La Race ya incluía la N-541 entre las más peligrosas de España antes del accidente

Los diez kilómetros entre Cerdedo y Sacos, inclusive el puente sobre el Lérez, estaban señalados debido a su alto riesgo
Izado del autobús accidentado en el puente de Pedre, el mes pasado. RAFA FARIÑA
photo_camera Retirada del bus que se precipitó al río cuando circulaba por el tramo negro de la N-541, con siete muertos. RAFA FARIÑA

Galicia ha bajado por vez primera de la decena de tramos peligrosos de carretera en el ránking EuroRap, que publica el Real Automóvil Club de España (Race). Sus expertos en seguridad vial contabilizaron nueve trazados de riesgo atendiendo a las cifras de accidentalidad entre 2019 y 2021, años que comprende el estudio, pero también en menor medida a factores como la visibilidad, el estado del firme, el peralte de las curvas o el número de sectores con adelantamientos comprometidos. Son cuatro tramos menos que en la pasada edición de este informe, que analizaba datos de 2018, pero la buena noticia debe tomarse con ciertas reservas al caer en la cuenta de que, pese a la mejora, la comunidad sigue siendo la que más carreteras aporta a esta poco honrosa lista estatal.

Una clasificación en la que, pese a datar de dos años atrás, ya asomaba como crítico un tramo de la N-541 entre Cerdedo y Sacos. Diez kilómetros y medio de serpenteante trazado que, a la altura de Pedre, discurre por encima del río Lérez en un puente. Es el mismo del fatídico accidente de Nochebuena, con siete fallecidos al caer un autobús al río.

En esos mismos diez kilómetros murieron dos personas y otra resultó herida de gravedad entre 2019 y 2021, un saldo desproporcionado para una carretera por la que transitan al día apenas 3.000 vehículos y que previsiblemente liderará la estadística del próximo EuroRap, al contabilizar ya los funestos datos de 2022.

En A Estrada

De los nueve tramos de carretera incluidos en el informe, dos transcurren por la provincia de Pontevedra. Además de la citada y tristemente conocida travesía, figura también en este poco honroso ránking un trayecto de la comarca de Tabeirós-Terra de Montes: diez kilómetros y medio de la N-640 entre Foxo y A Estrada. Un tramo que, a simple vista, no parece conllevar peligrosidad al constar de tres largas rectas; el problema es una curva que hay en medio, a la que no pocos automovilistas llegan a más velocidad de la recomendable –y permitida–.

Tampoco es un nudo de curvas, sino todo lo contrario, el tramo que lidera la estadística gallega: el que transcurre entre Coles y Vilamarín por la N-525, el único que se cuela en el top diez estatal de EuroRap. Lo hace, eso sí, como noveno más peligroso del país, lo que supone una muy significativa mejora respecto a la anterior edición del ránking, correspondiente a 2018, cuando los dos trazados de mayor riesgo de toda España se situaban en Galicia: los diez sinuosos kilómetros de la N-541 entre Boborás y Sonelle, en Ourense, y la célebre travesía de la N-642 entre Ribadeo y la vecina Asturias.

Así las cosas, se evidencia que los conductores gallegos deben circular con más precaución que sus homólogos de otras zonas. Y es que las siniestralidad endémica de las vías de la comunidad –con 89 muertes el pasado 2022– no obedece a que los gallegos beban, se droguen o se despisten más que en otros lugares, sino que la peligrosidad de las carreteras tiene mucho que ver, tal y como refleja el estudio.

No en vano, la comunidad es la tercera de España con más kilómetros de riesgo elevado: 230,3, solo superada por las dos Castillas. Y esta circunstancia supone que circular por el 10,8% de la red viaria autonómica supone un ejercicio de riesgo, un porcentaje inasumible en pleno siglo XXI.

Resto de tramos negros

Puntos negros de las carreteras gallegas entre 2019 y 2021

En esta décima parte negra de la red viaria gallega se incluyen, además del citado tramo ourensano de la N-525 que lidera el ránking gallego, un extenso trazado de 23 kilómetros de la N-120 entre A Rúa (Ourense) y Quiroga (Lugo) y otro de N-547 entre Palas de Rei y Melide. En la provincia de Lugo también figuran, en segunda y tercera posición autonómica respectivamente, once kilómetros de la N-6 de Rábade a Begonte y una travesía de la N-640 que discurre entre Antas de Ulla y Monterroso, también de once kilómetros.

En la lista negra también se nombran, en Ourense, quince kilómetros de la N-532 desde Verín a la Raia portuguesa, un tramo de la N-525 que se extiende por la comarca de A Limia.

Por múltiples factores, un automovilista gallego debe de ir más atento y tener mayor destreza al volante que un madrileño, un valenciano o un extremeño

Clima y dispersión

Por si fuera poco, los conductores gallegos no solo deben convivir con el hecho de tener que circular por una de las redes viarias autonómicas más inseguras, con una décima parte marcada en rojo por la Race. A la peligrosidad de las carreteras hay que añadir menos luz, más lluvia y una dispersión geográfica que multiplica los desplazamientos, ingredientes que, por desgracia, acaban de redondear un cóctel fatal para la seguridad vial.

Unos y otros factores se traducen en que, en el día a día, un automovilista gallego debe de ir más atento y tener mayor destreza al volante que un madrileño, un valenciano o un extremeño, quienes, además, transitarán más por autovías y autopistas al no contar sus comunidades con la dispersión congénita de Galicia. Y este factor es otra mala noticia, habida cuenta de que la apuesta del Estado se se centra en la construcción y mejora de las vías de alta capacidad, es decir, autovías y autopistas, mientras que las nacionales han quedado fuera de la agenda de infraestructuras.

Galicia saldría peor parada si el estudio contase comarcales

El estudio de Race aclara que "no se han tenido en cuenta aquellos tramos que presentan unos datos de tráfico inferiores a los 2.000 vehículos al día", de ahí que no se contabilicen carreteras comarcales o locales.

Y esta circunstancia favorece, en términos estadísticos, a Galicia, puesto que su elevada dispersión geográfica motiva una nutrida red secundaria que, además, es muy utilizada. Todo lo contrario que en otros territorios, donde la mayoría del tráfico se articula a través de vías de alta capacidad y, aunque sí existen comarcales y pistas, son menos y están prácticamente desiertas.

Accidentes nocturnos

Esta dispersión geográfica hace que en Galicia se utilice más el coche para todo. También para ir de copas, por lo que cada fin de semana miles de jóvenes que viven en núcleos pequeños comienzan y acaban la fiesta en un vehículo. Por desgracia, algunos de ellos nunca regresan.

Conducir de noche con la consiguiente merma en visibilidad, la impericia de los que llevan solo unos meses con carné o la presencia de alcohol y drogas resultan en un cóctel fatal.

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