"Solucionar el problema demográfico gallego sin atraer a gente de fuera es una quimera"

A las puertas de cumplir 10 años en la Xunta, Feijóo recuerda la Galicia que heredó en 2009 y realiza su propio diagnóstico: está hoy mejor a nivel económico y social

Alberto Núñez Feijóo (Os Peares, 1961). PEPE FERRÍN
photo_camera Alberto Núñez Feijóo (Os Peares, 1961). PEPE FERRÍN

En marzo cumplirá una década como presidente de la Xunta de Galicia. ¿Qué balance hace?
El primer balance es de gratitud con los gallegos, que me dieron la oportunidad de ser presidente tres veces consecutivas en un momento en que las mayorías son un recuerdo del pasado.

A partir de ahí creo que Galicia, pese a gestionar con menos dinero y en medio de una profunda recesión, tiene más servicios públicos: el doble de guarderías, de 14.000 a 60.000 dependientes atendidos, el menor fracaso escolar de su historia, una media superior a España y la OCDE en el informe Pisa y estamos construyendo un nuevo servicio gallego de salud desde el punto de vista de infraestructuras, tecnológico y de servicios: al final de la legislatura, el 90% de gallegos acudirá a un hospital nuevo, reformado o en obras.

En tercer lugar, diría que tenemos una economía más sana y competitiva, con récord de exportaciones. Y por último, priorizamos lo que une para vivir en una sociedad más compacta, no fragmentada ni dividida.

[El propio presidente ya anticipa la siguiente pregunta] 
Y sobre qué queda por hacer, hay una cosa que me tiene obsesionado: conseguir desde Galicia implicar a Estado, concellos y diputaciones en las políticas de natalidad, que es el primer problema estructural de Galicia. La segunda cuestión es activar toda la riqueza instalada en el sector forestal y agrario: sabemos qué queremos hacer y tenemos experiencia, así que confío en dejar diez o quince proyectos piloto con 5.000 o 6.000 hectáreas antes de 2021.

Sobre demografía, ¿tiene en mente la Xunta algún plan estratégico?
Creamos el observatorio demográfico y llevaremos al Parlamento la primera ley de demografía de Galicia. Traté de convencer a Rajoy de que crease un organismo del Estado para la demografía y lo hizo, pero con la moción de censura no se concretó. Ahora, la inestabilidad política de España impide las propuestas.

Rural: "Nunca antes tuvimos tanto interés y tantas solicitudes de inversiones agroforestales; casi hemos agotado los fondos de la UE"

Pero desde Galicia activamos a ocho comunidades que representan el 51% del territorio y el 26% de la población en un frente común por la demografía y, ligada a ella, la financiación. Y tenemos que seguir liderando esta cuestión en Europa, para que forme parte de la política de incentivos y fondos comunitarios. Pero lo fundamental es un pacto con las diputaciones y los alcaldes que salgan en mayo, ya que si a las medidas de la Xunta le sumamos de forma coordinada recursos de concellos y diputaciones, que la mayoría tienen excedente presupuestario, Galicia debe ser un lugar atractivo para tener una familia. Eso sí, sin políticas estatales ni europeas, lucharemos contra un gigante con armas absolutamente insuficientes.

Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta. PEPE FERRÍN¿Es más fácil atraer a gente de fuera que fomentar la natalidad?
Es más fácil, pero es imprescindible hacer las dos cosas. Con la decadencia demográfica iniciada en 1980, la falta de políticas en la materia en 30 años y con el actual número de jóvenes en edad fértil, solucionar el problema demográfico gallego internamente es una quimera. Tenemos que incorporar a gente, sobre todo joven, y en ese sentido ya sacamos plazas de posgrado y FP para retornados.

Pero decir que en Galicia se va más gente de la que viene es una leyenda urbana, porque en el periodo 2009-2018 el saldo migratorio es positivo en 27.000 personas, incluso entre jóvenes de 18 a 34 años. En España siempre faltó una política inmigratoria, pero hay que planificar qué queremos. Por ejemplo, priorizar a españoles residentes fuera, que son más de un millón, a sus descendientes y a los emigrantes hispanoamericanos, por la proximidad de su lengua y cultura. Sin prejuicio de adoptar otras medidas, claro.

Llegamos al ecuador de la "legislatura del rural". ¿Se ve ya algún efecto de las políticas aplicadas?
Sí, porque nunca antes tuvimos tanto interés y tantas solicitudes de inversión agroforestal; de hecho, casi hemos agotado los fondos europeos hasta 2021. En el lácteo pasamos momentos complejos con los precios y la liberalizaron de las cuotas, pero seguimos en pie y hoy tenemos la producción más importante de nuestra historia. Y hay tres proyectos en marcha, Inleit en Curtis, Entrepinares en Vilalba y una nueva planta de Celta, con los que retiraremos del mercado un 10%-15% de leche líquida para transformar. Tenemos que profesionalizar el sector.

¿Y en el ámbito forestal?
La gente ya acepta que si ordenamos el sector forestal es una fuente de riqueza. Notamos en verano que, tras la ola de fuegos de octubre de 2017, hay más compromi
so de alcaldes y ciudadanos con la limpieza de franjas perimetrales y prueba de ello es que fue el mejor año de incendios junto a 2008 y 2014.

Futuro: "Tomé una decisión y ya está, para lo bueno y para lo bueno y para lo menos bueno; mi contrato acaba en 2020"

Detectamos como los dueños de terrenos en desuso aceptan ponerlos a disposición de la comunidad para que busque gente que quiera invertir. Y también percibimos una cosa importante: que en un país minifundista como este es imposible hacer cosas en el ámbito agrario sin un buen catastro. Galicia es la única comunidad que no cobra por cualquier transación en el ámbito rural, sea para comprar, vender o permutar una parcela, y esa es la mayor incentivación posible para regularizar el catastro.

El plan forestal es vital, pero a veces da la sensación de que su debate se reduce a eucalipto sí o no.
El tema forestal es más complejo que eucalipto sí o no. Lo que necesita Galicia es mantener un bosque diverso. La ordenación que tenemos prevista es crecer más en pino, segundo en frondosas y tercero, en eucalipto. Lo que pretendemos es que este último no avance en terrenos agrarios ni se mezcle con frondosas ni pinos.

Acaba 2018, año en el que tuvo que decidir entre Galicia y Madrid. ¿Cree que tendrá que enfrentarse de nuevo a este dilema?
Nací en un pueblo por donde pasan trenes y bajan tres ríos y nunca vi que las aguas volviesen río arriba ni los trenes que iban en una dirección fuesen marcha atrás. Es lo que puedo decir y es mi experiencia. Tomé una decisión compleja, no porque no supiese que tenía que cumplir un compromiso sino porque decepcionaba a compañeros no gallegos que creían que tenía que dar ese paso. Y esa decisión está tomada, para lo bueno y para lo menos bueno. Mi contrato acaba en 2020.

¿Y cómo ve el futuro? ¿Acabará en realidad ese contrato en 2020?
En política, hoy, nadie en España puede decir que será presidente hasta septiembre de 2020, salvo aquí en Galicia. Es toda la información que tengo y decir cualquier otra cosa es improvisar.

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