyo vecinal en un recorrido por las calles de Pontevedra esta noche.

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