El rupturismo sale de hibernación

A medida que se aproximan las elecciones municipales resucitan viejas fricciones entre los socios de En Marea. La insistencia de Podemos en reinvindicar su marca y más protagonismo para 2019 agita el espacio 

Carmen Santos y Luís Villares. PEPE FERRÍN (AGN)
photo_camera Carmen Santos y Luís Villares. PEPE FERRÍN (AGN)

La archifamosa marmota 'Phil' pronosticó el pasado 2 de febrero desde su madriguera de Punxsutawney (Pensilvania) que quedaban seis semanas más de invierno, un plazo que se cumplirá este viernes y que En Marea parece dispuesto a seguir a rajatabla. Tras unos meses de relativa tranquilidad en los que la labor política apagó el ruido interno, el partido instrumental saldrá de hibernación de forma oficial este sábado, en un plenario donde, entre otras cosas, fijará la hoja de ruta de cara a las municipales de 2019 y tratará de atar algo más en corto al grupo homónimo que opera en el Congreso.

Sin embargo, parece que algunos de los socios de la alianza ya llevan un tiempo desperezándose y con el modo electoral activado, lo que irremediablemente resucita viejas fricciones en la izquierda rupturista, que hasta ahora dedicó tanto esfuerzo a romper con el bipartidismo como a romperse a sí misma. Y es que ya se sabe que en el mundo de la política,  cada vez que se acerca una cita con las urnas, nadie quiere quedarse fuera de la foto.

La primera en asomar la cabeza fue Carmen Santos. La responsable de Podemos Galicia llegó el fin de semana de Madrid con órdenes claras bajo el brazo: consultarán a sus bases si quieren presentarse "en coalición" con otras fuerzas y plataformas municipalistas en 2019 y si desean que la marca Podemos figure en la candidatura. Eso sí, A Coruña, Santiago y Ferrol quedan fuera de esta norma porque los gobiernos ya constituyen "marcas consolidadas".

Tras unos meses de tregua interna, En Marea acaba de activar el modo electoral, con todo el componente de inestabilidad que eso implica

En el fondo, no se trata de nada nuevo. El empeño de Podemos por reivindicar su marca y más protagonismo en los movimientos locales es una vieja demanda de Santos, que estos días insistió en que la palabra Podemos "abriu unha vía de esperanza" en 2014 desconocida hasta entonces, por lo que su adición a las marcas electorales municipales sería importante en términos de "identificación" para la ciudadanía. 

La parlamentaria de En Marea argumenta que el partido morado ya aportó mucho a nivel local al espacio rupturista en 2015 sin exigir concejales ni nada a cambio, como cuando "se deixou a pel" para hacer alcalde a Xulio Ferreiro, por lo que es hora de cambiar el chip. "Gustaríame poder participar máis e ter máis representación, porque senón é estar e non estar", reflexionó la de Porto do Son, crítica con el papel de "observadores" que cree que muchas mareas municipales le dan a Podemos. Sin embargo, para algunos actores internos de En Marea, la demanda no deja de ser una forma ‘elegante’ de reclamar puestos, cargos y concejalías

CRÍTICAS. Las críticas al debate abierto por Podemos sobre las marcas no se hicieron esperar. Algunos en voz alta y otros en voz baja, pero la propuesta de la consulta impulsada por Pablo Iglesias desde Madrid no gustó en general. "Introduce un elemento de disputa interna nun momento no que non ten sentido", asegura un notable del espacio rupturista que teme que En Marea se "enrede" en siglas y marcas de aquí a las municipales en lugar de buscar las mejoras candidaturas. "Sería moi prexudicial", reflexiona. 

El empeño de Podemos por reivindicar su marca y más protagonismo en los movimientos locales es una vieja demanda de Santos

A cara descubierta hablaron el alcalde de Santiago, Martiño Noriega, o Luís Villares, portavoz de En Marea. El primero recuerda que lo que suma es "a unidade popular e non as marcas"; mientras que el segundo no ve sentido a la propuesta de Podemos de consultar a las bases porque entiende que no solo están consolidadas Marea Atlántica, Ferrol en Común o Compostela Aberta sino que la propia En Marea, Ourense en Común o las mareas de Pontevedra y Vigo son proyectos "sobradamente recoñecibles" y afianzados. "Non é necesario estar gobernando para que unha marca estea consolidada", argumentó el lucense.

Sin embargo, Santos reduce ambas reflexiones a "opiniones" y les pide "respecto" a la democracia interna de cada partido. 

En este contexto y a las puertas de un plenario donde parece que el sector rebelde o menos oficialista optará por ausentarse, la única conclusión segura es que, tras unos meses de tregua interna, En Marea acaba de activar el modo electoral, con todo el componente de inestabilidad que eso implica. Y el hecho de que tanto Santos como Villares sean líderes bastantes cuestionados en sus respectivos espacios propicia que esas tensiones internas acaben saliendo a la luz, ya que siempre hay algún crítico dispuesto a airearlo todo por desgastar a su rival interno, sin tener en cuenta muchas veces que lo que se erosiona en realidad es la propia marca En Marea.

Eso es lo que lleva ocurriendo desde 2015, porque aunque el partido instrumental nació como proyecto de adscripción individual donde se sacrificaban siglas y cuotas internas en favor de la unidad, esta filosofía no se entendió por parte de algunos actores que se empeñaron en mantener sus parcelas internas de poder llamadas EU, Anova, Podemos, Cerna... 

Ahora, lo bueno de salir de la hibernación es que los focos mediáticos volverán a posarse en En Marea. Pero siempre con el riesgo de que apunten más hacia los líos internos que a la acción política.

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