Tercer ataque de orcas a un velero en la última semana

Los cetáceos dejaron sin gobierno al Carissa, con seis personas a bordo que resultaron ilesas
photo_camera Ataque de orcas el año pasado en aguas gallegas. VÍDEO: COMISIÓN NAVAL DE REGATAS DE FERROL

El Extra Mile en A Guarda, el Le Sterne frente a la isla de Sálvora y, este domingo, el Carissa en Fisterra. Es la lista de los veleros que fueron blanco de los ataques de orcas en la última semana en aguas gallegas, algo que se está convirtiendo en habitual.

Este fin de semana dejaron sin gobierno el Carissa, con seis personas a bordo que fueron rescatadas ilesas por Salvamento.

El viernes Salvamento Marítimo ya había tenido que remolcar hasta Ribeira un velero francés incapacitado para navegar por la rotura del timón tras la acometida de una orca. Los tres tripulantes del Le Sterne habían lanzado su aviso a las 11.45 horas solicitando asistencia a 1,5 millas al oeste de la isla de Sálvora, en la boca de la ría de Arousa. Fue movilizada la Salvamar Sargadelos, que remolcó al club náutico de Ribeira al velero francés, a donde llegó a las 14.23 horas. No se produjeron daños personales.

En todo caso, las autoridades están alerta y recomiendan precaución para las pequeñas embarcaciones en la zona, después de que el jueves el velero británico Extra Mile, con dos tripulantes a bordo, sufriese también el ataque de orcas a unas cinco millas de A Guarda. También en este caso, la embarcación británica sufrió la rotura del timón.

Se trata del mismo comportamiento que presentó otra manada de orcas —puede incluso ser la misma— que este verano complicó la navegación de recreo en la zona del Estrecho. Allí se registraron al menos 69 interacciones, de las cuales 30 precisaron remolque por perder el timón.

También se vio el verano pasado en aguas gallegas, cuando una enorme manada de estos cetáceos, bautizada como las Gladis, provocó tantos sustos que obligó a suspender la navegación recreativa en parte del litoral.

Las explicaciones científicas apuntan a que es un mecanismo de defensa tras recibir ataques por parte de pescadores, con los que se disputan los atunes y otras presas. Así, identifican al barco como potencial agresor y se defienden.

Por su parte, la asociación ambientalista Circe, que en verano solicitó al Gobierno un plan con medidas para evitar estas interacciones, sostiene que se trata de ejemplares acostumbrados desde jóvenes a acercarse a las hélices de los barcos en el Estrecho de Gibraltar para jugar mientras sus madres cazaban y que, al crecer, ahora llegan incluso a partir elementos móviles. Avisa además de que responder de forma agresiva a sus interacciones, o parar y dejar el barco al pairo, puede ser visto como una reacción a su juego. Por ello, aboga por no acercarse o, en todo caso, ignorar a los cetáceos.

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