El 'veroño' puede ser una amenaza para la salud y el estado de ánimo

Aunque retrasan la astenia estacional, las altas temperaturas pueden hacer que la gente esté más susceptible, irritada o incluso violenta

En 2030 uno de cada cuatro españoles serán alérgicos al polen. ARCHIVO
photo_camera En 2030 uno de cada cuatro españoles serán alérgicos al polen. ARCHIVO

Como sucedió en 2017, este año el otoño vuelve a retrasarse. Hace ya una semana que empezó oficialmente, pero las temperaturas diurnas son más propias del periodo estival y esta semana se han llegado a superar los 30 grados. Según las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), este mes de octubre será más seco de lo normal, una situación que se espera que se compense con las lluvias de noviembre y diciembre. Las temperaturas también continuarán más altas de lo habitual durante este mes y, al producirse su bajada más tarde de lo común, el cuerpo y el estado de ánimo de las personas se pueden ver afectados.

Las altas temperaturas generan además cierta euforia, sobre todo entre aquellas personas que se encuentran cerca del mar o de una piscina

Así, el otoño es uno de los grandes enemigos del estado de ánimo, produciendo un efecto que se conoce como astenia estacional (que hace que la gente esté más cansada, apática, irritable y tenga somnolencia). Al retrasarse la llegada de la estación en términos climáticos, los cambios emocionales propios de este efecto se retrasarán,  por lo que se juntarán con los del cambio de hora y el trastorno estacional llegará con fuerza, ya que al frío se unirá la reducción de exposición solar, que provoca cambios hormonales en la segregación de serotonina y melatonina, responsables del control biológico y de las emociones.

Baño refrescante en MonforteLas altas temperaturas generan además cierta euforia, sobre todo entre aquellas personas que se encuentran cerca del mar o de una piscina. Sin embargo, si no existe agua cerca, también pueden llegar a provocar bajones, sobre todo por la pérdida de sal y la bajada de presión arterial. Además, cuando hace mucho calor las personas están generalmente más susceptibles e irritadas.

Según algunos estudios, como un trabajo publicado en la revista Science en el año 2013, las temperaturas elevadas aumentan la cantidad de conflictos violentos interpersonales y los conflictos bélicos. Además, mientras que la ansiedad tiende a disminuir cuando aumentan las temperaturas, las personas también son más propicias a sufrir depresiones y a tener el ánimo más bajo de lo habitual.

Las altas temperaturas y la falta de precipitaciones hacen que haya unas tasas de polución más elevadas de lo habitual

El cuerpo también se resiente con la meteorología actual. Por un lado, las grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche hacen que el riesgo de resfriados, gripes o incluso alergias respiratorias aumente. Además, estos cambios bruscos también afectan a quienes padecen migrañas, porque el calor dilata las venas y capilares y el frío las contrae, desencadenando jaquecas en las personas que son más propensas.

Por otro lado, el ser humano duerme mejor cuando está sometido a bajas temperaturas. Y es que, cuando la temperatura del cuerpo disminuye, el cerebro se prepara para entrar en la fase de sueño y vigilia. Sin embargo, en las épocas de calor la situación es muy distinta, y se suelen caracterizar por el llamado ‘insomnio ambiental’.

Las altas temperaturas y la falta de precipitaciones hacen que haya unas tasas de polución más elevadas de lo habitual, por lo que aumentan los problemas de respiración e incluso de dermatitis atópicas o eccemas y los problemas cardiovasculares. Y al hacer sol durante más días las plantas tienen una multifloración atípica, por lo que se produce un aumento de las dolencias relacionadas con alergias.
 

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