A prisión por castigar a su hija de diez años con duchas frías y golpes de cinturón

Le daba un 'corrreazo' por cada minuto que la menor llegaba tarde a casa o si sacaba malas notas
Imagen de archivo de una joven abatida. PIXABAY
photo_camera Una joven abatida. PIXABAY

Un padre "que no tenía claro en qué consiste este papel" ha sido condenado a dos años y medio de cárcel por maltrato continuado a su hija desde que tenía diez años en su vivienda habitual en Santiago, a través de una serie de episodios que ponen los pelos de punta y a los que la madre no pudo poner freno por residir en el extranjero. Por ejemplo, no era raro que el progenitor castigase a la niña con "duchas frías" y "golpes con la correa de un cinturón". "Uno por cada minuto que llegase tarde", si la pequeña se retrasaba en su llegada a casa después de estar con sus amigos.

"Quien justifica 'corregir' a una hija golpeándola con la correa del cinturón, es evidente que no tiene claro en qué consiste el ejercicio de la patria potestad", señala la sentencia de la sección compostelana de la Audiencia de A Coruña, que viene a ratificar un fallo previo de septiembre del año pasado, dictado por la titular del juzgado de lo Penal número 2 de Santiago, María Elena Fernández Currás, la misma magistrada que condenó a Manuel Fernández Castiñeiras por el robo del Códice Calixtino.

En su sentencia, la jueza condenaba al acusado como responsable en concepto de autor de cuatro delitos de maltrato de obra en el ámbito doméstico, hechos que recoge ahora a pies juntillas la sentencia que responde al recurso de apelación presentado por el abogado de este padre compostelano. Así, el órgano provincial considera que el procesado, ecuatoriano y sin antecedentes penales, ostentó la guarda y custodia exclusiva de su hija en el país suramericano y con la que emigró a España en 2006, mientras que su madre permaneció en la citada nación. Por razones laborales del padre, este y su hija vivieron en diferentes ciudades de la geografía española — no se especifica quién cuidaba de la niña— y en 2010 comenzaron a vivir juntos, con la nueva esposa del padre. Y lo que en principio era una alegría para la niña, que contaba entonces con diez años, por reencontrarse con su progenitor, pronto dio paso a un infierno.

"El estilo educativo del acusado con su hija era riguroso y autoritario, llegando en ocasiones, especialmente cuando se producía un consumo abusivo de alcohol por su parte, a ser agresivo tanto con ella como con su segunda esposa lo que, junto a otros factores, provocaba en la menor un sentimiento de falta de afecto y de baja autoestima con tendencia al autodesprecio y autocastigo que repercutió en su salud mental, llegando a desarrollar un trastorno depresivo de significativa entidad clínica", esgrime el fallo.

CASTIGOS EXECRABLES. Uno de los castigos que el acusado aplicaba a su hija "era obligarla a meterse en la ducha con agua fría y golpearle en las piernas y nalgas con la correa del cinturón", episodios que comenzaron "cuando la menor tenía 10 u 11 años". En otra ocasión, la menor se retrasó ligeramente de la hora que el acusado le había fijado para regresar a casa tras salir con sus amigos, y al llegar le dijo que "iba a recibir siete correazos por los siete minutos tarde".

También se valía el procesado del citado complemento textil para golpearla cuando sacaba malas notas, circunstancia debida en buena parte al estrés y depresión que padecía la niña por los episodios de maltrato.

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